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Josema Yuste: «Aunque cambie de traje seré el mismo siempre»

Protagoniza y dirige hasta el domingo en el Lope de Vega de Sevilla la obra «Taxi», una adaptación del texto de Ray Cooney
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Tiene una mirada limpia y azul y una sonrisa que recuerda a la de Lauren Postigo entrevistando a Paca Carmona o a la de la doctora Ochoa hablando de «eso».
Tiene una mirada limpia y azul y una sonrisa que recuerda a la de Lauren Postigo entrevistando a Paca Carmona o a la de la doctora Ochoa hablando de «eso». Hace ya 20 años que Josema Yuste camina en solitario por el mundo de la comedia, un terreno que domina tras fajarse en el popular dúo «Martes y Trece». Con «Taxi», que dirige y protagoniza, reivindica el género del vodevil y dibuja una vida que no parece tan extravagante.
–Un hombre casado con dos mujeres y viviendo con cada una en un barrio diferente. ¿La trama de «Taxi» es pura ficción o está basada en hechos reales?
–Estoy seguro de que estará basada en hechos reales. Es un hecho que se produce muchísimas veces a lo largo de la historia de la humanidad y en todo el mundo. Estoy completamente convencido. Se produce de dos maneras: hombre casado con amante u hombre atrapado en el amor de dos mujeres, y por supuesto viceversa. Es decir, mujer con hombres. En este caso, la historia cuenta la vida de un hombre que está casado con dos mujeres y que está enamorado de las dos. Vive, lógicamente, con cada una de ellas por separado en dos barrios diferentes. Ellas no lo saben y creen que son la única mujer. Es una historia de tres, un hombre atrapado en el amor de dos mujeres.
–¿Cómo ha sido la adaptación del texto de Ray Cooney? ¿Qué mantiene del original?
–Mantiene la espina dorsal: un hombre casado con dos mujeres que lleva una vida placentera y que un accidente se la complica. La policía investiga su vida hasta que al final ocurre lo que tiene que ocurrir: que lo pillan con el carrito de los helados. Esto es lo que hemos mantenido. Todo el transcurso de la historia, la vida de este hombre, los avatares, cómo trabaja, los turnos que tiene que hacer, hoy duermo aquí, mañana allí, el engaño permanente... Todo esto lo hemos modificado sustancialmente y hemos generado en torno a esta vida muchos «gags» cómicos que no existían en la comedia. Además, hemos cambiado radicalmente a los personajes. Son los que son, pero llevados al extremo. Hay dos comisarios «pa» flipar cada uno, las mujeres también son diferentes, el amigo vecino de este hombre es un «zumbao» de la vida que no te puedes ni imaginar y el taxista es un hombre que sufre muchísimo más que en la versión original. Ese sufrimiento real, para que no lo cacen, es lo que provoca la carcajada del público. Si no hay conflicto no hay comedia, eso está claro. Y aquí hay mucho conflicto.
–¿Le gusta más dirigir o enfrentarse al público desde el escenario?
–Me gusta mucho dirigir y no se me da mal enfrentarme al público desde el escenario (risas).
–Los taxistas son una fuente de inspiración inagotable. Siempre tienen tema de conversación. ¿Qué le inspira a Josema Yuste?
–En la obra, la parte pública del taxista no sale, no se le ve trabajando. El mundo del taxi lo he vivido bastante en una época de mi vida y me parecen grandes psicólogos. El taxista habla, por ejemplo, con veinte personas cada día. Pocos profesionales hacen eso. También los camareros.
–¿Qué queda de ese cómico que veíamos cada fin de año en televisión?
–La esencia es la misma (risas), yo no voy a cambiar. Aunque cambie de traje seré el mismo siempre. Mi denominador común es la risa, mi faceta de hacer reír a la gente. El mundo del «sketch» lo he cambiado por el de la comedia. Pero, al final, el resultado en el público es el mismo: la gente se ríe con lo que hago, de una manera u otra. Y lo pasa bien.
–Hay generaciones que han crecido viendo las parodias de «Martes y Trece». Muchas siguen siendo muy actuales.
-Sí. Otras no, lógicamente. Son intemporales. Es el caso de esta comedia, que es intemporal. Siempre habrá una doble vida, un conflicto en esa doble vida. No es una obra costumbrista de un pueblo, de una situación social o la política del momento. Va por una temática generalista. Esto puede ocurrir en cualquier lugar del mundo y en cualquier época.
–Que se repitan las elecciones en junio, ¿suena a broma?
– (Risas). Pues sí, es lo que hay. Y espérate, que les va a costar un huevo y parte del otro llegar a un acuerdo. Estoy convencido, ¿eh?
–¿Qué le pediría a los políticos para que la formación del gobierno no se le vaya de las manos?
–Desde luego, mucho menos ego. El ego hay que saber gestionarlo. Menos ego, menos protagonismo, más humildad y más pensar en el bien común de la gente, no en sus propios sillones, poltronas o pensiones vitalicias. Si realmente pensaran más en la política, buscarían el bien común y llegarían a un acuerdo.
–Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera. ¿A quién ve más imitable?
–Rajoy es muy imitable, evidentemente. Sánchez creo que es menos imitable. Pablo Iglesias es muy imitable también. De esto hablaría muy bien Latre, que es un gran imitador.
–«Taxi» ha pasado ya por varias ciudades, ¿se ha planteado hacer una gira por Soria?
–Me encantaría, sobre todo para forrarme (risas). Llevamos 14 meses de gira por España con éxito de público. La gente disfruta muchísimo con esta comedia, se ríe y, muchas veces, nos despiden de pie. Esto se ve muy pocas veces en una comedia.

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