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Triunfador

Un torero de Hospitalet desafía el veto catalán y gana la Liga Nacional de Novilladas

La actuación de Mario Vilau con un novillo de Fuente Ymbro levantó al público en Sanlúcar y encendió un mensaje que viajó directo al corazón del toreo silenciado en su tierra

Un torero de Hospitalet desafía el veto catalán y gana la Liga Nacional de Novilladas FTL

Cataluña vuelve a tener torero, y no uno cualquiera. Mario Vilau, novillero de Hospitalet de Llobregat, se alzó este domingo como triunfador de la Liga Nacional de Novilladas 2025 (un proyecto de la Fundación Toro de Lidia que cumple su quinto aniversario y que ha celebrado ya un total de 159 novilladas con picadores en colaboración con las distintas administraciones públicas), devolviendo al toreo catalán un protagonismo que parecía prohibido por decreto. Lo hizo lejos de casa, en Sanlúcar de Barrameda, pero con su tierra presente en cada pase. Al terminar su faena, el joven torero alzó con orgullo una senyera lanzada desde el tendido con un mensaje claro: "Llibertat per a la nostra cultura".

En una Cataluña donde los toros no pueden pisar las plazas, Vilau ha levantado la voz con el capote, con una actuación que emocionó por su fondo artístico y por su carga simbólica. Allí donde la política cerró puertas, la tauromaquia se abrió paso a través de un chaval de Hospitalet, que eligió el ruedo como espacio de expresión. Su triunfo no es solo artístico, es cultural, emocional, profundamente identitario.

Mario Vilau, novillero catalánFTL

La final de la Liga Nacional de Novilladas congregó en Sanlúcar a los mejores de cada circuito autonómico, en un proyecto impulsado por la Fundación Toro de Lidia. Pero fue Vilau quien se llevó la tarde y los trofeos. A su cuarto novillo, de Fuente Ymbro y de nombre "Guardes", lo recibió a portagayola, lo toreó de rodillas, y le cortó dos orejas y un rabo tras una faena de temple, entrega y emoción.

"Guardes" fue premiado con la vuelta al ruedo, y la conexión con el público fue inmediata. El catalán supo leer al novillo por ambos pitones y cerró su obra con bernadinas y una estocada entera que dejó claro que había llegado a Sanlúcar a por todas. El eco de sus muletazos no solo retumbó en la plaza, sino que viajó más de mil kilómetros hasta Cataluña, donde muchos siguen esperando volver a ver un paseíllo en su tierra.

El resto de la tarde dejó también faenas destacadas. Tomás Bastos abrió la jornada cortando dos orejas tras una actuación firme con "Orgulloso". Álvaro Serrano obtuvo una oreja tras aviso con una labor seria al natural. Carlos Tirado fue ovacionado pese a la escasa colaboración de "Ibicenco", y Ruiz de Velasco cerró la tarde con una oreja y petición de la segunda tras una actuación de trazo profundo.

Pero el nombre propio fue uno: Mario Vilau, el torero que desde una comunidad silenciada ha devuelto la esperanza a los que siguen creyendo que el toreo también es parte del alma catalana. Lo suyo fue más que una victoria: fue un grito de libertad con espada y muleta.