¿Tienes fuego?

Paco Clavel: «¿Tamara Falcó? ¿Esa quién es?»

«Puedo ir desde una sinfonía de Mahler a un hit de Luis Aguilé o Georgie Dann», asegura el cantante y showman

Paco Clavel.
Paco Clavel. © Jesús G. FeriaLa Razón

Está tan acostumbrado a que la gente se vuelva a su paso que ya ni repara en ello. Este artista y hombre de gran cultura popular es como un árbol de navidad en movimiento que siempre ha ido a su aire, sin ceder a las tiránicas modas ni a las corrientes musicales que imponen los medios generalistas. Ha grabado discos imposibles de clasificar –«Pop cañí», «Cutrelux», «Glam Zelestial»–, mientras esparcía, y esparce, su sabiduría musical en distintos programas de radio, algunos de ellos históricos. Nació en Iznatoraf (herencia árabe), en Jaén, pero su patria no tiene otra bandera que la de la audacia y la curiosidad sin fin.

En los 80 inventó el «cutreLux». Defínalo con sus propias palabras.

Es un concepto divertido que nos inventamos en los 80 y que aunaba lo cutre y el lujo, ambas palabras entre comillas. Consiste en llevar cosas cotidianas, ordinarias, como utensilios de cocina y elementos de los supermercados, al «lujo». Eran guiños. Como hicieron, pero otro rollo, Warhol y toda esa basca.

Tuvo un espectáculo con ese nombre, al que le sucedió otro, «guarry-pop». Este fue una crítica mordaz a la sociedad del momento. ¿Sigue vigente?

El «guarry-pop» no cambia nunca. Quieras o no, estamos politizados por todo lo que nos rodea. Aunque quieras ser libre, estás en la rueda. Lo más lógico sería hacer una especie de minicomuna y que el rollo de entrar en el sistema fuera menor. Pero, o eres un «clochard», un vagabundo, o estás metido en todo este jaleo. Siempre ha sido así, no es algo nuevo.

Hay títulos de canciones de los 80 impagables. ¿Cree que hoy día falta imaginación?

En la década de los 60, que es la que más me gusta, hay títulos increíbles. Creo que la gente ha perdido el rollo lúdico de la música. Que tú la puedas cantar cuando estás fregando tus platos de plata, ja, ja, ja. Porque creo que la música debe ser popular.

Es un amante de la copla y el pop. ¿Qué opina del reguetón y el trap, los géneros que reinan ahora entre los jóvenes?

Ciertas canciones me hacen gracia, pero no soy mucho de reguetón. Me he aislado de ese tipo de música porque me parece monótona. Pero si a la gente le gusta y la canta y la baila, pues okey.

Cantó con Susana Estrada, mito erótico de la Transición, el tema «La banana» para un disco de duetos. No pudo elegir mejor compañera.

Yo me arrodillé cuando la vi, le recé un poquito. Es una señora muy simpática y muy predispuesta. Son canciones a las que les puedes dar el sentido que quieras: «La banana es una fruta / que se cría aquí en España. / La banana es una fruta, / que es de las Islas Canarias. / La banana es muy gustosa / y es más dulce que la miel. / La banana, pa’ comerla, / hay que quitarle la piel, / la piel, la piel, la piel, la piel». Y luego ofrece la banana: «¿Quiere “usté” una banana? / Mire qué hermosa es. / Si usted quiere se la pelo / y se la come después». Yo puedo ir desde una sinfonía de Mahler a un hit de Luis Aguilé o Georgie Dann, o de alguno de los grandes de la música pop española.

¿Qué fue la Movida?

Eso digo yo, ja, ja, ja. A las cosas les tienen que poner un nombre. Después de la época franquista, en el 75, cuando murió Paquito, la gente tenía muchas ganas de libertad, de hacer cosas, y en cada sitio había una Movida. En Madrid había movidas de barrio, los heavies, el pop/rock, etcétera. Pero la han magnificado demasiado.

Fue, en esencia, un alegrón. Un despendole.

Sí. La gente estaba por la labor, se divertía, se dispersaba. Luego se reformaron musicalmente y tocaban mejor, pero al principio los que tocaban bien no se comían una rosca. Era un punk a la española, entre comillas.

¿Qué es el glamur?

Sencillez, pero con elegancia. Tienes que ser una estrellona con un punto y una coma.

¿Quién es más elegante, usted o Tamara Falcó?

¿Tamara Falcó? ¿Esa quién es?

La radio es su segunda casa. Ha colaborado en programas que permanecen en la memoria sentimental, como «Escápate, mi amor» (Radio 3). ¿Siempre nos quedará la radio?

La radio quedará porque puedes escucharla mientras barres la casa. La televisión tienes que estar pendiente, con los dos ojos, a ver la guarrería que te echan. Yo soy muy de radio, siempre he estado involucrado en muchos programas, en Radio 3, en la SER, y he conocido a gente maravillosa que ya no está, como Françoise Hardy, y sigo en RNE 1 y Radio 5 Todo Noticias, donde tengo una sección que se llama “Quesitos”.

Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». Señor Clavel: ¿tiene fuego?

¿Y tú qué me vas a dar? Ja, ja, ja.