Richard Gere: «Nunca me hicieron insinuaciones, pero los abusos han existido siempre»
Nos tocó. El 22 de diciembre se estrena en España «La cena», el nuevo filme protagonizado por Richard Gere, que ayer presentó en Madrid, una ciudad que conoce bien por su novia española, Alejandra Silva.
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Nos tocó. El 22 de diciembre se estrena en España «La cena», el nuevo filme protagonizado por Richard Gere, que ayer presentó en Madrid, una ciudad que conoce bien por su novia española, Alejandra Silva.
Richard Gere, 68 años, y todavía capaz de quitarle el hipo y a una todas y cada una de las penas. Hasta puede olvidar los dolores de una lumbagia pesadísima durante unos minutos. El intérprete de «Oficial y caballero», «Cotton club», «Chicago», «Americam Gigolo» y «Pretty Woman» (sí, la película que sigue arrasando en las cadenas de televisión españolas, da igual las veces que la repongan), entre tantas otras más, abrumadoramente atractivo y encantador, sigue bebiendo te verde, es casi vegetariano (ese casi que apunta un compañero tiene gracia) y habla con pasión de su nuevo filme, dirigido por el israelí que ya tan bien conoce Oren Moverman, de los abusos sexuales en Holllwyood («que se producen por desgracia en cualquier parte del planeta y en cualquier ámbito laboral»), de la política, y, cuando casi ha terminado la entrevista repartiendo efusivamente besos y gracias («las preguntas de sus compañeros y de usted me han gustado, eran muy interesantes, no se trataba de tonterías», ya les había dicho que es un hombre absolutamente encantador), de lo mucho que quiere a la también, como Gere, activista Alejandra Silva (la recaudación del preestreno celebrado el pasado lunes fue a beneficio de la Fundación Rais que lucha contra la exclusión social con la que colabora junto a Silva),y sobre esas cosas que se hacen por amor, solo por amor. Qué rabia que deba pasar el siguiente.
–Qué alegría volver a verlo, señor Gere, no lo recordará, claro, pero lo conocí hará unos diez años, o un poco más, no me acuerdo qué filme venía a presentar entonces...
–¿Fue aquí en Madrid? Pues estamos los dos iguales.
–Qué va, usted está mejor que entonces.
–Bueno, ese es mi trabajo... (Y se ríe mientras une las manos esperando)
–Su personaje en «La cena» se trata de un ambicioso congresista que aspira a gobernador pero que, en un momento determinado, decide tirar su carrera por la borda porque cree que es lo único moralmente factible ante un hecho atroz. A pesar de que le toque muy hondo esa decisión y que el entorno no lo comparta. Hablando de política, hoy, las clases dirigentes, en EE UU, en Europa, y sobre todo tras producirse la ventolera populista, no parecen muy capaces de adoptar una decisión como esa, da la impresión de que falta algo, valores...
–El mundo entero se rige ahora por un sistema tribal, aunque vengo con regularidad, no sé exactamente cómo está la situación en su país, pero allí en el mío lo más importante es seguir en el poder, y no hacer lo correcto. Antes, republicanos y demócratas, colaboraban muy bien juntos, lo sé porque trabajé en Washington, pero todo eso ha cambiado con la llegada de Donald Trump.
–En el filme, ciertos personajes, cuando sus hijos protagonizan un hecho espantoso, torturar y quemar viva a una indigente, para, luego, colgarlo en internet, deciden mirar hacia otro lado por amor, aunque quizá ese mismo amor debería empujarlos a reaccionar de manera radicalmente distinta por el bien de los propios menores...
–Sí, me parece un amor más profundo en el segundo supuesto que cita. No recuerdo todos los diálogos, pero sí la idea que subyace, que esos adolescentes tenían un veneno tóxico dentro, tanto que no sabemos si podrán seguir viviendo con eso si no lo aceptan y pagan por lo que hicieron. Lo mejor en dichos casos es sacarlo fuera, transformarlo, no poner una barrera y guardar la toxicidad en el interior. Era la manera de intentar hacerlo y de pagar el precio que deben. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad, ese es a mi juicio el trasfondo de la película.
–¿Y el rodaje, qué tal fue entre los cuatro protagonistas principales de esta excelente cinta? Estando tan cimentada en veloces e inteligentes diálogos, lo experimentaron con la misma intensidad?
–Muy bien, aunque no es una historia estática; de hecho, si bien buena parte transcurre alrededor de esa comida que une a las dos parejas de padres, incluye asimismo numerosos «flash backs» muy activos sobre cómo se produjo el asesinato de aquella desdichada persona; no obstante, es cierto que prima lo hablado. Ahora, en los títulos actuales, sobre todo imperan la acción, la música, que debe estar a tope para que suceda algo o lo parezca, los efectos especiales. Y si le quitas el sonido (y Gere hace el gesto de bajar el volumen de un imaginario botón), ¿qué te queda? Una imagen vacía. En «La cena» hay personajes interesantes que utilizan el lenguaje como arma y, también, para esconderse de los hechos que suceden a su alrededor.
–Debo ahora preguntarle por el tema de los abusos sexuales en Hollywood y su opinión frente a la enérgica y sin fisuras reacción de la meca ante ellos, como «borrar» de la película «Todo el dinero del mundo» a Kevin Spacey y sustituirlo por Christopher Plummer (que, por cierto y no quizá casualmente aunque sea un gran actor, opta a un Globo de Oro por ese papel).
–Yo no lo contemplo como algo aislado ni circunscrito únicamente al cine, sino que sucede en toda la sociedad, no importa cuánto dinero manejes en un sector determinado. Puede pasar en una fábrica, en una cafetería, en una empresa de lo que sea, entre trabajadores inmigrantes que están en el campo, en cualquier lugar en que alguien tenga más poder que el resto. Incluso de manera muy sutil, siempre existen niveles de abusos sobre una persona que no lo posee, o en menor grado que otra. Las mujeres están, o deberían estar ya, en el proceso de conseguir al fin una auténtica y completa igualdad, pero esas situaciones también suceden por motivos raciales y con ciertas comunidades étnicas porque se pueden producir a nivel personal y grupal.
–¿Y, como le preguntaba también antes, cuál ha sido y es su reacción ante la respuesta de la industria con respecto a los denunciados?
–Mi reacción es hacia la gente que los ha sufrido, mostrarles siempre mi solidaridad, mi empatía, mi apoyo, deberíamos pensar en ellos por encima de todo y de todos, y que puede haber una posibilidad para que el mundo cambie.
–Lleva en esta profesión más de cuarenta años hilando un éxito con otro, qué no habrá visto Richard Gere. ¿Le afectó este tema alguna vez? ¿Fue víctima de algún tipo de acoso?
–A mí nunca, jamás me pasó nada de esto ni me hicieron insinuaciones, pero siempre ha existido este tema, claro... Sin embargo, insisto, se trata de un problema de poder y de la sociedad en general que sucede en cualquier parte del planeta. ¿Viste la portada de «Time»?
–Sí, desde luego, y era magnífica, de las que hacen historia.
–Y provocadora, porque mostraba a una actriz muy popular pero también a la trabajadora de un hotel, a una oficinista.. Personas que no eran famosas aunque todas sufrieron el mismo tipo de abusos. El mensaje estaba claro de solidaridad con ellas, no existía un orden de importancia entre ellas...