Sosteniendo el engaño

Un intento de suicidio, un internamiento en un psiquiátrico, un abandono, una supuesta bienvenida y muchas muchas mentiras. Estos son los ingredientes de Animales de compañía, una función sobre la amistad que la dramaturga Estel Solé concibió, a pesar de la aparente gravedad en las líneas argumentales mencionadas, como una disparatada comedia negra. Después de verla en Barcelona –la obra se estrenó allí en 2012-, Mónica Reguiro y Carles Roca se interesaron enseguida por ella; pero tuvieron que esperar unos años hasta encontrar el momento oportuno para producirla. Ese momento ha llegado y el nuevo montaje ya está en pie.

La dirección escénica del mismo ha recaído en Fele Martínez, que debuta así en esta faceta, después de una larga trayectoria como intérprete, “con humildad, respeto y amor a mi oficio”. Carmen Ruiz, Iñaki Ardanaz, Jorge Suquet, Laura Galán y la propia Mónica Regueiro conforman el reparto de una obra, según su director, “muy bien escrita y muy divertida, pero con muy mala leche; es una comedia con muchas aristas que parte de una premisa: hasta dónde son capaces de llegar algunos sosteniendo una mentira y hasta dónde son capaces otros de aguantar esa mentira”. Esa premisa, asegura Martínez, les ha permitido “tocar algunos temas universales como la hipocresía, las apariencias o la infidelidad”. El conflicto está planteado en la trama de la siguiente manera: cuatro amigos se reúnen para celebrar el regreso de Belén, que ha estado ingresada en un psiquiátrico después de tomarse un bote entero de pastillas. Ella no sabe que en ese ínterin su pareja se ha marchado con otra mujer a vivir a Australia; pero sí lo saben sus cuatro amigos, que tratarán de ocultarle esa y otras informaciones que no han sabido manejar debidamente”.

Se trata de una comedia coral, de factura clásica en la forma de presentar el enredo, en la que el director ha trabajado con especial diligencia para dar con el ritmo adecuado. “Era consciente de que, si el ritmo caía..., caía toda la función –asegura–, así que hemos hecho mucho hincapié en mantener ese ritmo. A mí me gusta mucho el "slapstick", y hemos ido un poco en esa línea con lo físico y lo gestual, haciendo que los cinco actores funcionen casi al unísono”. Para ello, la compañía ha contado con la ayuda de Elena Lombao en el trabajo de movimiento, buscando la unidad de unos personajes que, no obstante, reconoce Martínez entre risas que conservan sus particularidades: “Algunos resultan bastante antipáticos, otros pueden despertar ternura y otros llegan a provocar sonrojo por lo torpes que son; creo que hay un poco de todo”.