"Vidas minadas"

Las lecciones de vida de Gervasio Sánchez

El reportero celebra los 25 años de "Vidas minadas" con una nueva edición en la que deja constancia de que las secuelas de la guerra son "para toda la vida", insiste

Medy reza ante la tumba de su madre en Kabul
Medy reza ante la tumba de su madre en KabulGervasio Sánchez

Sokheurm, Manuel, Sofia, Adis, Mónica, Medy... Charlar con Gervasio Sánchez es asomarse a una ventana con vistas a la otra punta del planeta, pero, sobre todo, es poner la mirada en un lugar mucho menos de color de rosa del que estamos acostumbrados a vivir por Occidente. Entre unas y otras, el fotoperiodista va intercalando las historias de aquellos con los que alguna vez se cruzó en el camino y que, muchos años después, no ha dejado de visitar. Ya son parte de su familia, y como tal habla de ellos y ellas. Los conoció siendo niños o adolescentes y los ha visto crecer.

Mientras uno le da vueltas a la vida en Príncipe Pío, Valdebebas o no mucho más allá de El Goloso, Sánchez se detiene en Massaca (Mozambique), en la vida de Sofia Elface Fumo, quien hoy mantiene a sus cinco hijos gracias al arroz: «Lo compra al por mayor y, luego, lo vende en su casa». Con once años, un sábado de noviembre de 1993, pisó una mina antipersona y su vida quedó marcada «para siempre», remarca Sánchez. Sobrevivió pese a perder las dos piernas; su hermana María, no, murió un mes después de una infección.

Adis Smajic mira a su primer hijo recién nacido, Alen, en 2013
Adis Smajic mira a su primer hijo recién nacido, Alen, en 2013Gervasio Sánchez

La vista le llega igualmente a Apopa, El Salvador, a cómo Manuel Orellana se ha sobrepuesto a todo lo que se le ha ido poniendo delante. En diciembre de 1991, cuando tenía 20 años, Manuel también perdía las dos piernas; esta vez, recogiendo café. Quedaban semanas para que la guerrilla y el Ejército pusieran fin a doce años de enfrentamientos, «pero la necesidad te obligaba a trabajar y asumir los riesgos», confesaba años después el protagonista de la pesadilla. Sabía que allí había minas. No había otra, le tocó y no se arrugó. Llevó a sus tres hijos a la universidad cosiendo camisetas donde las maras campaban a sus anchas. «Hoy se enfrenta a la vida cotidiana con dignidad pese a todo».

"Las minas son soldados ocultos que ni beben ni comen y que siempre están esperando su siguiente víctima"

Gervasio Sánchez

Son solo dos de esos «personajes heroicos» –como los define– que Gervasio Sánchez recoge en Vidas minadas. 25 años (Blume). Todos unidos en la desgracia de las minas, esos «soldados ocultos que ni beben ni comen y que siempre están esperando su siguiente víctima». Y aunque realmente han pasado casi 26 años desde que se presentara su trabajo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (25 de noviembre de 1997), la cifra es lo de menos: el valor de este libro/exposición está en el acompañamiento de Sánchez a las víctimas, a personas que quedaron tullidas (muchas veces tiempo después de que la guerra de turno terminase) «para siempre», insiste.

Sofia Elface Fumo habla por teléfono junto a su quinto hijo, Gervasio
Sofia Elface Fumo habla por teléfono junto a su quinto hijo, GervasioGervasio Sánchez

Cuando el calentón de la actualidad ya no existe y el foco mediático se ha desplazado a otro lugar, comienza el territorio de este periodista. Son docenas los conflictos que el reportero ha pisado y siempre procura dejarse un motivo por el que volver. Hace familia en los peores momentos, y sirva el quinto hijo de Sofia como muestra, Gervasio: «Gervasito, como me llamaba mi mamá cuando era pequeño», cuenta un Sánchez algo ruborizado.

Las imágenes (de todas partes y de todos los conflictos) muestran «personajes incorruptibles que luchan de una manera íntegra contra la violencia que han sufrido». Otro tema son las guerras, sus intereses, la hipocresía de gobiernos y de gentes acomodadas, el papel de la prensa, los mercados de armas o «de la muerte»... Ahí sí que se enciende Gervasio –«grito contra la intolerancia»,– pero todo eso no entra en dos columnas; es mejor buscarlo y escucharlo de su boca.