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Felipe V, el rey melancólico que devolvió el imperio a España

Christopher Storrs destierra la idea de nuestra decadencia en el siglo XVIII en «El resurgir español»
Museo del Prado

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Al hispanista Christoper Storrs le disgustan las ideas preconcebidas y en su libro «El resurgir español. 1713-1748» (Desperta Ferro) se desmarca del tópico de que España avanzaba por una lenta decadencia desde tiempos de Carlos II. Una idea que ha gozado de enorme aceptación y se ha extendido gracias a la imagen estereotipada que nos ha llegado del primer rey de la casa de los borbones, Felipe V. «En cierto modo –reconoce el historiador a este diario–, la idea de un monarca que tenia sus propias flaquezas, aunque diferentes de las de Carlos II –en su caso, con tintes emocionales y psicológicos– se traduce, asimismo, en un peor entendimiento de su reinado del que deberíamos tener. Los aspectos más estrambóticos de su carácter, que en cierto momento de su reinado convertía la noche en día y viceversa, se interponen en una correcta valoración del personaje y de su reinado».
El carácter de este personaje, con sus insólitos hábitos, aventó una leyenda que se ha convertido casi en un mito popular. A eso hay que sumar esta tendencia patria a desestimar cualquier logro de nuestro pasado. «¿Tiene esto que ver con la leyenda negra? No directamente, pero si hay alguien empeñado en querer ver evidencias de una leyenda negra, seguramente las encontrará en cualquier periodo. Y por supuesto, los enemigos y rivales la explotarán», comenta el autor. Pero enseguida aporta una reflexión sobre este baldón que arrastramos: «La leyenda negra es tremendamente injusta en tanto que es específica y afecta solo a España, cuando es evidente que existen episodios en el pasado de la mayoría de países que podemos considerar terribles o controvertidos. Asimismo tenemos que tener en consideración la existencia de una “leyenda rosa”, aquella que pone el foco en los episodios más positivos de la historia de España –de nuevo, aplicable también a la historia de otras naciones y pueblos–. Ambas son parte de lo que considero que debería ser un fructífero diálogo con el pasado, que es parte del propósito de estudiar la historia».
Para Storrs todavía existen visiones controvertidas sobre este periodo. «Para algunos, el reinado de Felipe V fue un periodo en el que los recursos de España fueron malgastados en aventuras dinásticas sin beneficio para el país, aunque lo cierto es que había más gente que apoyaba estas políticas mediterráneas de lo que se ha pensado. Y otros tantos relacionan los trascendentales avances del siglo XVIII español con la generación que expiró con los acontecimientos de 1808 y el subsiguiente colapso del Antiguo Régimen en España de modo que estas últimas décadas del siglo son las que han merecido mayor atención, y no la primera mitad del XVIII».
Para él este periodo estuvo marcado por el regreso de España al plano político europeo, su vuelta al Mediterráneo, la reconstrucción de una flota que a lo largo de esta centuria, que brindaría enormes victorias frente a la inglesa y sería el punto de arranque de un envidiable ciclo de exploraciones científicas y unas innovaciones financieras que volvieron a situar a nuestro país entre las potencias hegemónicas. Uno de los ejes de esta recuperación fue abandonar el interés por Flandes. «Para Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio, el Mediterráneo y no Flandes, fue su principal preocupación. Incluso Carlos III, cuyo reinado favoreció el Atlántico, retuvo ciertas ambiciones mediterráneas. En algunos aspectos eran reflejo de intereses y preocupaciones comunes en ambas orillas que contribuyeron a configurar las culturas e identidades actuales y que son imposibles de ignorar».

Independentismo catalán

En este periodo existe un punto crucial: la fecha de 1714, reivindicada por el independentismo catalán. «Son arenas movedizas en las que un historiador debe adentrarse con cuidado –asegura–. Me sorprende la pervivencia del foralismo en determinados lugares del Estado español, mientras que una pregunta para mí más interesante es por qué la monarquía borbónica fracasó a la hora de integrar aún más a los catalanes dentro de su nuevo Estado, no solo durante el reinado de Felipe V, sino en los tres siglos que sucedieron a 1714».
Respecto a la relación turbulenta que los españoles guardamos con nuestro pasado, afirma que «lo sorprendente en el caso español es el admirable grado de asimilación que en las últimas décadas se está alcanzando con algunos episodios recientes de vuestro pasado y cómo esto está contribuyendo también de manera excepcional al avance de lo que estamos viniendo a conocer como “historia pública”». Pero donde el historiador se muestra más tajante y es menos cauteloso no es con el pasado sino con el presente. «Evaluar las consecuencias del Brexit es complicado ahora, especialmente si le sumamos la pandemia y la guerra en Ucrania. Pero ya podemos decir que resulta obvio que su impacto ha sido más negativo que positivo. Esto tendrá consecuencias para Gran Bretaña por el escaso margen por el que se impuso en el referéndum. Y que Gran Bretaña quiera reingresar en la UE, es complejo y no es algo que veamos pronto». Respecto al descontento actual, sobre todo en lo relacionado con el coste de la vida, que tanto ayuda a los nacionalismos y la extrema derecha en Europa, él añade otro punto de vista: «Bien podría ser germen de una nueva ola o resurgir de los partidos de izquierda y centro izquierda».