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Vídeo

Así homenajeó el Ayuntamiento de Jerez a Rafael de Paula con imágenes que hablan por sí solas

Una ciudad entera mostró su gratitud al diestro jerezano mientras su figura trascendía la plaza y se convertía en símbolo de arte y memoria

Jerez despide a Rafael de Paula con palmas por bulerías en su funeral Román RíosEFE

El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera publicó un vídeo cargado de sensibilidad para despedir al maestro [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/cultura/toros/rafael-paula-leyenda-toreo-gitano_202511026907c1ad9de7280e3d3d6492.html|||Rafael de Paula]], y en él se concentra más de lo que se ve: es una ciudad rindiendo cuentas con su historia, su barrio, su figura. En las imágenes del funeral celebrado en la iglesia de Santiago, barrio que lo vio nacer, aparecen capote, montera, la bandera gitana y el respeto irreductible de una afición que sabía que se estaba apagando una de sus grandes llamas.

En el metraje resuena la voz en off que define a [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/cultura/toros/rafael-paula-leyenda-toreo-gitano_202511026907c1ad9de7280e3d3d6492.html|||De Paul]] como “el torero de los toreros, una de las grandes genialidades que ha dado esta tierra”, y ese fragmento es una llave que abre dos puertas: la del reconocimiento artístico y la del afecto popular. El lenguaje visual del vídeo no busca hagiografías, sino verdad. Y la verdad es que aquel niño del barrio de Santiago se convirtió en una leyenda cuyas verónicas quedan en la memoria.

La trayectoria de 1985712807698903432|||images/play_twitter.jpg

La muerte del artista, el 2 de noviembre de 2025 en Jerez a los 85 años, puso en marcha la maquinaria del recuerdo colectivo. El consistorio decretó dos días de luto oficial y, con ese gesto, quiso detener el tiempo al menos un momento para que Jerez pudiera agradecer y asumir la pérdida. Pero más allá del protocolo, lo que cala es el vídeo: unas imágenes de despedida que transforman lo íntimo en ceremonia popular.

Al ver ese homenaje audiovisual, llama la atención la dimensión simbólica que adquiere: el capote cubriendo el féretro, las palmas por bulerías al salir de la iglesia, los rostros del barrio que reconocen en ese hombre algo de su propio destino. En ese sentido, el vídeo no es solo un adiós, es el cierre de una etapa de la expresión cultural taurina que él personificó. Jerez no está despidiendo solo a un torero, está reconociéndose a sí misma en su obra.

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