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El flamenco mestizo de Yinka Esi Graves inaugura el FIT de Cádiz

La bailaora británica inaugura una nueva edición en la que también estarán Paco Bezerra, Alberto Conejero, Guillermo Calderón, María Moreno, Luciana Acuña, Alejo Moguillansky, Pedro Vilela, Martín Flores Cárdenas...
Yinka Esi Graves lleva a Cádiz un flamenco mestizo y muy personal
Yinka Esi Graves lleva a Cádiz un flamenco mestizo y muy personalLuis Castillo

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Le tocaba a Tamara Cubas abrir el Festival Internacional de Teatro de Cádiz (FIT) con su Multitud, pero las circunstancias quisieron que la «performance» que iba a tener lugar en la Plaza de la Catedral se tuviera que suspender. Así, «la fuerza de lo colectivo» que iba a presentar la artista uruguaya el viernes ha dejado el protagonismo a una británica afincada en Sevilla, una flamenca con orígenes en Ghana y Jamaica que se presenta en el Teatro del Títere de la Tía Norica con su primera creación en solitario, The Disappearing Act.
Ella es Yinka Esi Graves y su piel negra llama la atención entre tanguillos y otros palos: «Es interesante, porque cuando hablamos de arte hay que ir más allá. Sí he vivido el “shock” al salir, pero mi interior llega a la gente. Mi labor es poner en cuestión las otras miradas que odian la posibilidad de conectar con la humanidad. El baile rompe eso; y el flamenco, o lo vives desde dentro, o te dedicas a otra cosa», sentencia.
Su arte se presenta como «personal, contemporáneo y mestizo», y, en esta ocasión, pone sobre las tablas sus propias experiencias a lo largo de su carrera como bailaora siendo afrodescendiente. «No diría que es flamenco en sí, es un trabajo de autor», dice con un marcado acento andaluz.
"El flamenco, o lo vives desde dentro, o te dedicas a otra cosa"Yinka Esi Graves
Con estas, llega Yinka Esi Graves a unas tierras gaditanas que, asegura, son propicias para su arte, «es lugar de intercambio. En el siglo XIX, más del 10% de la población era negra o mestiza». Su idilio con el flamenco comienza en 2005, en Inglaterra, en unas clases cualquiera. Allí descubrió su pasión, y tres años más tarde empezó un viaje por Barcelona, primero, y Madrid, después, para, finalmente, detenerse en Sevilla. «Algo me captó y, sin saberlo, me mudé de país». Es a orillas del Guadalquivir donde crece como bailaora y donde descubre que puede abordar el flamenco «desde otro lugar». Se permite «que se resalten otros valores presentes en mí que no necesariamente están representados en la estética del flamenco, como mi herencia afrodescendiente».
Yinka Esi Graves, que estará en el Condeduque madrileño el 16 de diciembre, se propuso «investigar, trabajar e improvisar en espacios históricos con la idea de avanzar». Y de forma inesperada, asegura, se topó con un «vocabulario con el que hablar a través del cuerpo». «No es flamenco», repite, pero en él está la voz de Rosa de Algeciras y los fandangos, entre otros.
La bailaora defiende en The Disappearing Act la «necesidad de visibilizarse»: «Nunca me he sentido más que un espejismo en estas tierras. Observada por ojos que se niegan a enfocar. Mirada fijamente o ignorada; nada más que una ilusión óptica. Los ojos llenos de engaño encuentran consuelo en las mentiras. Ya no puedo confiar en mi propia mirada, porque no puedo estar segura de quién me enseñó a ver», recita Lala, el personaje que encarna en escena y que completa fuera de él con una conferencia mañana y una videoinstalación que se podrá visitar durante todo el FIT en el ECCO.
Será el primer plato de un festival dirigido una vez más por Isla Aguilar que se extenderá hasta el 5 de noviembre y por el que pasará Alberto Conejero con su fantástico El mar, Paco Bezerra (Muero porque no muero), Guillermo Calderón (Villa), Marina Santo (Más allá de la piel), Esther F. Carrodeguas y Iñaki Rikarte (Supernormales), Luciana Acuña y Alejo Moguillansky (La Edad Media)...