"Del revés 2": olor a espíritu adolescente para revivir la taquilla
Kelsey Mann dirige la secuela del único gran éxito de Pixar en la última década sumando a Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Ennui (Aburrimiento) a la mente de Riley
Desgañitado casi, roto de consternación mod, Pete Townshend de The Who cantaba aquello de que la juventud siempre es desoladora en «Baba O’Riley». Y la simpática Riley de «Del revés 2», a la que conocimos en 2015 en el único éxito inapelable de Pixar de la última década, parece darle la razón a la pura inestabilidad hormonal. «Huele a espíritu adolescente», que cantaba Kurt Cobain. 860 millones de dólares en taquilla después, Pixar vuelve a meternos en la mente de una niña, ahora en pleno pico de la adolescencia, para ver cómo funcionan sus emociones, cómo lidia con la vida y, en verdad, para recordarnos que todos hemos pasado por ahí. «Mi principal objetivo era no repetir nada, no hacer la misma película otra vez. Una de las primeras cosas que hice al empezar a trabajar en la secuela fue hacer una lista de cintas, de las que habían funcionado como secuelas y de las que no. ¿Dónde estaba el éxito? Y todo pasaba por ahí, porque los conceptos se dejaran sentir como ideas originales con nuevos personajes y situaciones. Y las que no me gustaban tanto, y no daré títulos, simplemente se limitaban a repetir o expandir lo que ya se había hecho. Para mí era muy importante expandir el elenco e ir a nuevas partes de este mundo», explica a LA RAZÓN el director Kelsey Mann en Londres, a donde se desplazó este diario para hablar con él y Pete Docter, jefazo absoluto de la nueva Pixar post-Lasseter y productor ejecutivo del filme.
En «Del revés 2», situada unos años después del final de la primera y de que Riley y su familia lidiaran con la mudanza, la acción comienza justo antes de que la protagonista empiece el instituto. Apasionada del hockey, deporte criollo en su Minnesota natal, Riley consigue junto a sus dos mejores amigas una prueba con el equipo del instituto, su sueño hecho realidad. Para cuando descubrimos que sus amigas no irán a su mismo centro, y que no todo es tan maravilloso como parece en las grandes ligas, a Alegría, Tristeza, Ira y Miedo de la primera película se suman Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Ennui (que no deja de ser Aburrimiento, pero en francés y en «teen»). «Haciendo esta película he vuelto al concepto del recuerdo nuclear con el que trabajamos en la primera parte. Y un recuerdo nuclear que tengo grabado en la mente es cuando fui a ver “Star Wars” a los 5 años. Estaba allí sentado con mi padre, en las primeras filas. Fue increíble, mi primera gran experiencia cinematográfica, y podríamos decir que inauguró la isla del cine en mi cabeza», explica entre risas Mann, que viene de firmar el guion de «El viaje de Arlo» (2015) y que lleva trabajando varias décadas en la industria y en el estudio de la lamparita como responsable de «storyboards».
Ante el peso de la tarea, la de sacar a Pixar del estancamiento que trajo consigo la pandemia y devolverlo a lo más alto de la gran pantalla, el director cuenta que el primer debate lo tuvo consigo mismo, y fue ontológico: «Una de las primeras decisiones que tuve que tomar como director fue elegir el aspecto de la película, si queríamos apostar por algo más infantil o por ese corte final que hemos acabado teniendo, mucho más cinematográfico. La primera película está en 1:85, ¿iba a hacer eso? No, porque sería repetir lo que ya está hecho. Teníamos que hacerla más grande, más acorde a la adolescencia de Riley. Por eso está en 2:39. ¿La adolescencia es 2:39? Ese sería mi titular para los más frikis», apunta divertido.
A su lado, el mismo Docter que dirigió el filme original y que ahora se codea con señores de traje, se olvida por un momento de lo ceremonioso en este tipo de encuentros y decide que Sinceridad, si es que existe esa emoción, tome los mandos de sus respuestas. ¿Cree el creativo más importante de Pixar que Disney se equivocó llevando películas como «Luca» o «Soul»directamente a su plataforma de «streaming»? «Absolutamente. No tengo ninguna duda. ¡Vivimos en un mundo completamente distinto! Nos faltó cintura, no supimos reaccionar, pero pasó porque estábamos lidiando con algo con lo que nadie había lidiado nunca. Llevar las películas a Disney+ hizo que la gente pensara que todo iba a acabar yendo allí. Eso es contraproducente si quieres llevar a la gente a las salas de cine. Espero que esta película pueda cambiar esa percepción, porque te pide verla en una pantalla grande. Es una aventura hecha para la gran pantalla», responde franco.
Pero, más allá de estrategias comerciales y de los 154 millones de dólares que ya lleva recaudada la película adelantando su estreno solo en Estados Unidos, «Del revés 2» es un auténtico prodigio técnico, una demostración fehaciente de que el mejor estudio de animación del mundo todavía tiene cosas con las que maravillarnos. Ansiedad, a la que en la versión inglesa da voz Maya Hawke y en español Michelle Jenner, no solo es capaz de erigirse como la anti-villana de un guion minimalista, sino también de epatar y emocionar a dos niveles: uno más superficial, sobre vernos superados por las circunstancias; y otro más interesante todavía, haciendo uno lo narrativo y lo textual en una película a la que solamente le haría falta decidirse ser del todo adulta para ser redonda. Suponemos que hay que seguir vendiendo peluches.
Un taquillazo que parecía improbable
Justo después del encierro que provocó la pandemia fueron muchos los que vieron en la decisión de Disney de relegar a los títulos de Pixar («Red», en la foto, «Soul» o «Luca») a su plataforma de «streaming» una especie de descenso administrativo de categoría. Allá donde «Toy Story 4» (2019) había conseguido amasar más de 430 millones de dólares en todo el mundo, «Lightyear» (2022) no llegó siquiera a los 200. Cerrada esa etapa, y aclarado el cambio de rumbo creativo (y de signo conservador) que ha anunciado la compañía, que realizó un despido masivo como consecuencia, «Del revés 2» parece que viene a romper la tendencia negativa de Pixar.
«Tenemos gente increíblemente talentosa en el estudio, en todas las películas, y en esta también, por supuesto. No sé si hay una empresa en el mundo con más genios, con más talento que Pixar. Y muchísimas veces no sé cómo lo hacen. Recuerdo una reunión con un creativo en la que me preguntó: “¿Cómo de pixelado quieres a este personaje?”. Y me enseñó varias capas, varias formas de jugar con la textura. Era increíble», recuerda Mann, sobre todo acerca de una de las escenas en las que descubrimos los secretos más inconfesables de Riley y que, además de expandir el universo del filme, plantea mantener en pantalla a personajes animados en estilos y cuadros por segundo distintos, todo un logro técnico que va desde el «cartoon» clásico hasta el personaje poligonal típico de las consolas de la generación de PlayStation.