Buscar Iniciar sesión

Segundo de Chomón y su gemelo único

larazon

Creada:

Última actualización:

El próximo jueves se estrena en la Cineteca de Matadero Madrid un largometraje con un título sugerente “El hombre que quiso ser Segundo”. La cinta comienza con una voz en off narrando el parto de dos gemelos. El padre, ingenioso, decidió que los hijos, que llevarían el apellido Chomón, se llamarían, el que nació primero, Primo, y el rezagado, Segundo. Este es el punto de partida del documental sobre la vida y obra de Segundo de Chomón, cineasta turolense que fue una de las grandes figuras del séptimo arte en las tres primeras décadas del siglo pasado, años en los que el juego de fotogramas que era el cine tuvo un enorme impulso creativo. Segundo de Chomón era un verdadero mago, al igual que su admirado Georges Méliès, y sus efectos especiales y trucajes marcaron un hito gracias a su trabajo con los hermanos Pathé en París y en la Itala Films de Milán, productora con la que participó en proyectos monumentales como “Cabiria” (1914), de Pastrone, o “Napoleón” (1927), de Abel Gance.
El documental “El hombre que quiso ser Segundo”, profundiza en la vida del cineasta mediante la relación con su hermano, que se conoce por la correspondencia que mantuvieron. El director de la cinta, Ramón Alòs, se presenta en la segunda secuencia antes de emprender, cámara en mano, un trabajo depurado en torno a la figura de su antiguo compañero de profesión. Pero de repente la investigación se convierte en una telenovela y Ramón Alòs y su compañero, el Profesor Companys, pierden los nervios, la educación y el respeto. Cualquiera diría que son personas estúpidas y dan ganas de nunca haber visto el documental a pesar de su calidad. Aunque... ¿y si Alòs no fuera él? La respuesta está en los créditos.
El director ha sido interpretado por un actor, Enrico Vecchi, y Companys le ha seguido el juego, en el que nos han hecho caer a todos, una trampa de mentiras o no verdades. Y es que uno llega a sentirse tan vacilado durante tanto tiempo que, al darse cuenta del engaño, disfruta de golpe toda la película. Sobre todo porque el documental te enseña que Segundo de Chomón era un ilusionista, y te das cuenta de que, precisamente, eso es lo que acabas de ver, una ilusión. Vecchi, aseguró que en ese sentido la intención era “homenajear a Chomón haciendo algo que surgiera de su espíritu, no sólo reflejar su trabajo”. Mientras tanto, Ramón Alòs, el de verdad, el que sustituye Vecchi delante de la cámara, que descubrió la persona de Segundo de Chomón “por fases, la primera cuando estudiaba en Italia”. Luego, cuenta, “vi un corto suyo de animación que era maravilloso y dije “hay que hacer algo de este tío”. La anécdota es que “al final resultó que el corto no era suyo”.
Cuando Alòs se documentó por primera vez sobre el cineasta pensó lo mismo que todos al ver “El hombre que quiso ser Segundo”: ¿Por qué este personaje no se ha reivindicado en España?”. Según él, se debe a que “del cine de su época se habla poquísimo, porque los que se dedicaban a aspectos técnicos en nuestro imaginario social están unos escalafones por debajo del creador y también porque el hecho de ser español no ayuda, si fuera francés...”. Como Méliès, al que los Pathé destronaron tras contratar a Chomón. Sin embargo, añade Alòs que “el éxito que la memoria histórica le ha negado lo tuvo en vida, siempre tuvo trabajo y era uno de los mejores pagados”.
Ramón Alòs ha recurrido a dos lenguajes cinematográficos que se suponen opuestos: “O eres de los hermanos Lumiere (películas realistas) o de Méliés (que creaba ficción). Yo he intentado relacionas las dos”. El resultado, una realidad ficcionada, o viceversa. El director huye de los covnencionalismo que hacen de los documentales relatos plenamente verídicos y afirma que todos ellos “te dan una visión parcial de la realidad”. La suya sobre la vida de Segundo de Chomón, es particular desde el nacimiento, pues teniendo gemelo siempre fue hijo único y desde el parto Primo también fue una invención de Alòs.