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Tool narcotizan hasta el éxtasis al Download Festival de Madrid

Los angelinos incendian Madrid ante 25.000 personas en la jornada final del festival
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Los angelinos incendian Madrid ante 25.000 personas en la jornada final del festival
En la mejor jornada por afluencia de público y cartel, el Download Festival de Madrid esperaba a los californianos Tool sacudiéndose el calor sahariano. Tras 13 años sin pasar por la capital, los angelinos eran lo más esperado de la jornada final de un festival que ha vivido ediciones mejores pero que sigue apostando por la ciudad y por un género musical que no goza del apoyo de la industria del entretenimiento. 25.000 asistentes demostraron que su público está ahí siempre para ver un grupo diferente, como fue el caso de la presentación de Tool y su extraordinaria demostración de poder.
Aparecieron ante la multitud con una enorme declaración de intenciones. El vocalista de la banda, Maynard James Keenan, escondido entre las sombras, junto a la batería, enseñando sólo su perfil, renunciaba a todo protagonismo. El grupo prohibió los fotógrafos y las pantallas del festival sólo proyectaban imágenes alegóricas, ninguna que rindiera culto a su personalidad. Y mientras, sus temas sumergían al oyente en una especie de letargo eufórico, en una radiación narcótica sin concesiones a la galería. Una energía brutal, sin embargo, que mecía al Download en una propuesta estética honda, letal, contraria al culto al ego, el primer pecado capital del rock & roll.
Keenan renunció a cualquier protagonismo en favor de una brutal energía colectiva aunque pudiera parecer exigua de fuerzas. Apenas cuatro músicos sin prisas, creando estados de ánimo y energía en una enorme marea, más bien un tsunami, amparados en un tremendo sonido. Nada de lo vivido en las jornadas anteriores se pareció siquiera a una sola de las pulsaciones de Justin Chancellor, el bajista del cuarteto. Frente a apuestas excesivas en velocidad o volumen, cada golpe de cuerda de ese bajo demostraba una manera de entender la música. Cuánto de perdidos estamos si no prestamos atención a grupos como Tool por algún prejuicio.
Pusieron la pausa, como en el buen toreo, o la buena cocina si resulta la comparación desagradable. Y también la energía, la temperatura, la crudeza, pero sobre todo la actitud. Algo denso, casi sólido, como la masa sin líderes de la que hablábamos antes. Presididos por una estrella extraña de siete puntas y pocos más artificios, hicieron buenos los 5.000 días de ausencia (ellos que tienen un tema y un disco dedicado a los 10.000 días de postración de la madre de Keenan, es decir, 27 años) de los escenarios madrileños.
Antes que ellos, Sum 41 contagiaron energía con sus estribillos y sus melodías punk pop y con los constantes ánimos de su vocalista, Deryck Whibley y la endemoniada velocidad de sus temas, y hasta una intro de "The Wall", de Pink Floyd. Llevaban 5 años sin hacer parada en Madrid y se notó en la afluencia en su escenario. "A Death In The Family"y hasta "We Will Rock You"de Queen se sucedían sin un segundo para pensar. Y antes de que alguien pudiera decir "motherfucker"llegaba "In Too Deep"y algún vaso volaba por encima del público derramando su contenido. Cuando el líquido no había encontrado su objetivo, sonaba la otra de las canciones de la noche, "Fat lip". Un gran cierre del festival por el que han pasado 70.000 personas y que habrían sido muchas más con más nombres como el de Tool.