Ferai de San Fermín

Correr en San Fermín no es un juego: estas son las normas que pueden salvarte

El desconocimiento, la imprudencia o la soberbia pueden convertir una fiesta en tragedia si no se respeta el código de seguridad de los encierros.

GRAFCAV007. PAMPLONA, 09/07/2025.- El ingente dispositivo de seguridad necesario en un evento multitudinario como los Sanfermines no debería distorsionar la espontaneidad y la celebración de los actos que fuera del programa caracterizan a esta fiesta, algo en lo que coinciden todos los responsables implicados en garantizar su buen transcurso. Este año, como es habitual en las últimas décadas, prima la coordinación de los efectivos y medios de las Policías local, Foral, Nacional y Guardia Civi...
Sanfermines, el cuidado equilibrio de la seguridad ciudadana y la espontaneidad festivaJesús DigesAgencia EFE

El segundo encierro de San Fermín 2025, con los toros de Cebada Gago, dejó una advertencia clara: la tradición no puede sobrevivir al margen de la responsabilidad. En plena entrada a la plaza, varios corredores tocaron a las reses e interfirieron en el trabajo de los pastores durante el recorrido, provocando momentos de caos y riesgo extremo. La respuesta fue inmediata: identificación, propuesta de sanción y posible multa. El mensaje es contundente: el encierro exige respeto o impone consecuencias.

Participar en el encierro de Pamplona es una de las experiencias más intensas y arriesgadas que pueden vivirse en las fiestas. Pero no se trata de un acto libre ni improvisado. Existe un reglamento específico que protege tanto a los corredores como a los animales, y cuyo incumplimiento puede derivar en sanciones económicas y, lo que es peor, en situaciones de peligro mortal.

Entre las normas básicas impuestas por el Ayuntamiento y las autoridades, hay siete prohibiciones tajantes: nada de mochilas ni bolsos, fuera chancletas o calzado inadecuado, vetado correr bajo los efectos del alcohol o las drogas, prohibido permanecer en el recorrido sin intención de correr, tocar las reses o llamarlas la atención están penalizados, y no se permite grabar ni tomar fotos durante la carrera. Estas reglas no son una sugerencia: son la línea que separa la temeridad de la cordura.

Además, se suman una serie de recomendaciones pensadas para quienes deciden ponerse delante de la manada. Lo primero: el encierro no es para cualquiera. Exige preparación física, reflejos y templanza. Hay que elegir bien el tramo en el que se va a correr, llegar con tiempo y situarse en las zonas habilitadas. Entrar en portales, esconderse en rincones o esperar en ángulos muertos supone un grave riesgo.

Durante la carrera, se debe mantener una línea recta, sin detenerse ni cruzarse. Cada corredor debe prever dónde va a retirarse y hacerlo por los laterales, sin estorbar al resto. Si uno cae, lo prudente es proteger la cabeza con los brazos y no levantarse hasta que otro corredor dé la señal. Levantarse antes de tiempo puede generar más caídas y poner en riesgo a todos.

Al llegar a la plaza, la consigna es clara: correr hacia el vallado y dejar libre el ruedo. Ni citas, ni gestos, ni protagonismos. Los pastores y dobladores necesitan espacio para controlar a los toros. La seguridad del encierro es un pacto colectivo. Solo con disciplina, conocimiento y respeto puede mantenerse viva esta tradición sin sacrificar la integridad de quienes la hacen posible.