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«Quien es feliz, hace feliz a los demás»

Las memorias de Ana Frank quedarán para siempre guardadas como recuerdo de la resistencia de una niña contra el nazismo
larazon

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Tal día como hoy, en 1944, la vida de la famosa Ana Frank dio un vuelco radical al ver cómo ella y su familia eran arrestadas por la Gestapo.
Era un día soleado y caluroso, como hoy. En un cuartel general de Amsterdam reciben una llamada denunciando que hay «judíos escondidos» en una casa... Aquel 4 de agosto, Ana Frank se convirtió en mito.
Todo el mundo conoce, en mayor o menor medida, las atrocidades a las que los nazis sometían a aquellas personas que consideraban inferiores. Y la lista era larga: judíos, homosexuales, comunistas, testigos de Jehová y todas aquellas que se opusieran al estrecho concepto nazi de la «nación». Bajo la atenta mirada de Hitler y sus secuaces, Europa vivió uno de los peores episodios de su historia moderna, la II Guerra Mundial y el Holocausto judío. La mayor parte de naciones europeas se vieron sometidas al yugo nazi.
Fue Alemania quien vio nacer a Ana Frank y fue la Alemania nazi quien le dio muerte. Como todo niño y toda niña de aquella época, Ana no pudo vivir la infancia y la adolescencia que se le presupone a las personas de esa edad. Cuando el movimiento nazi comenzaba a coger forma, Ana Frank y su familia, seguidores de la religión judía, tuvieron que trasladarse de Frankfurt a Ámsterdam huyendo de los castigos impuestos por esa «honorable y perfecta» raza aria.
Fue en la capital holandesa donde Ana recibió como regalo de su decimotercer cumpleaños el diario que, posteriormente, se convertiría en una de las obras más leídas de la historia. Desde el punto de vista de una niña que no entiende las causas de una guerra absurda, Ana nos dio la oportunidad de vivir en primera persona los horrores de la opresión nazi. Las palabras reales, vivas y contundentes de Ana Frank deberían servirnos de recordatorio: la guerra nunca estuvo, está ni estará justificada.
El diario era un fiel reflejo de la realidad de la época, al menos hasta el 1 de agosto de 1944, día en el que finaliza la historia en primera persona. Ana fue trasladada tras su arresto a Auschwitz, aunque más tarde la enviaron al campo de concentración de Bergen- Belsen. Fue allí donde el alma de Ana Frank emitió el último suspiro a la edad de 15 años.
En el diario vemos reflejada la guerra desde la inocencia de los primeros años de la adolescencia. En el diario, encontramos frases tales como: «A pesar de todo, sigo pensando que la gente es buena». Emocionante, increíble, desgarrador...
En un día como hoy, soleado y caluroso, el recuerdo de Ana Frank sigue vivo en «La Casa de atrás».