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Cine

Noticiero "NO-DO": entre la propaganda franquista y el escaparate antropológico

La Filmoteca acoge una interesante exposición que recorre los años de vida de este noticiario del régimen de Franco para desgranar su dimensión propagandística y su valor histórico

Un espectador contempla a Franco en una de las grabaciones del «NO-DO» que forman parte de la muestra de la Filmoteca
Un espectador contempla a Franco en una de las grabaciones del «NO-DO» que forman parte de la muestra de la FilmotecaJesus G. Feria© Jesus G. Feria

Hubo una voz, que en realidad fueron varias pero todas parecían la misma, que durante treinta y dos años serpenteó por las salas de cine antes de la proyección de las películas con su repiqueteo envolvente característico, su entonación altisonante, su inconfundible vanagloria discursiva y su propagandística oralidad de exageración trompetera hasta conseguir instalarse en la cabeza y el imaginario colectivo de cada español que pasaba por el interior de esos pequeños oasis audiovisuales devenidos en la actualidad, para desgracia de Scorsese, en «parques temáticos» con cada estreno de cualquier saga de Marvel. Era la voz de Matías Prats, pero también la de Ignacio Mateo, Eduardo Sotillos, Paco Cantalejo, Joaquín Ramos o José Hernández Franch. Sus ecos, de pronto, empiezan a escucharse sospechosamente cerca.

El inicio del recorrido remite a la clásica estructura de entrada de una sala de cine de principios de la década de los cuarenta –para potenciar el carácter inmersivo de la interesante y reveladora muestra «NO-DO. El mundo de ayer. Imagen y propaganda del franquismo, que acoge la Filmoteca de manera gratuita en su sala de exposiciones hasta el próximo 26 de julio de 2026–, todos los estímulos visuales que rodean las paredes en las que acabamos de introducirnos están íntegramente bañadas por la simbólica intervención de un blanco y negro que advierte no sólo de la antigüedad de lo mostrado, sino de la paradójica oscuridad de lo pretendido.

Escaparate antropológico

Cartelería de la película «Pepe Conde», dirigida por José López Rubio con un primer plano de Miguel Ligero coronado con un grotesco sombrero de picador y un flequillo con menos movimiento que las perlas de Carmen Polo. Palacio de El Pardo. Panorámica de Franco en su despacho firmando papeles. Secuencias de la Guerra Civil. Desfile con banderas de las JONS. Obreros en la construcción de los Nuevos Ministerios. Patio del Alcázar de Toledo con cadetes. Sempiterno desfile de la Victoria. Manifestación contra Rusia y División Azul partiendo en tren. Niñas de la Sección Femenina haciendo gimnasia. Campamento del Frente de Juventudes. Misa con niños pelados al cero. Fábricas y hornos. Campesinos transportando las mieses en carros y trillando. El escaparate antropológico mostrado es fascinante.

También su funcionamiento diseccionado como fábrica de noticias y su capacidad como soporte de memoria resultan apasionantes: su evidente naturaleza propagandística en cambio, se manifiesta como algo más problemático. Algo, que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, se encargó de subrayar ayer durante la presentación: «El NO-DO fue la voz oficial del régimen franquista, como todo el mundo sabe, aunque se extinguiera hace 45 años. Sobrevivió hasta el 81, en las salas de cine de nuestro país. Aquel noticiario español, basado en el adoctrinamiento y en las tácticas discursivas y comunicativas de los regímenes autoritarios de la Europa de entreguerras, se convirtió, además, en una destacadísima fuente de información, o de desinformación, en ocasiones la única para gran parte de la ciudadanía. Con todo, destacaba Urtasun a modo de cierre que «hay un valor documental indiscutible que la exposición muestra muy bien. Acudir al NO-DO es comprender la España que fue y la España que no se debe volver a repetir. Es un ejercicio de memoria colectiva hoy en día más necesario que nunca».

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