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La función más amarga de Pérez de la Fuente

La programación que no se verá en el Español: Zambrano, Alfonso Sastre y Elena Fortún. Pérez de la Fuente se despidió ayer tras la última función de «Numancia» con un aviso para navegantes: «Doy mi palabra de que volveré». Se va con los deberes hechos y el programa hasta 2017
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«Viva la democracia, aunque algunos no crean en ella. Volveré. Doy mi palabra de que volveré». Así se despidió ayer desde el proscenio el director del Teatro Español. Se cumplió la purga de Manuela Carmena
Era difícil presagiar que Juan Carlos Pérez de la Fuente, después de ganar un concurso público para dirigir durante cuatro años el Teatro Español, tendría que abandonar la institución llevando tan sólo año y medio en el cargo. Pero más difícil hubiera sido adivinar cuando ocupó la plaza, siquiera mínimamente, que su salida se produciría de la controvertida forma en que ha tenido lugar, si bien es cierto que las cosas no estaban marchando demasiado bien para él en su relación con el Ayuntamiento desde que Ahora Madrid se hiciera con la alcaldía de la ciudad tras las elecciones municipales de 2015. Abandonado por sus jefes en el desarrollo del proyecto cultural que había puesto en marcha poco antes, el director venía expresando, entre dientes, su malestar ante una situación cuando menos extraña de la que, para mayor escarnio, él mismo iba enterándose bien por la prensa, bien por llamadas telefónicas de terceros. En estos últimos meses, empezaba a ser una constante que los periodistas comprobásemosestupefactos que el director del Español no tenía idea de las medidas que el Ayuntamiento estaba anunciando con respecto al futuro del teatro. Ayer, tras la última representación de «Numancia», adelantó a la Prensa algunos de los títulos con que contaba para la próxima tempotrada: iba a dirigir «Macbeth», recuperaría la figura de Elena Fortún (por la que Carmena siente un especial cariño e interés), un espectáculo sobre María Zambrano y un nuevo título de Alfonso Sastre, de quien ya se ha podido ver este año una de sus obras. Los autores jóvenes estarían presentes en los nombres de Alberto Conejero y Paco Bezerra y se planteaba una recuperación de los grandes personajes femeninos de la literatura dramática del Siglo de Oro. No se olvidaba del teatro de calle con «Los pasos de don Juan», espectáculo dedicado a este personaje mítico con el objeto de aproximarse a sus distintas interpretaciones.
Antes, y tras las palabras de Luis Alberto de Cuenca, Juan Carlos Pérez de la Fuente habló: «Cuando había una dictadura, la libertad y la democracia se colaban por las rendijas del teatro. Lo malo es cuando fuera hay democracia y dentro, no. ¡Viva la democracia!, aunque algunos no crean en ella. Volveré. Doy mi palabra de que volveré» Fue su despedida desde el proscenio del teatro que ayer dejó. Un año de desencuentros del que quizá el ejemplo más palmario haya sido la respuesta que Ana Varela –responsable de Cultura y Deporte del Ayuntamiento y consejera delegada de Madrid Destino, la empresa municipal de la cual depende el Teatro Español– daba a un correo electrónico del director hace pocos días: en él Pérez de la Fuente se quejaba de las injerencias y ninguneos que venía sufriendo; y la concejala, por su parte, tras expresar su desconocimiento de los asuntos que le refería, le citaba a su despacho el siguiente día laborable para hacer efectivo, como luego se supo, su cese al frente del teatro. Como gracia, se le dejaba aguantar en su puesto hasta la noche de ayer, día en que finalizaban las representaciones de «Numancia», el montaje que el propio Pérez de La Fuente estaba dirigiendo en la sala principal del Español. Y se le pedía que, por favor, entregase a la empresa municipal la nueva programación en la que estuviese trabajando, curiosamente después de que, tiempo atrás, se le hubiese amonestado para que, bajo ningún concepto, siguiese programando.
Pero el capítulo, que parecía ya definitivamente cerrado con lo que ya para muchos era una destitución incompresiblemente alargada, daba antes de su desenlace un giro propio del mejor thriller psicológico, cuando la pasada semana el recientemente nombrado director de comunicación de Madrid Destino, Jacobo Rivero –procedente del periodismo deportivo y conocido por haber escrito un libro sobre Pablo Iglesias– conminaba al director del Español a despedirse definitivamente de su puesto en una rueda de prensa en la que, sorprendentemente, no se le permitiría que respondiese a ninguna pregunta por parte de los periodistas. Considerando las restricciones de esa rueda de prensa como una última afrenta intolerable, Pérez de la Fuente –a quien previamente ya se le había instado a no participar en las presentaciones de los montajes– decidía declinar el ofrecimiento y marcharse discretamente tras la última representación de Numancia. Pero no fue tan silencioso el adiós como cabía esperar, aunque sí muy triste; porque la compañía al completo quiso mostrarle anoche todo su apoyo en una función especialmente emotiva en la que el suicidio colectivo del pueblo numantino trascendía el hecho teatral para convertirse en el fiel reflejo de una situación real: el director y sus artistas inmolándose románticamente ante la implacable maquinaria del poder.
- Pensamiento abierto
Quizá lo más desconcertante después de todo este jaleo es que siguen sin quedar claras las razones por las que el Ayuntamiento no ha respetado las bases del concurso que Pérez de la Fuente ganó hace año y medio. A nadie se le escapa que este director escénico estuvo al frente del Centro Dramático Nacional desde 1996 a 2004, época en la que gobernaba el Partido Popular, y que eso, no sé sabe muy bien por qué, estigmatiza más en determinados círculos del mundo de la cultura que el hecho de haber ocupado el mismo cargo con cualquier otro partido político. Mientras ha estado al frente del Español nadie habrá podido ver la menor consigna política en su forma de programar y gestionar, sino el interés de la institución por recuperar y reubicar a personas poco sospechosas de ser de derechas (entre otrosMargarita Xirgu,Max Aub o Alfonso Sastre).
Y dará mucho que hablar todavía este asunto, no cabe duda, ya que, si bien el contrato de Pérez de la Fuente puede ser rescindido en cualquier momento, por tratarse de un puesto de alta dirección, lo que va a resultar imposible es que el Ayuntamiento convoque otro concurso, como ha anunciado, para elegir a su sustituto, ya que en las bases del anterior quedaba estipulado que el ganador desarrollaría su proyecto durante cuatro años. Esto quiere decir que, con toda probabilidad, el director saliente impugnará cualquier concurso que se convoque en ese plazo.
De momento, el Partido Popular tiene previsto pasado mañana, en el próximo pleno del Ayuntamiento, presentar una proposición a favor de respetar la elección de Pérez de la Fuente como director artístico del Español y pedir «la destitución del director de contenidos y de espacios culturales de la empresa pública Madrid Destino, Santiago Eraso, por su responsabilidad directa en una exposición de San Sebastián 2016 en la que se define a la banda terrorista ETA como ‘‘fenómeno político, militar y cultural”».

El sectarismo de Manuela Carmena

Luis Alberto de Cuenca, autor de la versión de «Numancia» junto con Alicia Mariño, no sale de su asombro ante la situación que ha sufrido el ya ex director del Teatro Español (en la imagen). «Se ha hecho todo muy a conciencia. No se ha tratado de un cese habitual, sino que se ha hecho con premeditación y alevosía, un ‘‘mobbing’’ de libro, que ha durado meses y meses, en el que se le ha prohibido que programase y que asistiera a ruedas de Prensa. Todo es alucinante, una pesadilla». El escritor se lamenta de la «manera tan burda» en que se han desarrollado los hechos «cuando estamos hablando de una intstitución como el Teatro Español» y apunta a que «todo ha sido orquestado por Gerardo Vera. Ayer Juan Carlos necesitaba una salva de aplausos y la tuvo». Califica la programación de Pérez de la Fuente de «muy abierta, más no lo ha podido ser. Se trata de una maniobra tremenda de sectarismo e intransigencia totalitaria. Es un procedimiento sumarísimo y de dictadura». Mariño habla del «maltrato» recibido por el director «que ha podido soportar porque lleva el teatro en la sangre. La vuelta que ha dado al Español está ahí. ¿Su pecado? Que no se casa más que con su oficio», asegura, y añade que «no hay derecho a que la cultura sea un arma en manos del poder totalitario del Ayuntamiento de Madrid. Stalin no ha muerto y ellos nos lo han demostrado». Pérez de la Fuente no ha cobrado ninguna de las puestas en escena que han subido al escenario del Español el tiempo que ha estado al frente del coliseo. «Todo lo ha hecho gratis, y eso que tiene la casa hipotecada», comenta Alicia Mariño.