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Óscar Higares: "Mi carrera fue a base de muchos, muchos cojones"

Es de los pocos toreros que, tras retirarse, han desarrollado una profesión también vocacional
El actor Oscar Higares
El actor Oscar Higares JOTA HERNANDEZ
La Razón
  • Javier Menéndez Flores

    Javier Menéndez Flores

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Se cortó la coleta hace tres lustros y hoy es actor en pleno crecimiento, modelo y empresario. Forma parte del reparto de la tercera temporada de «Entrevías», capitaneada por José Coronado y pendiente de estreno, y en septiembre se embarca en un nuevo proyecto que no ha querido desvelar pero que define como «maravilloso, con un “elencazo” y un personaje increíbles».
¿El torero lo es siempre, aun retirado?
Sí. Es una profesión tan potente, tan absorbente, tan pura y tan de verdad, que eso nunca se puede desligar de tu vida y de tus emociones. Lo que pasa es que una vez que dejas de torear y haces otras cosas, cuando encuentras otra profesión y otra manera de disfrutar e imprimir tus emociones, queda un poco de lado. Sin perder la esencia, porque ser torero es lo más difícil del mundo.
Cuando ejercía le ponían los toros más fieros. ¿Tuvo una carrera más dura y difícil que las de otros colegas?
Siempre es más difícil la carrera de los toreros que toreamos las corridas duras. Son corridas que exigen mucho más y que suelen tener un menor reconocimiento. Yo no elegí ese camino, el destino me lo puso por delante. Corté dos orejas en Madrid y abrí la Puerta Grande con el primer toro Victorino que toreaba en mi vida. Reventé Madrid con aquel toro y los empresarios dijeron: hostia, un nuevo héroe, un torero para las corridas duras. Yo era un chaval que no tenía recorrido para solventar aquellos problemas. La siguiente corrida que toreé fue la del Miura en Pamplona. Mi carrera fue a base de muchos, muchos cojones. Y mucha raza. Fui aprendiendo a base de hostias y de la dureza de la realidad del toreo con esas corridas duras.
Lidió con gigantes.
Sí, totalmente, aunque me habría encantado que hubiera sido de otra manera. Haber toreado corridas de Victorino cuando yo quisiera, como algo excepcional, que es lo que hacían algunas de las figuras de entonces. Pero estoy muy orgulloso de mi trayectoria y muy feliz por el reconocimiento de mis compañeros. No hay nada más bonito que encontrarme a cualquier torero de mi generación y que me diga, treinta años después: «Maestro, ¿cómo estás?».
¿Ejercer de modelo y actor es algo a lo que se vio abocado porque tras retirarse aún era joven o siempre le atrajo ese mundo?
Empecé en el mundo de la interpretación cuando aún toreaba, hará unos 15 años. No como ahora, claro, y pudo haberse quedado en un simple coqueteo, como todo. Porque si te dan una oportunidad y no sirves, se acabó. En la profesión de intérprete está clarísimo que al que no vale no lo vuelven a llamar, nadie pierde el tiempo. Haces un casting, como todo cristiano, y si les ha gustado te cogen y si no, adiós. Y aunque te hayan cogido, si tu personaje empieza regular son capaces de matarte en el segundo capítulo. Nadie se pone ni colorao. Una vez que me retiré fui teniendo más oportunidades y se fueron fijando más en mí. Y llega el momento en que Enrique Urbizu me da una oportunidad maravillosa y me regala el personaje de Caracaballo (en la serie «Gigantes»), que es el que me posiciona en el universo de la interpretación, donde los profesionales (directores de casting, directores, productores) dicen: eh, ojo, que este no es uno que viene a jugar a ser actor. Nunca tendré suficiente agradecimiento para Urbizu.
Tiene un físico racial que, imagino, condicionará sus papeles y lo encasillará.
Sí. Mi físico me lleva a interpretar papeles casi siempre de personajes malos, que son divertidísimos. Pero podría hacer un personaje de galán, o personajes de todo tipo, desde gitanos a maleantes. Ahora acabamos de terminar la tercera temporada de «Entrevías», que ha sido un regalazo de personaje, y estoy deseando que la gente la vea, porque creo que va a sorprender mucho. Ya había tenido la suerte de trabajar con Coronado, pero esta temporada en «Entrevías» es magia: Coronado, Luis Zahera, Itziar Atienza, María Molins… Solamente estar a su lado es una universidad. Puedes hacer muchos cursos de interpretación, pero la trinchera es la trinchera.
¿Se ve haciendo una carrera de actor fuera de España?
Pues me gustaría, pero no en Estados Unidos. Creo que, por mi físico, encajaría muy bien en Latinoamérica. Podría hacer de narcotraficante colombiano o mexicano o árabe. Y me apetece todo. Estoy en un momento en el que me apetece seguir investigando, creciendo, empapándome.
Es también modelo. ¿La mejor manera de ir a la moda es ser siempre uno mismo?
Sin duda alguna. Cuando pongo fotos con traje o con otro tipo de ropa en Instagram, la gente me dice: «Es que todo te queda bien», y yo digo que no, que lo que me queda mal no me lo pongo, ni más ni menos. Porque tienes que encontrar tu esencia, y una vez que la encuentras, diviértete. Yo nunca sigo ninguna moda, me divierto con la ropa. Es la capacidad de defender las cosas y disfrutarlas.