Opinión

En solfa: Vivir de las rentas

Les toca a ustedes ir rellenando cada uno de estos seis apartados. Son buenos acertijos para estos días de vacaciones y ¡seguro que encuentran más de un ejemplo!

Kynan Johns ha dirigido a la Orquesta Sinfónica de España durante el concierto de Año Nuevo
Una orquestaKiko Hurtado

El rentista está muy desprestigiado en estos tiempos de cinturones apretados. pero en música no sólo existe, sino que se impone día a día, llevando a la realidad aquello de "Cría fama y échate a andar". Hay varios tipos.

A) Rentistas de nombre. Son aquellos que han acuñado un nombre que figura en las guías del "who is who" por algo que hicieron en el pasado y cuya referencia en el presente se ha olvidado. Uno de los más claros ejemplos fue un célebre violinista de cuyo sonido nadie se acordaba, salvo por el disco y se dedicó a dirigir, es un decir, orquestas.

B) Rentistas de título. Son los que se archivan en los ficheros como representantes inexcusables de un instrumento, casi siempre, al que engrandecen. Luego da igual que desafinen, que hagan bolos (muy bien pagados, por cierto) y que se olviden de la partitura. El público acude a ver al marqués del cello o al conde de la flauta. Lo de escuchar es secundario.

C) Rentistas del no arte. Son personas que, beneficiándose del marketing o de circunstancias personales, han acuñado un prestigio que los coloca nadie sabe dónde ni cuándo, pero ahí están. Como una conocida soprano cuya voz se dio a conocer gracias a un secuestro.

D) Rentistas de la imagen. Son aquellos artistas que se ven beneficiados por un físico agradecido, tanto en la carpeta de los discos como en los medios de comunicación. Si además son agresivos, dicen cosas raras o actúan de manera extraña, mejor que mejor.

E) Rentistas del apellido. Bien "los hijos de", que tocan, dirigen o imparten todo tipo de doctrina o los que lucen el apellido. Resumiendo, de profesión: apellido.

F) Rentistas del cuento. Son aquéllos cuyo prestigio ascendió nadie sabe cómo ni porqué, ni debido a quién, no sabiendo cuándo. Sencillamente están ahí, sin acreditar nada, ni nombre, ni apellido, ni mérito mayor que el saber ponerse en la foto en el momento preciso.

Ahora les toca a ustedes ir rellenando cada uno de estos seis apartados. Son buenos acertijos para estos días de vacaciones y ¡seguro que encuentran más de un ejemplo!