David Botello lleva al teatro las paranoias de Felipe V en un monólogo en clave de humor
Estrena este viernes una pieza histórica sobre las manías del primer Borbón que reinó en España
Creada:
Última actualización:
Felipe V es una de las figuras más inquietantes de la historia moderna de España. Sufría extrañas obsesiones que rozaban la paranoia. Pensaba que estaba muerto y que le querían envenenar a través de la ropa blanca. Para no tener que cambiarse de indumentaria, inició una cruzada contra la higiene. Dejó de lavarse, de peinarse y de cortarse las uñas. Las greñas se le salían por detrás de la peluca. Y llegó a tener las uñas de los pies tan largas que le impedían caminar. Así que decidió no levantarse de la cama. Y así estuvo durante años.
Todo esto lo cuenta David Botello, escritor, guionista y ahora protagonista del monólogo “Felipe V, el rey que nos salió rana”, que se estrena este viernes en los Teatros Luchana, en Madrid, (en cartelera hasta finales de mayo). Sobre las tablas, el público verá a Botello al frente de un monólogo que escarba, siempre en clave de humor, en la vida del monarca francés, nieto de Luis XIV. “Creo que Felipe se merece que contemos quién era el ser humano para entender su reinado”, explica el autor y director de la obra.
Felipe V sustituyó en el trono español en 1700 a Carlos II, el último de los Austrias. Tuyo que lidiar con la guerra de Sucesión, tras la cual España perdió gran parte de sus territorios europeos. Su política interior se caracterizó por establecer la unidad administrativa e impulsar una serie de medidas reformistas que pusieron las bases de la España ilustrada que floreció en el reinado de Carlos III.
Pero este monólogo no es una clase de historia sino algo mucho más vivo y desenfadado. El propósito de su autor es divertir al público y divulgar un poco más nuestra historia. De alguna manera, es la fórmula habitual que Botello viene combinando desde hace años tanto en televisión como en radio (con el programa “El Punto sobre la Historia”), todo un reto digno de una mente inquieta como la de este divulgador de la Historia y autor de los libros “Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen” y “Follones, amoríos, sinrazones, enredos, trapicheos y otros tejemanejes del siglo XIX” (ambos en la editorial Oberon).
En lo personal, Felipe V era un desastre. Padecía episodios de profunda melancolía. “Sentarse en el trono de España lo deprimía”, explica Botello. En una de sus agudas crisis depresivas decidió abdicar (1724) en su hijo Luis I, pero retomó la corona un año después tras la muerte de su vástago. “La guerra de la Sucesión le disparó un trastorno bipolar. Cuando no estaba cerca de la reina, o cuando estaba lejos del campo de batalla, se venía abajo”, añade.
Pero de todas las obsesiones que padecía, la más famosa es la que da el título a la obra. “Se dice que un día se despertó pensando que era una rana. Por lo que cuentan las cartas de la época, empezó a croar y a dar saltitos por el alcázar de Sevilla”. Otra de sus obsesiones recurrentes era que el sol le quería cortar la cabeza. “A lo mejor Freud tendría algo que decir respecto a la relación con su abuelo, Luis XIV de Francia, el Rey Sol”, bromea Botello, quien relata que “para evitar que el sol lo atacara, el rey trastornó sus horarios y los de la corte. Dormía de día y veía a ministros y embajadores de madrugada. Con este descontrol horario, del poco dormir, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”.
Botello no es el primero en firmar un monólogo histórico. Habla de antecedentes como “el grandísimo” Rafael Álvarez, El Brujo o “la impecable versión de Juana la Loca que hizo Concha Velasco”. “Respecto a la comedia -añade-, Raúl Cimas hizo un monólogo en el que algunos momentos históricos le servían de excusa para contar chistes. Creo que no ha sido el único. Porque la historia, a veces, da mucha risa”.
“Felipe V, el rey que nos salió rana”, en cambio, es un monólogo que “está más cerca del stand up que de las otras propuestas”, matiza Botello, que se considera “un buceador de historias reales que no lo parecen” contadas de una manera que parece ficción. “Siempre he sabido que la realidad supera a la ficción. Y que la Historia es muy divertida”.