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Nena Daconte: "Ahora estoy en el lado luminoso de la vida"

La cantante está inmersa en la promoción de su sexto álbum, «Casi perfecto», girando por toda España con sus conciertos y preparando también los festivales veraniegos: Sonorama, Vivers, Sabåtic..
Nena Daconte
Nena Daconte reconoce su «ilusión» por su próxima gira mexicanaSubterfuge

Madrid Creada:

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Mai Meneses, que es Nena Daconte como Nena Daconte es Mai Meneses, y si la segunda tiene veinte años, la segunda no lleva menos en el mundo de la música. En ella se cumple el axioma que indica que, si participas en “Operación Triunfo”, es imprescindible no triunfar en el talent show para poder triunfar en la industria de la música. “Operación Triunfo”, explica, “es casi una anécdota en mi biografía, porque estuve muy poco tiempo. Pero es cierto que con ellos publiqué mi primera canción, “Vuelve”, que es una canción mía. Lo cierto es que siempre que pienso en Operación Triunfo lo hago dede un punto de vista negativo, porque es verdad que es que yo era muy jovencita y el juicio hacia mi valor artístico me sentó un poco mal. Pero es que tienes que estar muy preparada mentalmente para que no te afecte”.
Aún así, Mai considera que es ese su inicio en este mundo al que ahora se dedica, el de la música. Que ahí arranca su carrera: “Yo claro que considero que empecé profesionalmente en la música con Operación Triunfo. Antes, es cierto, me había preparado teóricamente, y había tenido algún grupo de jovencita, pero esa es mi primera oportunidad de ganar dinero con esto y dedicarme a ello de manera profesional. Del talent show me echaron la primera y no tuve la oportunidad de sacar disco en ese momento. Estuve después unos tres años tocando por garitos más pequeños y después de eso es cuando me uno con Kim Fanlo, montamos el dúo, me cambié el nombre, pusimos el de Nena Daconte y autoeditamos el primer disco. Y justo entonces nos ficha Universal Music Spain. Y partir de ahí ya estoy en esto”.
Se siente la artista afortunada por dedicarse a lo que le gusta y vivir de ello, de sentirse querida por su público. “La suerte me acompaña”, ríe. “Soy muy consciente de lo afortunada que soy. Mi quinto disco, de hecho, que se llama “Suerte”, es porque en ese momento yo tenía la necesidad de hacer esa reflexión, la de que a veces en la vida hace falta un poquito de suerte para que te pasen las cosas buenas. Lo que no quita todo el esfuerzo, las ganas, el talento o la constancia que son necesarias para estar, mantenerse, reciclarse, aguantar…”. Ahora mismo, inmersa como está en la promoción de su sexto álbum, Casi Perfecto, girando por toda España con sus conciertos, prepara también los festivales en los que estará (Sonorama en Burgos, Vivers en Valencia, Sabatic en Málaga…) y su próxima gira en México: “en 2009 hice un concierto en Buenos Aires, pero esta es la primera vez que voy a estar en México y estoy muy ilusionada. Tengo allí un público muy fiel y que ha esperado mucho para este momento, así que estoy muy agradecida y muy feliz. Me ilusiona mucho tanto la idea de los conciertos como la propia experiencia personal de ir allí. Tengo muchas, muchas ganas”.
Y nos habla también Mai de la Mai actual, la que es hoy tras todo aquello que nos contó, sin tapujos, en su libro “Tenía tanto que darte: amor, música, ansiedad, sueños y locura”: “En él hablaba mucho del pasado, hablaba de los miedos, de los fantasmas, también de salud mental, que me parece muy importante porque hay que quitar los tabúes, para que la gente no se sienta tan sola… Fue realmente como abrirme en canal. Y he pensado mucho en el tema de intentar presentarte como perfecta ante los demás, que luego eso no es más que una coraza que uno se construye para protegerse, para que los demás le acepten. Y yo lo que he pretendido es mostrarme vulnerable y a la vez he sentido que esa vulnerabilidad nacía libre. Me sentía libre porque no tenia que ser ya nada para nadie. Y este ultimo disco, que se llama Casi perfecto, se llama así por eso, por el haber comprendido que a partir de ahora voy a abrazar mi imperfección en todos los aspectos. El más sencillo de entender seria el físico, ese intento de tener un cuerpo perfecto, de ser joven, delgada, y de pronto te das cuenta de que eso no lo vas a conseguir nunca y que ser imperfecta es bonito, es bello: eres tú. Y esa es la idea que me ronda. Pero también es verdad que la Mai de ahora, la del presente, ya no es la del pasado. Esta es una Mai más centrada en que la gente vea que es feliz siendo cantante y compositora, que vea que soy una persona que busco la felicidad a través del trabajo, y que quiero conectarme con mi público desde el optimismo. Dejar atrás todos los miedos, las inseguridades y los fantasmas. Es un ir desde la oscuridad a la luz, es ese el camino que he recorrido y ahora estoy en el lado luminoso de la vida. Me reconozco en ese lugar”.
Un público ese del que habla con el que la artista tiene un hilo directo a través de las Redes Sociales: “Son una herramienta muy positiva en muchas cosas. A mí me sirven para comunicarme con mi publico de manera directa, es una comunicación fluida. En mi caso también me sirven para inspirarme. En este ultimo disco, por ejemplo, tengo una canción que se llama “El verano”, que está inspirada en un poema de Marwán que me encontré en Instagram. Me sirve también para aprender, para inspirarme. Intento utilizarlas bien. Pero es cierto que te absorben, entras un segundo y de pronto te has tirado ahí horas. Lo malo que tienen es que permiten un entorno de anonimato en el que hay gente que es capaz de verter toda su ira, todo su odio y toda su mierda. Es un tema en el que debería haber límites”.
Por Javier Menéndez Flores
Creía Mai/Nena, como casi todos nosotros, que el mundo, salvo por la explosión inevitable de algún desastre natural, era un lugar seguro e incluso monocorde en el que sólo ocurrían cosas excepcionales si eras tú quien las provocaba. Pero un día del cual prefiere no acordarse, sintió una turbulencia interior y advirtió que la realidad que la envolvía, y a la que hasta entonces había que pellizcar para que se agitara, era de pronto elástica como una goma: paredes, suelo, techo, todo bailaba frenéticamente a su alrededor. Un túnel sinuoso y vibrante por el que avanzaba con la única compañía de una soledad heridora. Y en el clímax de ese delirio, en esa bacanal de los sentidos disparados y la sinrazón, se sorprendió hablando con Dios, que le dirigió una mirada en la que ella creyó ver el origen del universo y, de propina, le obsequió con un parlamento sin pies ni cabeza que se le clavó entre las sienes igual que una estaca.
Aquel episodio fantástico, el primero de otros muchos, no nació de la nada, sino que tuvo causas puramente humanas: el éxito en su profesión le provocó una honda fatiga que desembocó en un derrame emocional. Y ahí, con las defensas bajas y el fuerte desprotegido, el alcohol y ciertas drogas, maestros del trile, le juraron amistad eterna y se abrazó a ellos para alejarse de su peor compañía, ella misma.
Y el caso es que cuando esa discoteca se activaba en su cabeza molaba más que mucho, porque todo era sublime. Pero en el momento en que la música se interrumpía sin previo aviso, el golpe hacía demasiado daño. Y tomada por la angustia se preguntaba cómo era posible que las caricias doliesen, la alegría escociera y una luz tan potente te terminase sumiendo en las tinieblas. Como si en mitad de una fiesta llaman a la puerta, abres y te ves frente a un escuadrón de demonios que te quiere entregar un ramo de rosas negras.
Pero todo eso pertenece al ayer, y hoy, ahora, es ella, Nena Daconte, quien lleva las riendas, pues sabe que con química y tesón ese sindiós está bajo control. Y es así como puede dedicarse a lo que mejor sabe hacer, la música, que, a diferencia de la industria, porque son la noche y el día, jamás la ha defraudado. Y si es bien nacida debe reconocer que ahí la fortuna ha estado siempre de su parte, desde el principio. Con el puñado de fama que le regaló «Operación Triunfo» y todo su talento triunfó como no lo han hecho la mayoría de los concursantes que pasaron por allí, ganadores incluidos. La diferencia estaba en que Nena no era una mera intérprete, era, es, artista, y afilaba inquietudes y atesoraba lecturas, y por eso García Márquez y Borges no son nombres ajenos a su carrera.
Esta madrileña trotamundos supervisa con ojo de entomólogo hasta el más venial detalle de sus discos, y en todos ellos es fácil detectar una sensibilidad que ni siquiera en su gremio, por paradójico que resulte, abunda. Con «Casi perfecto» le aguarda un año cargado de carretera y manta, y la sorpresa impagable de México, donde a poco que se descuide un ejército de mariachis le hará la ola. Y ella tiene tantísimo que darles… Venga, Nena, arriba, pero no tanto. Con un pie siempre en tierra firme, allí donde la música es posible y la vida no se escurre entre las manos como un pez embravecido.
En un programa de una televisión ya remota, de otro siglo y otro tiempo, una deliciosa Carmen Maura repetía la frase, supuestamente atribuida a ella, «nena, tú vales mucho». Nos sirve también para esta Nena mayúscula que se ha propuesto disfrutar de la contemplación de un paisaje sin filtros falaces ni ribetes embusteros. Como esa música que no necesita trampa alguna para estimular las emociones y hacerte volar.