
Festejos populares
Así quieren asegurar el futuro de la tauromaquia popular en el Parlamento Vasco
La nueva normativa regulará la participación juvenil en encierros y recortes, reforzando la presencia de este arraigo cultural en las calles del País Vasco

El Parlamento Vasco acaba de recibir una proposición de ley que podría marcar un antes y un después en la tauromaquia popular en Euskadi. El texto, impulsado por el PNV y el PSE-EE, propone una regulación específica para los festejos taurinos en los que participan menores de 16 años, con el objetivo claro de garantizar su continuidad y reforzar su papel como expresión cultural viva dentro del tejido social vasco.
Con esta iniciativa, que cuenta con mayoría suficiente para salir adelante, la política vasca se alinea por primera vez de forma tan clara con la protección del legado taurino entre los más jóvenes. Lejos de buscar un blindaje simbólico, la ley apunta directamente a regular prácticas reales como los encierros o los concursos de recortes, donde la presencia de chavales ha sido habitual durante generaciones.
La norma detalla en 19 artículos y dos disposiciones cómo se garantizará la seguridad, organización y desarrollo de estos eventos, incluyendo aspectos legales como la necesidad de autorizaciones para menores, y requisitos de supervisión adulta en el caso de los menores de 14 años. Todo ello con el doble objetivo de salvaguardar el bienestar animal y proyectar el valor sociocultural de estos festejos.
Cada año se celebran cerca de 1000 festejos con becerros en Euskadi, una cifra que revela hasta qué punto esta práctica forma parte de la identidad popular de la región. Y es precisamente esa vitalidad la que busca proteger la ley: dar cobertura legal a una expresión cultural que ha resistido el paso del tiempo, pero que necesita normas claras para asegurar su transmisión intergeneracional.
En lugar de optar por un discurso grandilocuente, los impulsores del texto han preferido centrarse en la normalización de una práctica que forma parte de la vida cotidiana en muchas localidades vascas. Con esta propuesta, no se trata solo de conservar una costumbre, sino de reivindicar el derecho de una comunidad a proteger su vínculo con la tauromaquia desde la base, desde la juventud.
La ley no llega exenta de polémica, pero sí con un enfoque estratégico: afianzar el relevo generacional sin renunciar a los principios de seguridad y respeto animal. Un gesto político que, más allá del contenido legal, pone sobre la mesa un debate cultural: el de una sociedad que no quiere que se borre su memoria taurina de los espacios públicos.
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