Lady Gaga

Miguel Depáramo: «En la música no hay leyes, prima la libertad absoluta»

El «show» Music Has No Limits», del que es uno de los fundadores, fusiona todos los géneros y épocas y continúa su gira por toda España.

Miguel Depáramo: «En la música no hay leyes, prima la libertad absoluta»
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El «show» Music Has No Limits», del que es uno de los fundadores, fusiona todos los géneros y épocas y continúa su gira por toda España.

Cierren los ojos e imaginen salir de la Ópera de Viena para entrar en el Pachá de Ibiza y, segundos después, escuchar a Michael Jackson o Lady Gaga. Continúen con los ojos cerrados y piensen en una mezcla de la música clásica de Bach, con el rock de U2, la salsa de Gloria Estefan o el soul de Prince. Ábranlos y vean, oigan y sientan cómo «Music Has No Limits» rompe las reglas de la música para poner al público de pie sobre sus butacas. Más que de un espectáculo, se trata de un «show» en el que todo vale, con un elenco conformado por violines, baterías, cantantes soprano, guitarras, teclados... Se trata, en definitiva, de un popurrí, de una «playlist» que está dando la vuelta al mundo y continúa su gira por España. Miguel Depáramo, uno de sus fundadores, es un abogado que defiende los derechos de la música y que demuestra que ésta no tiene leyes, ni límites, y que todos los géneros pueden mezclarse.

–¿Es posible fusionar todos los géneros?

–Lo estamos haciendo y es impactante. No solo fusionarlos sino transformarlos para que todo sea una sorpresa continua por no saber qué será lo siguiente que sucederá. El espectador puede estar escuchando rock con una guitarra y, cuando cree que va a terminar, aparece una soprano para luego pasar a la electrónica, como si estuviera en Ibiza.

–¿A qué suena esa mezcla?

–A «Music Has No Limits», a libertad musical total, a esa «playlist» que todos tenemos en nuestra cabeza.

–¿Dónde está el gusto, en la variedad o en la fusión?

–Es una mezcla, aunque realmente se basa en la sorpresa. Nuestro «target» está conformado por gente de todas las edades y gustos musicales. Vienen a vernos desde niños a abuelos de 80 años.

–Pues mezclar el house con la música clásica...

–Eso es lo más guay (risas). No se trata de buscar lo más extremo, sino de conseguir que suene a nuestra música, a un nuevo género: el de los «ilimiters».

–¿Cuáles son los límites?

–En la música no los hay, todo puede llegar a mezclarse, hasta la ópera con el flamenco y la electrónica.

–Es decir, que ir a verles es como estar en Ibiza y Viena a la vez.

–Exacto. Se pasa de estar en la Ópera de París a un club de Ibiza. Y luego de un concierto de rock a un cabaret de Berlín. Transportamos al público a diferentes estadios.

–Vamos, una auténtica fiesta...

–Y apta para todo el mundo. Los espectadores se ponen de pie en las sillas. Lo viven y van entrando poco a poco en el espectáculo. Acaba en un éxtasis musical.

–Pero, realmente, ¿se imagina a Bach y a Michael Jackson sobre un mismo escenario?

–Sería brutal, eh. Estoy seguro de que si Bach, u otro clásico, se hubiera podido crear su «playlist» y no ceñirse a un solo género lo hubiese hecho.

–Ustedes saltan de una época a otra en milésimas de segundo...

–No llevamos ningún hilo conductor basado en el tiempo, podemos recorrer cientos de años en unos minutos.

–El «show» cuenta con artistas de 14 nacionalidades distintas. ¿Cómo se entienden?

–En inglés (risas). Pero lo que sucede encima del escenario no entiende de idiomas, ya que el de la música es un lenguaje universal. Todos los que lo configuramos creemos que éste tiene que ser el mejor espectáculo musical que exista.

–Usted es un pianista autodidacta que aprendió de oído, ¿no?

–Así es. Llevo tocándolo desde los siete años y nadie me enseñó. Lo descubrí yo mismo, y eso me ha dado la libertad de aprender mucho y saber que todos los géneros se pueden mezclar.

–Cuénteme cómo termina un abogado experto en banca mezclando todos los géneros musicales.

–Al final, uno tiene que hacer lo que realmente le apasione y crea que puede hacer bien. De todos modos, nunca ejercí de abogado. Trabajé como gestor en la banca. Estudié cómo defender los derechos y he terminado defendiendo los de la música, es verdad. El mío es un trabajo agradecido porque haces muy feliz a la gente. Y eso no tiene precio.

–De acuerdo, pero ¿cuáles son las leyes de la música?

–En la música no existen las leyes, todo vale, prima la libertad absoluta.