Juan Carlos Pérez de la Fuente: «Me han provocado mucho dolor»
Estrena «Numancia», que será su último montaje en el Español tras su polémica destitución.
Estrena «Numancia», que será su último montaje en el Español tras su polémica destitución.
Al margen de las obras de nueva creación que, este año cervantino, salpican todas las carteleras para homenajear al autor de «El Quijote», no estaba de más que el Español –al fin y al cabo, el teatro del barrio donde vivió un tiempo y murió el eximio escritor– decidiese rendirle tributo subiendo a las tablas, no ya una obra acerca de su figura o sus personajes, sino, sencillamente, una del propio Cervantes, que las tiene y muy buenas, aunque hayan quedado algo arrinconadas por la omnipresencia de su célebre novela de caballerías.
«El cerco de Numancia» o «Numancia» a secas es el título escogido por Juan Carlos Pérez de la Fuente para poner en valor la originalidad literaria de Cervantes en el centenario de su muerte y su moderno punto de vista sobre el ser humano. Además, en esta tragedia inspirada en el acontecimiento histórico del largo asedio que padeció la ciudad celtíbera a manos de los conquistadores romanos que comandaba Escipión, el todavía director del Teatro Español ha encontrado reflejada, sin proponérselo, su propia situación al frente de una institución que el Ayuntamiento de Madrid quiere que abandone.
–¿No hubiese sido más sencillo homenajear a Cervantes con alguna de sus comedias?
–Sí, pero yo creo que, igual que Lope simboliza el arte nuevo de hacer comedias, Cervantes representa el arte nuevo de hacer tragedias. «Numancia» es antes que «El Quijote», pero en «Numancia» está ya todo «El Quijote». La obra es de una modernidad fuera de lo común; además, a mí me gustan las historias de perdedores (risas).
–Como en el resto de sus obras, Cervantes hacer aquí una defensa de la libertad prácticamente inusitada en otros autores de su tiempo.
–Efectivamente; pero esa libertad no es para él una palabrita sencilla, ni mucho menos. Los españoles, 40 años después de la transición a la democracia, nos estamos dando cuenta ahora de que la libertad sin dignidad no es nada. Y, si entendemos al ser humano como alguien dueño de su propio destino, con todas sus potencias, sus responsabilidades y sus contradicciones, la palabra libertad se vuelve muy compleja. Y esa complejidad está en Numancia.
–Complejidad que también estriba en que Cervantes plantea el suicidio como una forma de mantener la dignidad ante unos romanos que, curiosamente, tampoco son el demonio.
–Claro, es que ahí reside su modernidad. Y eso ha hecho que Numancia haya sido utilizada ideológicamente por unos y por otros a lo largo de la historia. Si Artur Mas, por ejemplo, hubiese leído esta obra, probablemente se habría presentado en el Teatre Nacional de Catalunya para pedir que la montasen, porque le saldría muy fácil la regla de tres: Cataluña sería Numancia; y el resto de España, los romanos. Pero Cervantes, en realidad, habla de hombres y mujeres sencillos, a los que coloca como protagonistas prescindiendo de los dioses; se está adelantando ya al existencialismo en su manera de mirar al ser humano.
–Lo que pasa es que ese ejercicio de la libertad por parte de los numantinos pone de manifiesto la falta absoluta de entendimiento para solucionar los conflictos. ¿No es esa la verdadera tragedia?
–Sí, lo es. Y eso es lo que ocurre hoy; por eso es una tragedia moderna. Escipión no es un malvado sin escrúpulos; simplemente representa el poder; como hoy, por ejemplo, lo representa Obama, que es un hombre con muy buenos propósitos y muy buenas maneras pero que, en definitiva, cuando algo se tuerce, termina ejerciendo ese poder que tiene. Así es el mundo, no hay más: están los que mandan y los que obedecen. Y eso es lo que Cervantes veía.
–La ambigüedad de Cervantes hace que el suicidio numantino también pueda ser visto como un exponente de la sinrazón humana.
–Claro, es que Cervantes te coloca siempre frente a un espejo lleno de contradicciones. Porque es cierto que con la razón no se puede llegar a esa solución, pero... ¡con las vísceras, sí! Esto es algo que no he dicho nunca hasta ahora, pero yo, Pérez de la Fuente, aquí, ahora, con mi situación profesional y personal, entiendo cada vez más lo que hicieron los numantinos... Uno piensa que podría ser una salida... (Reacciona ante mi cara de perplejidad) ¡Claro! Es que, cuando los que ejercen el poder hacen determinadas cosas...
–Se está refiriendo a su situación en el Español, supongo. ¿Tan mal lo está pasando?
–Estoy viviendo una situación que espero que no la vuelva a pasar ningún director que venga. No se la deseo a nadie. A veces me despierto por las noches y digo: «¿soy o no soy el director del Teatro Español?». Cuando yo estaba concentrado en los ensayos, fui con los actores a tomar café un día y vi en mi móvil 80 llamadas de gente que se había enterado antes que yo de que me habían destituido. Creo que no hay derecho. Me gustaría saber qué he hecho para recibir ese trato, no ya como director de nada, sino como ser humano. Me han provocado mucho dolor; nadie se merece que le traten así. Yo he sido un caballero con ellos, con mis jefes. Y, a cambio, ¿qué es lo que he recibido?... Pues lo que habéis visto todos.
–¿Y a qué cree que se debe?
–Sinceramente, no lo sé. Se ha hablado de desencuentros, pero es mentira. Cuando yo me he reunido con la alcaldesa o con la concejala, hemos estado todos simpatiquísimos. Así que, si ha habido desencuentro, será desde el silencio. De la noche a la mañana me he convertido en el enemigo, aunque me gustaría saber el enemigo de quién. ¿Con esta programación?... ¿Hablamos de ideología, de teatro... o de intereses?
–¿Cree que es una revancha por el hecho de que usted fuese elegido por el Gobierno anterior?
–Estos concursos, antes de mi elección, se habían hecho en el Centro Dramático Nacional y en la Compañía Nacional en la etapa del PSOE. A los pocos meses llegó el PP y no pasó nada; yo pienso que eso es la democracia, ¿no? Respetar. Yo gané un concurso, igual que lo han ganado otros; pero conmigo se han inventado una farfolla de votaciones y no votaciones que nada tienen que ver con las bases de ese concurso. Me gustaría que miraran dichas bases.
–¿Se le ha llegado a comunicar el cese?
–Se me dijo un día, de palabra, que posiblemente no se contaría conmigo y que no siguiera programando. Pero no se me ha especificado más.
–¿Cree que esto ha podido estar alimentado por algún medio y por alguna persona celosa de su cargo?
–Yo creo que sí, ¿no?... (risas). Tú sabes muy bien esa respuesta, así que no te voy a decir nada más...