Un teatro de Bandera
Antonio Banderas, junto a Lluís Pasqual, ha presentado esta mañana el Soho, el espacio escénico con el que pretenden aumentar la oferta cultural en Málaga
Con este espacio escénico pretenden aumentar la oferta cultural en Málaga a partir de otoño
No, no son Jack Lemmon y Walter Matthau, sino Antonio Banderas y Lluís Pasqual. Uno, perpetuo emblema de Málaga; otro, faro de la escena catalana, española y, desde el próximo otoño, también de la capital andaluza. Juntos no forman esa extraña pareja de antaño, sino el binomio en boga de las tablas malacitanas. Futuros líderes del Teatro Soho (antiguo Alameda), un proyecto que el actor tenía en la cabeza desde «hace muchos años», cuenta sin puntualizar, pero que encontró su sentido con la salida de Pasqual del Lliure: «Fue la oportunidad de darle una dimensión distinta a la idea», explica en una mañana interminable de entrevistas fugaces que no le dejan ni estirar las piernas.
Sin perder la sonrisa, Banderas suplica por una vuelta exprés fuera del despacho en el que tienen lugar los encuentros –también por «una paella», contesta cuando se le ofrece un café– y Pasqual por sacar un cigarro de un paquete que aposta al lado de la grabadora, casi haciéndonos culpables de alargar el mono. Pero los tiempos están ajustados y ni esos nimios placeres son aptos para las estrellas. Así que no queda otra que saludarse rápido y empezar.
Lo primero, la apertura de un teatro que se suma al «ambiente de ebullición de una Málaga en la que empiezan a pasar cosas», comenta el intérprete, convertido aquí en corazón y motor del proyecto. El Soho completa a los museos y al festival de cine como apuesta cultural de una ciudad que antes de final de año contará con los dos nuevos escenarios de este centro: uno de ellos adscrito a la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga y otro principal para las funciones gordas.
Vuelve así Banderas a unos escenarios que le vieron crecer durante los 80 antes de viajar a Madrid para hacer carrera. A finales de la década, un veinteañero andaluz se ponía hasta en tres ocasiones bajo las órdenes del entonces director del Centro Dramático Nacional, Pasqual, y decía algo así como que si un actor no se renovaba en el teatro, más allá del cine, terminaría sin nada que ofrecer a su público. Será que esos ecos nunca terminaron de retumbar en su interior por lo que el intérprete siempre tuvo en mente volver a la escena. Fuere como fuere, pues ahora se presenta como líder del Soho, pero también actuará y dirigirá: sin ir más lejos «A Chorus Line», como inauguración del teatro del Barrio de las Artes.
Todo bajo una impronta «muy malagueña», «por lo que Lluís está tratando de establecer ahora un diálogo con la ciudad para ver qué necesidades tiene. Me pidió ver y oler la ciudad», explica Banderas. Aroma «nada desconocido» para Pasqual (Reus, 1951), que reconoce tener la ventaja andaluza de su madre, nacida en Cabo de Gata: «Llego con el capital de que nada me suena raro. Ni el humor, ni el lenguaje, ni las expresiones».
De esta forma, el ahora director del Soho cambia Barcelona, donde hasta el pasado verano dirigió el Lliure que había levantado en el 76, por Málaga, «pero todavía no puedo contar las líneas de la temporada. No porque no tenga ideas, sino porque estamos concentrados en las obras del espacio». Remodelación que, por cierto, ha salido del bolsillo del propio Antonio Banderas; el resto del dinero, en buena parte, saldrá de CaixaBank, principal patrocinador del espacio.
Y si hay una obsesión que le ocupa a Pasqual en estos meses es la de descubrir qué tiene ganas de ver el público malagueño: «El teatro es el resultado del diálogo de una ciudad con sus escenarios. Yo lo comparo con el Ikea o Zara, que antes de existir no lo necesitaba nadie, pero una vez que salieron... Nosotros en doce meses no vamos a poder hacernos indispensables, pero puede que a los dos o tres años sí. Nos hemos dado cinco para conseguir que este teatro sea absolutamente necesario, un centro energético. Ese es el final del sueño», desarrolla el director de una posible descentralización del teatro en España.
Que no solo Madrid y Barcelona acaparen los focos: «Primero presentaremos en Málaga y luego nos moveremos por España e internacionalmente», apunta Banderas. Siempre que la deseada Ley de Mecenazgo se lo permita. «Porque corremos un riesgo importante si el ministro de Hacienda no la quiere. Así no hay manera de vehicular dinero para la cultura de otra forma que no sea a través de instituciones públicas. Si este modelo funciona quizá le dé un empujón a la Ley», explica Pasqual.