Crítica de teatro

"Los chicos del coro": La música como tabla de salvación ★★★☆☆

En esta versión de Víllora todo se desarrolla siguiendo con eficacia los mismos planteamientos narrativos de la película

"Los chicos del coro" unen a un elenco muy joven con veteranos de los musicales
"Los chicos del coro" unen a un elenco muy joven con veteranos de los musicalesPentación

Texto y letras de las canciones: Christophe Barratier y Philippe Lopes Curval. Música: Bruno Coulais y Christophe Barratier. Director: Juan Luis Iborra. Traductor y adaptador: Pedro Víllora. Intérpretes: Jesús Castejón, Natalia Millán, Rafa Castejón, Eva Diago, Antonio M. M., Iván Clemente, Enrique R. del Portal. Teatro de La Latina, Madrid. Hasta el 2 de julio.

Más de cien mil espectadores han visto ya en Madrid esta exitosa adaptación teatral de la celebérrima película homónima que rodó Christophe Barratier en 2004. El mismo equipo creativo de aquella película, en la que el Barratier participaba también como guionista, letrista y músico, se ocupó de llevar a las tablas la conocida historia de Clément Mathieu, un músico fracasado que llega unos años después de la Segunda Guerra Mundial a dar clases a un internado de chavales en riesgo de exclusión social, y su alumno Pierre Mohrange, un indisciplinado pero sensible joven con excelentes dotes para el canto y la música.

Pedro Víllora se ha ocupado de traducir y adaptar todo ese material para una producción española que cuenta con un estupendo equipo artístico encabezado por el director Juan Luis Iborra. No sé cómo será el musical francés del que parte, pero en esta versión de Víllora todo se desarrolla siguiendo con eficacia los mismos planteamientos narrativos de la película, con algunas pequeñas variaciones que en nada afectan a la esencia del relato, como puede ser el hecho de introducir mujeres en el alumnado y en el profesorado. La obra discurre ágil y muy bien estructurada, aunque, quizá por esa deuda contraída con el cine, tiene demasiadas escenas y no todas, dada la variedad de espacios y la cantidad de personajes, son fáciles de representar con lustre teniendo en cuenta las limitadas dimensiones de un teatro convencional como es este de La Latina. Esa necesidad de aprovechar el espacio ha obligado a colocar la pequeña agrupación de cámara con el piano incluido en un palco, lo cual complica que los planos sonoros puedan ajustarse con precisión para todo el público por igual, sobre todo cuando los instrumentos, fuera de las canciones, suenan para ambientar el texto dialogado. Desde luego, es un mal muy menor, y se agradece, en cualquier caso, que la opción no haya sido renunciar a la música en directo.

En cuanto a las interpretaciones, acompañando al grupo de jóvenes y prometedores cantantes-actores que dan vida a los alumnos del internado, hay un elenco adulto con dilatada experiencia en el teatro musical dentro del cual destacan especialmente Natalia Millán, tan fantástica como siempre, esta vez en el papel de la madre de Mohrange, y Rafa Castejón, que goza de una oportunidad ideal, que no desaprovecha, para lucir a la vez, en el rol del miserable Rachin, sus variados talentos: el dramático, el cómico y el musical.

  • Lo mejor: Es una gran historia, con una partitura memorable, bien contada y bien interpretada.
  • Lo peor: En algunas escenas, la ternura se inclina hacia la sensiblería un poquito más de lo debido.