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Netflix terminará la película de Orson Wells «El otro lado del viento»

La plataforma adquiere los derechos globales de la cinta de 1972 y se unen al proyecto los productores originales, Frank Marshall y Filip Yan Rimsza
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La plataforma adquiere los derechos globales de la cinta de 1972 y se unen al proyecto los productores originales, Frank Marshall y Filip Yan Rimsza
La vida es una enorme paradoja. Si Hollywood no supo valorar su talento y nunca soportó su carácter indómito –los grandes estudios le repudiaron en repetidas ocasiones hasta que definitivamente rompió con ellos tras rodar «Sed de mal»–, ha tenido que llegar un gigante de la televisión como Netflix para reivindicarle. Y lo va a hacer de la mejor manera posible, ya que, 40 años después, completará y restaurará una de sus películas inacabadas, «El otro lado del tiempo» (1972), producida bajo sello francés e iraní y cuya duración era, ahora sí que se puede hablar en pasado, de 41 minutos. Welles nunca podría imaginar que estará a la disposición de 93 millones de usuarios en el mundo. Para asegurarse de que será totalmente fiel al espíritu la supervisarán dos de sus productores originales, Frank Marshall y Filip Yan Rimsza, y uno de los protagonistas, Peter Bodganovich, que escribió un libro básico para entender al genio, «Ciudadano Welles. Conversaciones con Peter Bodganovich».
Un filme testimonial
En «El otro lado del viento», el cineasta quiso saldar cuentas con la industria cinematográfica, con el ego que hay en todo director que trasciende su oficio para convertirse en un autor, por eso también quiso, aunque nunca lo dijese, perdonarse a sí mismo por sus excesos. Sólo hay que citar una frase que le dijo al protagonista del filme, el también temperamental John Huston: «Es sobre un director bastardo, ensimismado, que atrapa personas, las crea y las destruye. ¡Es sobre nosotros, John!». En el casting se rodeó de cómplices. Además de Huston, están presentes Bodganovich, Susan Strasberg, Dennis Hooper y la compañera y colaboradora de Welles, la actriz yugoslava Oja Kodar. Ella ya declaró en 1986 que tenía la intención de concluir varios filmes inacabados del que fue el amor de su vida, entre ellos, «El otro lado del viento». Por aquel entonces decía que sólo necesitaba tres millones de dólares para ello.
La cinta es cien por cien Welles. Ambientada en los 70, su arranque es la muerte de un realizador que responde al hombre de Jake Hannaford (Huston). A través de «flashbacks», narra cómo regresa a Estados Unidos después de haberse autoexiliado en Europa por sentirse incomprendido en la Meca del Cine. Durante una fiesta anuncia que su propósito es rodar una película que tenga su sello y en la que abunden el sexo y la violencia. El filme contiene ácidos comentarios sobre el obsoleto sistema de los grandes estudios, los directores independientes que empezaban a asomar la cabeza –de ahí la presencia de Hooper, que en 1969 había estrenado «Easy Rider»–, el periodismo cinematográfico y la veneración que provocaban algunos directores. Hannaford incluso comenta que había más libros publicados sobre él que el número de películas que había rodado. Welles, siempre en busca de sobrepasar sus propios límites, hizo un planteamiento visual para que la obra tomase la apariencia de un falso documental. Así, combinó escenas en blanco y negro y a color, fotografía fija y un montaje totalmente inédito para la época.
Como ocurrió en otras ocasiones, volvió a toparse con los deseos de los productores, en esta ocasión iraníes, y el rodaje se prolongó durante seis años. Cuando comenzaron los problemas políticos en su país, empezaron las exigencias y quisieron acabarlo por su cuenta. Entonces Welles se negó a editarla. Según la productora francesa Dominique Antoine, que estuvo en Barcelona hablando sobre el filme, el material era de casi 12 horas y media. A partir de entonces fue calificada como una película maldita a causa de la disputa por los derechos legales. En 2009 se anunció que se iba a estrenar en el Festival de Cannes, algo que no ocurrió por este motivo. Hubo otra intentona en 2011 y, finalmente, en 2014 se desbloquearon los derechos de propiedad intelectual.
Ahora Netflix ha adquirido los derechos globales. Ted Sarandos, el director de contenidos de la plataforma, afirma en un comunicado que «como tantos otros que crecieron admirando la visión y el arte de Orson Welles, esto es un sueño hecho realidad». Ya sólo falta poner fecha a su estreno.