Así es el toro de San Isidro, el más serio y variado
A pesar de las difíciles circunstancias que atraviesa el campo bravo, con el regreso de florito se garantiza que el nivel del toro de madrid no decaerá durante esta feria
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Si hay algo que define claramente a Madrid es su toro. Es el que dota de importancia a todo lo que se hace en Las Ventas, el que convierte a San Isidro en la feria más importante del mundo, el que le da magnitud a su Puerta Grande y el que eleva a figuras a los toreros que con ellos triunfan. Es la razón por la que el público madrileño también es el más exigente..
El toro de Madrid es la referencia, la punta de la camada. Por eso es el más difícil de conseguir en las ganaderías y mucho más ahora, después de la pandemia, cuando todas las explotaciones han tenido que disminuir las camadas para poder mantener su viabilidad económica. Y no hace falta ser un experto para notar esta situación, basta con echar un vistazo a los datos de la pasada feria de San Isidro para darse cuenta de ello.
Sin ir más lejos, de los 25 festejos anunciados el año anterior (19 corridas de toros, 1 mixta, 2 de rejones y 3 novilladas), tan solo 12 fueron de un único hierro. Es decir, la dificultad de reunir y lidiar seis toros de una misma ganadería fue palpable, ya que se consiguió en menos de la mitad de los festejos celebrados. De hecho, en los carteles iniciales aparecían 28 divisas diferentes, pero al terminar la feria fueron hasta 34 los hierros que saltaron al ruedo.
Datos semejantes sólo se recuerdan en ferias marcadas por la falta de fuerza de las reses y sus numerosas devoluciones. Sin embargo, en el pasado San Isidro sólo se sacaron cuatro pañuelos verdes y uno de los toros sustitutos llevaba la marca a fuego de otro hierro titular, con lo cual, habría que buscar en las dificultades actuales de campo bravo y, por supuesto, en El Batán, el motivo de esta situación.
Y es que los corrales de la Casa de Campo tuvieron mucho que ver. Lejos de la polémica de cuáles fueron las ganaderías que tuvieron que pasar (y por qué) por el peaje del Batán, lo cierto es que las cosas no se hicieron bien. Hubo toros que pasaron allí casi una semana y que acusaron el encierro en su volumen, siendo rechazados a la hora del reconocimiento y teniendo que ser remendadas las corridas ante el disgusto de los ganaderos que tuvieron que exponer sus reses al público.
Pero esta no fue la única razón. Volvamos al campo, pues hay un dato que da claridad meridiana a este problema: 75 de los 132 toros lidiados fueron cinqueños. En otras palabras, los ganaderos para poder presentar una corrida de toros apta para Madrid deben contar con que más de la mitad de sus productos tengan cinco años cumplidos, algo que no todos se pueden permitir, pues implica un mayor esfuerzo económico en el sector que más ha sufrido las consecuencias de la pandemia.
Esa es también la razón por la que hierros como los de Alcurrucén, Fuente Ymbro o Juan Pedro Domecq, reconocidos por la extensión de sus explotaciones, se han visto anunciadas en más de una ocasión en el mismo ciclo.
Para este año, con Florito nuevamente a cargo del «alma de Las Ventas» como desde la empresa han acertado en llamar al toro de Madrid en el spot publicitario de esta feria, hay algunos cambios notables. Para empezar, el número de festejos (tres corridas de toros más que el año anterior) ha permitido a la empresa ampliar la oferta de hierros y encastes diferentes, algo que en la pasado se echó de menos. Corridas como las de Miura, Baltasar Ibán y Pedraza de Yeltes dan fe de esto.
Pero también hay ganaderías usuales en esta plaza que no veremos en el San Isidro que hoy comienza, como son las de El Pilar, Núñez del Cuvillo, Valdefresno, Daniel Ruiz, Luis Algarra, Fermín Bohórquez, José Vázquez, Vellosino, Pallarés y María Guiomar Cortés de Moura. Mientras que las novedades de esta feria, además de los tres hierros antes mencionados, estarán marcadas por una novillada de Guadaira y una corrida de toros de Román Sorando, aunque también podríamos mencionar aquí a Conde de Mayalde, que viene con una corrida de toros, después de que hace un año lidió un sobrero notable.
Y es precisamente la extensión del ciclo la que permite tener una mayor oferta en cuanto a diferentes encastes. No hay ninguna otra feria que se abra a una variedad de hasta 9 estirpes diferentes. En esta oportunidad serán los de Domecq, Albaserrada, Murube, Núñez, Santa Coloma, Torrestrella, Atanasio-Lisardo, Contreras y Miura, estos dos últimos, en detrimento del de Osborne, que se lidió en 2023.
La presencia de Florito seguramente garantizará la notable presencia del toro. Nadie como él conoce lo que Madrid necesita y demanda. Con respecto al juego, habrá que confiar en el buen tino de los ganaderos y a la suerte. Así que sólo queda esperar a que suenen clarines y timbales, que se abra la puerta de toriles y que sea lo que Dios quiera.
Todavía usábamos mascarillas, en diciembre de 2021, cuando Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida visitaron la Venta del Batán para abrir de nuevo sus puertas al público y anunciar el regreso de los toros a las instalaciones. Sin embargo, aquello fue solo un lavado de cara insuficiente para las necesidades ganaderas actuales. Por esta razón, a pesar de que el año pasado se pudieron ver algunos toros en los corrales de la Casa de Campo, no fueron pocos los ganaderos que se quejaron por las condiciones en que aquello se dio, pues no todos estaban obligados a ir y muchas de las reses expuestas no pasaron el filtro para ser lidiadas en el ruedo de Las Ventas. Para regresar, los ganaderos han solicitado, a través de un comunicado al Centro de Asuntos Taurinos de la CAM, que además de la decisión voluntaria de ir, el primer reconocimiento de las reses se haga allí, previo a la exposición de los toros, así como de disponer en la finca del acondicionamiento técnico adecuado para tal fin.