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“Novecento”: Tócala otra vez, Rellán

El actor vuelve a la sala Off Latina, donde interpretará un monólogo cada miércoles hasta el 29 de mayo.

Miguel Rellán
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El actor vuelve a la sala Off Latina, donde interpretará un monólogo cada miércoles hasta el 29 de mayo.

Es admirable el compromiso y el apoyo que actores como Miguel Rellán, uno de los más grandes actualmente, presta a salas de teatro como Off Latina. No solo ha dirigido dos obras en ella, sino que él mismo vuelve a meterse de nuevo en la piel del trompetista que protagoniza «Novecento. El pianista del océano», el texto de Alessandro Baricco cuya interpretación le valió el Premio Unión de Actores 2015 al Mejor Protagonista de Teatro, además de una nominación a los Max ese mismo año y una gira durante varias temporadas. Cada miércoles hasta finales de mayo está en OFF Latina, Rellán vuelve a encontrarse con la mágica historia de Danny Boodman T.D. Lemon Novecento. Un trompetista de jazz que a través de sus recuerdos narra la extraordinaria historia del que fuera su mejor amigo, Novecento, un pianista nacido en uno de esos barcos que recorrían las rutas entre Europa y América a principios del siglo XX.

Con su técnica increíble, era capaz de cautivar cada noche a los viajeros del barco en el que había nacido y del que decían que nunca se había bajado. Jamás pisó tierra. El mejor pianista de todos los tiempos no existía para el mundo. Sin patria, ni familia, ni fecha de nacimiento. Hasta que un día decidió bajar. «Novecento» es un viaje emocional en busca del sentido de la vida a través de la memoria y la música. Una emocionante historia sobre la amistad. Una fábula divertida y conmovedora, que indaga en el ser humano y su persecución de los sueños.

Para Rellán, realizar un monólogo es duro y arriesgado, «es como cruzar las cataratas del Niágara.

Tienes miedo a quedarte en blanco. La mitad de la belleza del paisaje la pone el espectador y hay que estar predispuesto para escuchar. Debo captar el espíritu, el público y yo debemos colaborar para que se produzca el milagro, para que bajen los ángeles y surja la emoción. Cuando ocurre ¡es bárbaro! No respiran. Yo lo noto y se me ponen los pelos de punta. Solo me ha ocurrido dos veces, pero es maravilloso».