Silvia Plath, un caso de violencia de género
Un librero de Massachussetts pone en venta una serie de documentos inéditos en los que se constatan los malos tratos que la escritora padeció a manos del poeta Ted Hughes, quien fue su marido y responsable de la destrucción del último diario de la norteamericana
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Un librero de Massachussetts pone en venta una serie de documentos inéditos en los que se constatan los malos tratos que la escritora padeció a manos del poeta Ted Hughes, quien fue su marido y responsable de la destrucción del último diario de la norteamericana
Durante varios años, Harriet Rosenstein trató de escribir una biografía completa de Sylvia Plath. Su labor fue detectivesca, hasta el punto de intentar reunir todo tipo de documentos sobre una de las voces líricas más destacadas del siglo pasado. Rosenstein llamó a todas las puertas, incluso a aquellas que escondían algunos de los más oscuros secretos de la vida de la autora de «Ariel». Desgraciadamente, la biógrafa no concluyó su labor, pero tras su fallecimiento quedó su labor como investigadora traducida en un importantísimo archivo con documentación fundamental, en buena parte inédita. Ese fondo está ahora en venta y han empezado a trascender algunos de los más controvertidos documentos que en él se custodian. «The Guardian» ha sido el primero en adelantar esta semana varios de esos contenidos, concretamente una serie de cartas inéditas de Plath dirigidas a quien fuera su psiquiatra: la doctora Ruth Barnhouse Beuscher, la misma que inspiró el personaje de la doctora Nolan en «La campana de cristal», la única novela de Plath, un texto con un muy evidente eco autobiográfico. Escritas entre el 18 de febrero de 1960 y el 4 de febrero de 1963, las misivas nos trasladan a la parte final de la vida de la escritora, con una correspondencia que concluye una semana antes de su suicidio.
Ted «deseó» su muerte
Las cartas exponen los malos tratos que Sylvia Plath habría recibido a manos de quien era su marido, el también poeta Ted Hughes. En este sentido, siempre según el testimonio de Plath, recibió varios golpes cuando estaba embarazada de su segundo hijo. Igualmente ha trascendido que hace referencia a que el mismísimo Hughes había deseado que ella acabara muerta.
Cuando Sylvia Plath se suicidó dejó una buena cantidad de manuscritos sin publicar, una obra literaria que fue apareciendo poco a poco, siempre bajo el cuidadoso control de Ted Hughes. Fue él quien tomó la iniciativa de publicar los diarios de Plath, aunque uno de ellos, el último, el relacionado con el acto final en la vida de la escritora, nunca vio la luz. Hughes decidió destruirlo para, según él mismo explicó en numerosas ocasiones, proteger a sus hijos. Esta nueva documentación viene a suplir con creces aquellas páginas mandadas al fatal fuego.
Es sabido que Plath siempre tuvo en gran estima a Barnhouse. En los diarios hay constancia de ello; por ejemplo, en una entrada del 27 de diciembre de 1958: «Ayer tuve una sesión con Beuscher muy larga y muy profunda. Removí cosas que me lastimaron y me hicieron llorar. ¿Por qué solo consigo llorar con ella?» Había confianza con la que era guardiana de los secretos de la poeta y había motivo, porque la paciente llegó a la consulta de la doctora tras haber intentado suicidarse por primera vez.
Las 14 cartas habían sido puestas en venta hace poco por un vendedor de archivos literarios en Nueva York, pero finalmente fueron retiradas por motivos legales. También forman parte del fondo recopilado por Harriet Rosenstein una importante colección de informes médicos de 1954, correspondencia con amigos de Plath, así como una serie de entrevistas con Barnhouse sobre sus sesiones. El precio puesto por el vendedor para todo este volumen de datos y papeles imprescindibles era la nada despreciable cifra de 875.000 dólares.
El responsable de la venta se llama Ken Lopez, un librero de Massachusetts. Él fue una de las sensaciones en la última edición de la New York Antiquarian Book Fair, celebrada el pasado marzo. Lopez llevó consigo el conjunto de cartas a la doctora Ruth Barnhouse y desde luego que llamó la atención, especialmente de los admiradores de Plath. En el catálogo de la feria anticuaria de libros, Lopez escribió que lo que ofrecía a muy generosos bolsillos eran «los únicos documentos existentes de ese momento de su vida [sus últimos años]; escritos por Plath y desde su perspectiva». Por Lopez sabemos que en una de estas cartas, la autora expone que «me queda el consuelo de ser, sin duda, la única mujer que va a conocer los primeros años de un genio encantador. En mi piel. Al igual que una etiqueta Belsen». Ese «en mi piel» es una muy evidente referencia al maltrato padecido a manos de Ted Hughes. Lopez añade más interrogantes sobre estas cartas inéditas cuando recuerda que la doctora había asegurado en una entrevista en 1999, un año antes de su muerte, que había destruído la copiosa correspondencia que había mantenido con ella. Ahora sabemos que afortundamente no fue así, pero queda la duda de saber por qué mintió Barnhouse, por qué facilitó tan delicado material a Harriet Rosenstein.
¿Se publicarán las cartas o habrá que esperar que sean compradas por alguna institución? Según ha podido saber este diario, parece seguro que algunas de ellas aparecen en un trabajo que está a punto de llegar a las librerías británicas. Se trata del primer tomo de la muy ambiciosa edición de las cartas completas de Sylvia Plath. «Letters of Sylvia Plath: Volume 1», que se publicará en octubre, bajo el cuidado de Karen Kukil y Peter K Steinberg incluirá numeroso material inédito, como algunas de las misivas ahora descubiertas.
Hay otro punto que no se puede olvidar en lo recopilado por Rosenstein, ahora en manos del librero de Massachusetts. La biógrafa empezó a trabajar en su investigación diez años después del suicidio de Plath, por lo que los hechos estaban muy recientes en el recuerdos de aquellos que la trataron. En el legado en venta están las cintas en las que se pueden escuchar las entrevistas con esos testimonios fundamentales para conocer mejor la vida y la obra de la escritora. Todo ello hace pensar que posiblemente se encuentren en esas cintas materiales que podrían cuestionar o complementar algunas de las muchas biografías existentes sobre Plath, así como los ya citados diarios que este año se publicaron por primera vez completos en nuestro país de la mano de Alba Editorial. Cabe decir que estas grabaciones no han sido hasta la fecha digitalizadas y que Ken Lopez las ofrece en su formato original de los años setenta.
Una fascinación incesante
Todo ello viene a demostrar que la fascinación por Sylvia Plath sigue intacta más de medio siglo después de su muerte. Pero, por otra parte, vuelve a cuestionar la figura de Ted Hughes, el hombre que se encargó de seleccionar aquellos textos que debían publicarse de Plath. Las nuevas alegaciones sobre el poeta lo señalan como el responsable de la pesadilla en la que vivía quien fue su esposa. El escritor le fue infiel con Assia Wevill, que se convertiría luego en su esposa. A los seis años exactos de la muerte de Plath, Assia tomó la fatal decisión de suicidarse empleando el mismo sistema que su predecesora como pareja de Hughes: metiendo la cabeza en el horno. Pero Assia fue todavía más cruel porque con ella se fue su hija Alexandra Tatiana Elise, de cuatro años y fruto del matrimonio. Probablemente lo peor de este legado es que cuando se escribe un artículo sobre Plath y Hughes hay que hacer referencias a tantas muertes. En 1970, otra poeta, Robin Morgan, publicaba «Arraignment», una pieza en la que acusaba directamente a Ted Hughes de haberle dado palizas a Sylvia Plath. Cuando las cartas de Plath a su médica vean la luz sabremos que posiblemente esa acusación era cierta.
«¿Qué pasó aquella noche?»
El grado de responsabilidad de Ted Hughes (en la imagen) en la muerte de Sylvia Plath siempre ha sido objeto de debate. Tras el suicidio de la poeta, le llovieron críticas y sospechas de maltrato desde Estados Unidos. Hughes siempre intentó mantenerse al margen de los ataques, que se redoblaron cuando su amante, Assia Wevill, puso fin a su vida de la misma manera que Plath. En 2015 salió a la luz un poema, «Last letter» («Última carta»), escrito por Hughes poco después de la muerte de Plath, en el que se relatan algunas claves de la última noche de la pareja. «¿Qué pasó aquella noche, tu última noche?», comienza preguntándose Hughes en un texto que culmina con la noticia que recibió el poeta de la muerte de su esposa.
La cartas completas, en octubre
En octubre tendrá lugar uno de los más importantes acontecimientos literarios para los muchos lectores de Sylvia Plath con la llegada del primer tomo de su epistolario completo. Peter K. Steinberg y Karen V. Kukil, quienes ya firmaron la edición de los diarios de Plath, se han encargado de recopilar las misivas, muchas inéditas, de esta primera entrega que se mueven entre 1940 y 1956, El año de cierre del volumen no es gratuito porque es el de su matrimonio con Ted Hughes. Esta tanda de la correspondencia nos lleva hasta momentos clave en la vida de Plath, como su adolescencia, además de ayudarnos a conocer quienes fueron los novios que tuvo en la secundaria. También en las cartas se constatan los turbulentos años como estudiante en la universidad de Smith; su traslado a la Universidad de Cambridge; y su encuentro y posterior matrimonio junto a Ted Hughes. A este respecto, el volumen se cierra con las misivas escritas durante la luna de miel en las que resalta la mutua colaboración entre los dos poetas, un hecho que quedaría dolorosamente roto.