Telesforo Monzón, el golpista vasco del 18 de julio que se pasó a ETA
Se opuso a la Segunda República porque consideraba que rompería el espíritu vasco con el laicismo y la familia con el divorcio
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Hablamos de un tipo del PNV que quiso participar en el golpe del 18 de julio del 36 contra la República, y que, pasados los años, se identificó con ETA y llegó a ser uno de los líderes de Herri Batasuna. Fue Telesforo Monzón, uno de los políticos más nocivos para la convivencia. Nació en Vergara, Guipúzcoa, en 1904, en una familia que despreciaba la modernidad dice Fernando Martínez Rueda, su biógrafo. Estudió en su casa, con curas, para no mezclarse con otras clases sociales. Le enviaron a Madrid con 17 años. Pero prefirió la vida nocturna y no acabó la carrera. Volvió a Vergara y se adhirió al PNV.
Al igual que el resto del PNV, Telesforo despreció a la Conjunción Republicano-Socialista porque las izquierdas eran anticlericales. No obstante, vio en la caída de la monarquía una oportunidad para avanzar en la independencia. Fue elegido concejal de su pueblo en 1931, y dos años después ya estaba en el Gipuzko Buru Batzar.
Despreció la Constitución republicana porque iba a «destrozar» el «espíritu vasco» con el laicismo y la familia con el divorcio. No es que fuera contrario a que las mujeres ejercieran los derechos políticos, si no que creía que su función social era cuidar el hogar. Podían votar, pero luego volver a casa porque a las «emakumes», vascas patriotas, no les debía importar «ser dominadas por el marido» porque el «ser dominado es prueba de que se ama más intensamente». En noviembre de 1933 defendió el Estatuto de Estella, que contenía, al menos, dos elementos intolerables para cualquier democracia: la concentración de poderes y la negación de los derechos políticos a los residentes del resto de España.
Al PNV no le gustaba la República. Telesforo se reunió el 20 de abril de 1936 en su casa, en calidad de representante del PNV, con miembros de Comunión Tradicionalista, Renovación Española, Falange y la CEDA para sopesar un golpe de Estado. Monzón, según Sierra Bustamante, presente en la reunión, estaba preocupado por una «revolución comunista».
En cuanto Prieto ofreció el Estatuto si traicionaban a los golpistas, los peneuvistas de Vizcaya y Guipúzcoa se pasaron al bando republicano. No así en Álava y Navarra, que se sumaron al golpe. Aguirre fue nombrado lehendakari, y eligió a Monzón como consejero de Gobernación. Durante su mandato se permitió el asesinato de doscientas personas de la derecha española custodiadas en cárceles. El Pacto de Santoña, por el que el PNV se rindió al fascismo italiano, permitió la salida del país a Telesforo. Recibió el mandato oficial de cuidar de los refugiados vascos. Aisló a los refugiados vascos del resto de españoles en campos diferentes para preservar la «singularidad vasca». En el exilio se dedicó a la tarea de construir un relato épico de la participación de los nacionalistas vascos en la Guerra Civil. El conflicto había sido útil porque había fortalecido «el orgullo de ser vascos».
Propuso acercarse al carlismo y defender una alternativa monárquica a Franco que contemplara la confederación y, por tanto, la posibilidad de la autodeterminación. Pensaba que no era tan importante el régimen como guardar la esencia vasca: raza, lengua, tradiciones, espíritu. Era una obligación hacia Dios, porque había sido el mismísimo Dios quien había dado a su pueblo estas características. Por eso rompió con Aguirre, que tendía al acuerdo entre los exiliados.
En 1964, Monzón criticó al PNV por desentenderse de ETA, los «hermanos alejados de la casa», los «gudaris de hoy» herederos de la Guerra Civil. Tras la muerte de Franco, Telesforo propuso la formación de un «frente abertzale» del PNV con ETA. Fracasó e ingresó en Batasuna. Le atrajo la mística mesiánica, el sacrificio para el logro de la Patria Vasca, la sangre ajena y el terror como instrumentos de la política.
Hablaba de los asesinos de ETA como «mártires», la «aristocracia» popular salida de una juventud «heroica, sincera y generosa hasta el límite», y, por tanto, digna de ejemplo. La Guerra de 1936, la de Euskadi, no había terminado todavía, dijo en los 70. ETA representaba así la lucha del pueblo vasco contra el fascismo. El terrorismo era un elemento nacionalizador en cuanto mostraba el conflicto de la patria. Consiguió un acta de diputado en 1979, y luego otra al Parlamento vasco. Fueron los años de plomo de ETA, con 240 asesinatos solo entre 1978 y 1980. Telesforo murió en 1981, en marzo. HB quiso darle un homenaje y el Gobierno lo prohibió por «exaltación del terrorismo». Era 14 de marzo de 1981. En 2011, gobernando Zapatero, se hizo ese homenaje. Diez años después, con Pedro Sánchez, se repitió el acto a los 40 años de su muerte.