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Óscar Montoya: "La Transición se vende como una época pacífica, pero hubo mucha policía corrupta"

El autor presenta "De otro lugar", una novela en la que un policía que escapa del jaleo de la capital acaba adentrándose en una trama de corrupción y atentados de ETA.

"De otro lugar", la nueva novela de Óscar Montoya, se ambienta en la época de la transición española
"De otro lugar", la nueva novela de Óscar Montoya, se ambienta en la época de la transición españolalarazon

El autor presenta "De otro lugar", una novela en la que un policía que escapa del jaleo de la capital acaba adentrándose en una trama de corrupción y atentados de ETA.

La Transición fue una de las épocas más complicadas de la historia de España. Fue una etapa de cambio, controversia y difusión de unos bandos que tanto daño produjeron en lo años anteriores. Si bien es cierto que fue el resultado de la salida de una dictadura a través de diálogo y acuerdos, también existieron episodios amargos producidos por otros aspectos, como fue el terrorismo de ETA. Para Óscar Montoya, que presenta su nueva novela "De otro lugar"(AdN), "la Transición se ha vendido siempre como una época pacífica y de consenso, lo cual es verdad en parte, pero también hubo mucha policía de extrema derecha que tenía una movilización altísima y violencia callejera". Así lo expone en su libro a partir de la figura de Antonio Tojeira, un inspector de policía en Alicante que pasa de estar disfrutando del sol y la modernidad del turismo de 1980 a sufir en el País Vasco la falta de escrúpulos de ETA, rodeado de policías corruptos y fascistas.

"El protagonista va a Alicante porque quiere escapar de la violencia política que había en Madrid en los últimos años de Franco", explica el escritor, "se muda a un destino más tranquilo, hasta que el Ministerio pide efectivos para ayudar en la lucha contra ETA en el País Vasco". Ante las dificultades, hay características que al protagonista no se le agotan: su sentido crítico, su humor y su ironía. Es la primera novela negra de Montoya, aunque para él es más "un discurso existencialista del policía". Un debate interno entre la luz del sur y la oscuridad del norte, pues Tojeira pasa de ser un hombre optimista en Alicante a acabar siendo pesimista en función de los acontecimientos.

Montoya expone en esta obra a un "antihéroe"que escapa del franquismo dentro de un ambiente en el que la violencia y la corrupción siguen existiendo, aunque en menor medida. De hecho, asegura que el humor y la ironía "cobran más protagonismo en épocas como la de la Transición española, donde a veces las opiniones quedan aisladas". Y, en cuanto a ambiente, se centra en el policial. Habla de agentes corruptos, incluso fascistas, que utilizan la violencia como vía principal para poner orden. Ante esto, el escritor se muestra convencido de que ha cambiado: "La policía se ha profesionalizado", explica, aclarando que lo que ocurre en la novela se debe al momento histórico en el que se desarrolla.

Un policía en el “más allá”

Durante los años 70 y 80, España no solo vivió un cambio político y social, sino también de pensamiento. "Existió un boom del espiritismo", apunta, "como fue el programa de Jiménez del Oso, que consiguió más audiencia que la televisión pública". En dicho espacio, este psiquiatra y periodista se dedicaba a hablar sobre enigmas, misterios y a "conectar"al público con el "más allá". En definitiva, una manera que bastantes personas tuvieron de encontrar el despego emocional de aquella complicada época.

El protagonista de la novela, en su caso, encuentra tal desconexión en dos aspectos: por una parte, al no querer estar en España y no poder irse al extranjero, se muda a uno de los sitios más turísticos, mientras que por otro lado, comienza a interesarse por la parasicología. "Conoce a una chica, echadora de cartas, y está encantado", explica el autor. Como no quería permanecer en su país, decide irse al "más allá", buscar otras realidades. "Me parecía curiosa crear esta contraposición: que en la época que ETA más mataba, un policía esté más interesado en la vida que hay después de la muerte", confiesa Montoya.