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Álex Rigola: «No entiendo las artes escénicas sin innovación y excelencia»

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Dirige la sección de teatro de la Bienal de Venecia, una manifestación artística cuyos ingredientes principales deben ser, opina, el riesgo, la innovación, la experimentación y la excelencia
El director español Àlex Rigola dirige de nuevo este año la sección de teatro de la Bienal de Venecia, una manifestación artística cuyos ingredientes principales deben ser, opina, el riesgo, la innovación, la experimentación y la excelencia.
Rigola (Barcelona, 1969) es sinónimo de teatro, a él le ha dedicado prácticamente toda su vida desde que se licenciara en la Escuela Superior de Arte Dramático en su Barcelona natal hasta el día de hoy, en el que reparte sus proyectos entre España, Alemania e Italia.
En Roma presentó esta semana el programa para la Bienal de Venecia 2014 en su sección de teatro, de la que Rigola es responsable desde 2010.
En una entrevista con Efe, el escenógrafo catalán mostró su satisfacción por las novedades que presenta este año su sección, en la que más de 200 participantes, "artistas de primer nivel", acudirán para la "Bienal College"y poder aprender así de grandes maestros como Mark Ravenhill, Jan Pappelbaum o Lluís Pasqual.
"Son nombres que no habían estado hasta ahora. Tampoco habíamos tenido la presencia de Nathalie Fillon o Marco Calvani o de compañías como La Zaranda o la Agrupación Señor Serrano. Todos ellos son artistas que están trabajando internacionalmente y que vamos a tener la suerte de contar con ellos en Venecia", dijo.
Otras grandes figuras que llegarán a Venecia son ya viejas conocidas de la Bienal, como es el caso de Lluís Pasqual, quien ocupó el cargo de director de la sección de teatro en 1995.
"En Italia se conoce bien el trabajo de Lluís Pasqual porque lleva toda su vida trabajando en ópera en el país y también en teatro y particularmente tiene una relación muy estrecha con el 'Piccolo Teatro' de Milán", argumentó.
Rigola apuesta sin dudar por un teatro que agregue "diversas formas de narraciones artísticas"ya que, según dijo, "las fronteras en las artes escénicas se están diluyendo".
Para el director catalán, Bélgica es un país ejemplo de estas nuevas tendencias y de cómo realizar una buena gestión cultural y así lo demuestra, a su juicio, que los ganadores este año del León de Oro y de Plata de Teatro, Jan Lauwers y Fabrice Murgia, respectivamente, tengan esa nacionalidad.
Una situación bastante diversa a la que vive en este momento su país natal, que calificó como "desesperante".
"Los medios han disminuido muchísimo y hay pocas personas en el mundo de la cultura que realmente hagan una apuesta valiente y en la que crean que las artes escénicas tienen algo que aportar", lamentó.
Para Rigola, existe un cierto menosprecio y una falta de concienciación de lo que supone la cultura en general y el teatro en particular para el desarrollo de una sociedad.
"Es difícil hablar de todo cuando una cosa tan sencilla como entender que las artes escénicas son parte de la formación de los adultos que ya terminaron sus estudios y que pueden ampliar sus conocimientos a través de la cultura no se asimila", se quejó.
La raíz del problema tiene un origen claro para el director catalán y surge cuando "las líneas de populismo están por encima de la excelencia, que es lo que tendría que predicar todo teatro público".
Afortunadamente, a él proyectos no le faltan: junto a la dirección de la sección de teatro de la Bienal, acaba de estrenar en el Teatro Schaubühne de Berlín el espectáculo "2666", sobre la obra homónima del chileno Roberto Bolaño, cuyo texto "El policía de las ratas"también se encuentra de gira por España de manos de Rigola.
Además, prepara la dirección de "El sueño de una noche de verano"para otro teatro público alemán y alterna otros proyectos "más pequeños y personales"con su compañía "Heartbreak Hotel".