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El CDN pone a Fraga en la diana: "Who the f*ck is Iribarne?"

Esther Carrodeguas y Xavier Castiñeira proponen una revisión de la Transición a partir de la figura del político gallego
"Iribarne" le prepara un buen traje a la Transición a partir de la figura de Manuel fraga
"Iribarne" le prepara un buen traje a la Transición a partir de la figura de Manuel fragaGeraldine Leloutre

Madrid Creada:

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En Iribarne no hay inocencia. Manuel Fraga está en el centro, en los márgenes, por las paredes...; en todas partes y en todos los formatos. Tantas caras de una sola persona como posibilidades existan sobre la escena. Él es el pilar que da sentido a la pieza con la que Esther F. Carrodeguas y Xavier Castiñeira –autora y director– ponen patas arriba la Sala Francisco Nieva del Centro Dramático Nacional. “Nos gusta que el teatro no termine en los aplausos, que continúe en el bar, que la gente se posicione”, advierte él. “Los 'inputs' no son para decir 'piensa esto', sino para decir 'piensa'”. Carrodeguas, por su parte, no esconde la intención “política” –“que no panfletaria”, se detiene– del montaje, aunque puntualiza: “No es solo porque hable de políticos o acciones políticas, sino porque es un proyecto que interpela a los espectadores, son un personaje más que estuvo en las decisiones del pasado”.
De una u otra, la directora gallega se sorprende ante el revuelo generado: “La alerta sobre el impacto de la obra ha sido un ataque desde el principio de cada entrevista. No nos ha pasado con ninguna otra obra. Es la primera vez que nos pasa, incluso, años antes del estreno”. Entiende Carrodeguas que es “por el personaje, un censor en un momento en el que la censura es un tema muy presente en la actualidad. Es curioso que estemos hablando de esto en el siglo XXI y en una España 'muy y mucho' democrática. Antes de que nadie la vea, como con la entrevista de Évole, se da por hecho que tenía que haber construido otro discurso”. Ellos, desde luego que no titubean (ni deberían) ante la repercusión de un espectáculo que se presenta como cañero y en el que los decibelios del tema Who the f*** is Iribarne? –de Alberto Mira, "Berto"– están desde el inicio.
Se suma Castiñeira a la respuesta, y señala que es “preocupante” para la sociedad que se asuma el discurso y que las posibles reacciones sean la primera pregunta que se les lance. Alfredo Sanzol, director de la CDN, tampoco alberga dudas: “Es [una obra] necesaria. Hace memoria de una manera especial que solo puede hacer el teatro y es conveniente para la buena salud de una sociedad”.
Iribarne es un intento “irreverente”, advierten, “por comprender cómo hemos llegado hasta aquí caminando de la mano de uno de esos personajes secundarios, pero increíblemente imprescindibles de la Hermosísima Historia de Esta España Mía (Esta España Nuestra). De esta España Viva, de Esta España Muerta. Pero cuidado: por más que lo pueda parecer, esto NO es un biopic sobre Manuel Fraga. Nos hubiese encantado hacerlo, ¡pero es que no cabía en una sola obra!”, ríen de un proyecto que surgió en la carretera: “Nació en una furgoneta en la costa valenciana. Nos alejábamos de Benidormes en distintas escalas y nos preguntábamos quién estaba detrás de eso. ¡Fraga!, nuestro abuelo gallego, el Fragosaurio, el abuelete...”, recuerda el director. Los movimientos del político en un pasado ya no tan cercano “tenían alcance nacional” y querían entrar en “cómo esa figura construye lo que somos ahora. Investigar de una forma lúdica nuestra identidad, dónde estamos y de dónde hemos partido. Como alumno de Historia en la EGB, llegábamos al inicio de la Guerra Civil y saltábamos a la Transición. Era un gran agujero que tenía como persona y este proyecto me ha ayudado a revisar estos conceptos”.
“Es un hombre a través del cual se puede recorrer la Transición, que era a lo que me interesaba llegar como dramaturga y como compañía. En las primeras lecturas vimos que tenía mucho que ver con la identidad nacional y autonómica porque habla de quiénes somos –sostiene Carrodeguas–. Y el CDN es un buen sitio para hablar de ello, para revisitar el pasado desde nuestra generación, pero también de la manos de los jóvenes que nos acompañan en este viaje”.
Era 2021 y la pareja Carrodeguas-Castiñeira buscaba una nueva empresa en la que afanarse cuando Manuel Fraga Iribarne acudió en su ayuda: “Se nos apareció; no como fantasma, por supuesto, sino como tema”. Estaba a punto de cumplirse el centenario de su nacimiento (1922) y, además, hacía casi diez años de su fallecimiento (2012). “Esta suerte de redondez de las fechas parecía querer decirnos que era un buen momento para hacer balance de un político que había tenido muchísima importancia en un pasado muy reciente y que había caído estrepitosamente en el olvido con bastante inmediatez”.
“Iribarne es un tipo nacido en el mismísimo pueblo de Rouco Varela (sí: el cardenal) durante la monarquía de Alfonso XIII (¿el primer promotor del cine porno en España? Sí-sí: ese). Emigrado a Cuba con tan solo un añito –escriben en el dossier–, coincidiendo con la inauguración de la dictadura de Primo de Rivera, tras hacer las Américas durante un par de años, nuestro protagonista vuelve triunfante para ser el hijo del alcalde (¡y el de la francesa!). Empieza el Bachiller con la entrada de la II República, casi-casi se hace cura durante la Guerra Civil, pero decide pirarse a Madrid siguiendo el rastro de otro gallego ilustre nada más inaugurada la Era del Susodicho (sí, claro: el Caudillísimo). Con tanto ahínco intentó ser como él que más pronto que tarde llegó a ser su ministro, a pesar de haber disparado dos días antes contra el culo de su hija (¿¡pero qué dices!? Sí-sí: ¡dato real!). Habiendo sido el primer y mejor opositor de España, quiso sustituir al Caudillo cuando este murió. No pudo ser: no iba por oposición. Tuvo que conformarse con el cargo de virrey en su querida Terra Galega”.
Se muestra a un Fraga que quiere y no puede: “Fue un fracasado porque siempre estuvo en la parrilla de salida para llegar a un cargo muy importante y nunca lo consiguió. Solo dio el campanazo en Galicia”, afirma Mónica García, actriz de un reparto que completan Xurxo Cortázar, Jorge de Arcos, la propia Carrodeguas, Anxo Outumuro y Lidia Veiga. Por el contrario, para la autora del texto, su protagonista es un “superviviente” que entró como ministro en una dictadura pretendiendo alcanzar un puesto de poder, porque quería ser presidente de España en un momento en el que sabía que la dictadura iba a cambiar, y fue de los pocos políticos que sobrevivió dando la vuelta a su ideario”. “También fue una persona muy camaleónica”, continúa. “En cada momento sabía lo que tenía que decir”. Porque Fragas hubo muchos, “el más franquista en el franquismo, el más demócrata en la democracia y el más autonomista cuando llegaron las autonomías”, apuntan.
  • Dónde: Teatro Valle-Inclán (Sala Francisco Nieva), Madrid. Cuándo: hasta el 12 de noviembre. Cuánto: desde 12,50 euros.