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Netrebko: Una Aída radical y sin elefantes

Será el estreno de Salzburgo. Lo tiene todo: a Muti en la dirección musical, a la soprano en su debut como la princesa egipcia y a la artista Shirin Neshat en su primera puesta en escena operística. La cita es mañana
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Será el estreno de Salzburgo. Lo tiene todo: a Muti en la dirección musical, a la soprano en su debut como la princesa egipcia y a la artista Shirin Neshat en su primera puesta en escena operística. La cita es mañana.
¿El poder de qué? Del amor, del odio, de la amistad. El poder de la guerra. Y el poder que tiene el poder. El «leit motiv» que este año exhibe con músculo el Festival de Salzburgo no es una improvisación de un recién llegado, pues el nuevo director, Markus Hinterhäuser, posee una dilatada experiencia. Cinco letras que se convierten en hilo conductor de esta edición, que cuenta con nueve estrenos absolutos y con dos de los artistas plásticos más destacados para escenificar dos títulos: William Kentridge, Premio Princesa de Asturias de las Artes y capaz de poner en pie una nueva producción de «Wozzeck», de Alban Berg, y la iraní Shirin Neshat, figura de mil caras, artista plástica y directora de cine tan polémica como inquisidora e incómoda es su mirada. Su obra no es fácil, su discurso, tampoco, pero nadie dijo que lo fuera. Quizá por eso Hinterhäuser confiase ciegamente en ella cuando le encargó la puesta en escena de la ópera verdiana, que está dirigida por el maestro Muti. Ella, cuenta, se quedó de piedra con el ofrecimiento. «Tú eres Aida, te pareces tanto a ella», le dijo el maestro a Neshat al poco de verla. Sus rasgos, su peculiar paleta de maquillaje con los ojos tan remarcados por la pintura negra, su piel un punto cetrina. Todo le cuadraba.
Un disco con Muti
La propuesta llegó dos años antes durante un almuerzo. Ella se mostró tan sorprendida como esquiva, pues jamás había visto una ópera, ni «Aida» ni ninguna otra. «No sé nada sobre música clásica», le confesó a modo de excusa, a lo que Hinterhäuser le contestó: «No te preocupes, tengo total confianza en ti y sé que puedes hacerlo». Cuando acabaron de comer y salieron del restaurante Hinterhäuser llevó a su invitada a una tienda de música y le regaló la mejor grabación que se podía escuchar de la obra. Estaba dirigida por Muti. «Escucha esto, te enamorarás», le dijo. Y así fue.
Con esos mimbres resultaba relativamente sencillo dar en la diana salzburguesa, pues a la presencia de Muti y Neshat se añade que el papel de «Aida» lo debuta Anna Netrebko, la mejor soprano del momento. Ni una entrada a la venta. La reina de la ópera se convierte en Salzburgo en la princesa egipcia, un papel que llevaba persiguiendo y que solo estaba dispuesta a afrontar en el momento adecuado. En el festival ha hecho gala de un humor extraordinario, siempre acompañada de su esposo, el tenor Yury Eyvazov, y de su pequeño hijo Tiago. Allí, en Austria, se encuentra en su casa y la ciudad la ha adoptado tiempo atrás. Por sus calles se pasea tras una grandes gafas negras, a pie o en descapotable. En las primeras imágenes que han trascendido, y que ella ha colgado en su cuenta de Instagram, luce larga túnica y un peinado espectacular.
Europa, no Egipto
La pregunta está en boca de todos: ¿Cómo será la puesta en escena? La respuesta de la artista y fotógrafa ha dado pistas sobre el montaje: «Mucha gente piensa que ‘‘Aida’’ es una ópera que retrata a Egipto como una sociedad bárbara; sin embargo lo que yo creo es que él quería plasmar la verdadera esencia cruel del imperio europeo y ese es el debate que hoy continúa abierto. Estamos ante un libreto hermoso y una tragedia por amor con un música poderosa. No me gustan las Aidas tradicionales que demonizaban a los etíopes y los egipcios, por eso voy a hacer algo más complejo», asegura. No esperen, pues, un desfile de elefantes sobre el escenario, pues «en mi producción no se va a ver al antiguo Egipto, sino a Europa. Las religiones serán una mezcla del islam, el judaísmo y el cristianismo». Neshat, según adelantaba a la publicación «DW», utilizará fotografías y hasta películas. «Mi trabajo siempre ha tenido como eje a las mujeres en la intersección de la tiranía política y el fanatismo religioso y las mujeres que representan la individualidad y la humanidad. «Esta ópera narra una historia universal y atemporal y conserva hoy una enorme relevancia».
Muti, poco amigo de escenografías rompedoras y modernas en exceso, tenía especial interés en conocer por dónde se movería la de la artista iraní. Cuándo le preguntó cómo iba a concebirla ella le dijo: «No he pensado en ello porque no tengo una idea preconcebida». Del rechazo inicial la artista pasó a la sorpresa y después a aceptar el desafío. «No te puedes negar porque estás ante la ópera más grande de Verdi», le dijo el director de Salzburgo. Y ella se dio cuenta de que muchos ojos, quizá demasiados, estarían pendientes de ella. Y aceptó.

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