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Paula Hawkins ya no es romántica

La autora de la exitosa «La chica del tren» vuelve con otro «thriller» psicológico, «Escrito en el agua».

Hawkins nació en ZImbabue
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La autora de la exitosa «La chica del tren» vuelve con otro «thriller» psicológico, «Escrito en el agua».

Veinte millones de ejemplares, 85 semanas en las listas de «best sellers», 47 países, adaptación al cine, etc. Son las cifras que han convertido a Paula Hawkins en «la de ‘‘La chica del tren’’». Sambenito –ya lo quisieran muchos para el bien de sus bolsillos– que ahora intenta sacudirse con «Escrito en el agua» (Planeta). ¿El éxito de hace dos años? Una incógnita para la propia Paula Hawkins (Zimbabue, 1972): «No es fácil de explicar, porque nadie sabe cómo funciona esto, pero se trataba de un argumento con una protagonista que podía ser universal, y esta nueva novela, que he escrito sin presión ni miedo al éxito o fracaso, comenzó con una idea sobre la familia y las relaciones rotas», teoriza Hawkins de un pasado que condiciona, se quiera o no, el lanzamiento del nuevo título.

¿Estará a la altura? En cuanto a las ventas, la autora duda de que se repitan en esa cuantía, pero con la historia no titubea, «es la que quería. Hay que ser consciente de tus lectores, pero no pueden dictarte el camino». Por suerte para ella, ese sendero ya lo tenía, en parte, andado antes del boom literario y había trazado las primeras líneas de lo que lanza ahora: Jules juró que nunca más volvería a su pueblo, un pequeño lugar al norte de Inglaterra, pero los juramentos nunca son definitivos. Ahora –agosto de 2015– la muerte de su hermana Nel le obliga a regresar para cerrar la burocracia y hacerse cargo de Lena, su conflictiva sobrina. Vuelta a los fantasmas de años atrás que le obligaron a escapar y a lidiar con una adolescente que parece conocer secretos incómodos de sus vecinos. Muy presente queda la desaparición de Nel –con quien Jules había roto relaciones hace mucho– en la Poza de las Ahogadas, donde no es la primera víctima que aparece. ¿Asesinato o suicidio? Sea lo que sea ha sido el catalizador de los conflictos que permanecían latentes en Beckford desde hace décadas.

Más oscura

De esta forma Hawkins abandona definitivamente la escritura romántica con la que empezó –cuatro títulos– y se acomoda en el «thriller» psicológico: «No soy una persona de finales felices ni de historias alegres, sino que lo que voy buscando tiene que ver más con la oscuridad, la profundidad y con ver la reacción en situaciones extremas. Estoy hecha para este tipo de novelas y no para las románticas». Así se introduce en un laberinto en el que el pasado de heridas mal curadas marca mucho el hoy de los personajes y en el que las acciones de unos siempre tienen implicaciones en las vidas de los otros y «mezclado con el marco histórico del pueblo se genera un mundo mucho más complejo, mucho más rico que en ‘‘La chica del tren’’, que tiene un marco de acción más estrecho», puntualizó ayer la escritora y periodista durante la presentación del libro en Madrid.

Una trama en la que Paula Hawkins propone al lector una reflexión sobre la visión engañosa que provocan la emociones: «Siempre he pensado cómo podemos llegar a tener memorias diferentes sobre cosas que sucedieron en la infancia. Construí la historia alrededor de un incidente sobre el que ambas hermanas tienen visiones totalmente distintas». Además, deja espacio en su prosa a cuestiones sociales como el suicidio infantil y la violencia de género. Literatura reivindicativa en la que reconocer no tener la solución de los problemas, pero que, como informadora, insta a «darle un giro al enfoque de los temas».