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«Una novela sirve para entender una época sino el libro sería inútil»

Pierre Lemaitre presenta su nueva obra «El silencio y la cólera» en Barcelona
Pierre Lemaitre fotografiado en Barcelona
Pierre Lemaitre fotografiado en BarcelonaEUROPAPRESS
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Pierre Lemaitre vuelve a ahondar en el pasado de su país iniciada con «El ancho mundo». Y lo hace con la segunda entrega de su tetralogía, con «El silencio y la cólera» que publica Salamanca y Bromera en castellano y catalán, respectivamente. El gran escritor francés estuvo hoy en Barcelona para hablar de un trabajo que «no es tanto una continuación de la novela anterior sino la segunda etapa de una saga familiar. Intento a través de cuatro libros contar un periodo, el que se llama en Francia los años gloriosos».
«El silencio y la cólera» nos lleva hasta 1952, «un punto de inflexión en la posguerra francesa, cuando las cosas empiezan a ir un poco mejor. Mi hipótesis es que es así, salvo para las mujeres. Es un periodo contradictorio en el que tenemos la impresión de que la mujer empieza a sentirse liberada. Si nos fijamos en la publicidad de la época así lo hace pensar. Eso es gracias a unos objetos como la lavadora, la plancha, el congelador... La publicidad del momento no es más que una manera de seguir con la servidumbre de la mujer».
Precisamente el papel de la mujer es uno de los trasfondos de esta obra, especialmente de la mano de Hélène, una de las protagonistas de la novela y que es redactora en esta ficción de «Le Journal du Soir». Es allí donde publica un reportaje en el que se pregunta si son limpias las mujeres, un texto que se basa en el que François Giroud escribió para la revista «Elle». «Es un artículo de hombres, salvo que lo escribió una mujer que 25 años después fue la primera secretaria de Estado de la condición femenina. Se llamaba Françoise Giroud y escribía artículos que los podría haber firmado un hombre. La dominación masculina era tal que las mujeres tomaban prestado el discurso de los hombres. Recurro a esta anécdota para explicar que esta periodista se convierte en la heroína de la condición femenina años más tarde. Lo mismo podríamos decir del aborto, perseguido en los 50 y hoy perfectamente estabilizado en Francia y España. No creo que el presente sea espejo del pasado, aunque no nos sintamos satisfechos del camino realizado. El feminismo ha ganado cosas, pero queda un largo trecho por recorrer», añadió Lemaitre.
Preguntado si en los años 50 se puede ver el inicio de lo que sería más tarde un fenómeno como el de Mayo del 68, el autor dijo que de esa década que «podría definirse como un periodo que ataca a la juventud que al final lo que hará es ponerla en tela de juicio. Es un periodo que considero criminal, porque es el momento en el que construimos el calentamiento climático. Esa alegría y gozo es el origen del fracaso actual, el peor fracaso de la historia de la humanidad. Creo, en este sentido, que una novela sirve para entender una época sino un libro sería un objeto inútil».
El autor de títulos ya clásicos como «Irène» o «Nos vemos allá arriba» le gusta definirse como un novelista, no como un escritor, añadiendo que su oficio es el de un artesano. porque «mi trabajo es el de un artista que entra por la mañana en el taller para continuar la labor que dejó sin acabar el día antes. Me gustaría mentir y decir que por la mañana hay una luz que me atraviesa las venas, que estoy encantado para hacer mi obra, que escribo con mi pluma de oca sufriendo, pero me gusta todo lo contrario. Por la mañana me pongo con muchas ganas, con momentos buenos y malos. Cuento más con mi trabajo que con mi talento»..

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