Arte, Cultura y Espectáculos

Único testigo: las cámaras de seguridad

La artista Gema Álava explora en Nueva York en una exposición de dibujos la vigilancia de las cámaras de seguridad.

Dibujo de "Silencios"
Dibujo de "Silencios"larazon

La artista Gema Álava explora en Nueva York en una exposición de dibujos la vigilancia de las cámaras de seguridad.

¿Quién nos observa? ¿Por qué? ¿Y nosotros? ¿A qué miramos? ¿Cómo nos comportamos cuando nos supervisan? ¿Y cuándo pensamos que nadie lo hace? La artista Gema Álava (Madrid, 1973) considera imprescindible plantear estas preguntas para abrir un debate. Álava prefiere no contestarlas, y dejar a los demás. “Me encanta escuchar lo que la gente tiene que decir”, reconoce a LA RAZÓN.

Representada por la Galería Maus Contemporary, Álava presenta en la galería de Brooklyn Robert Henry Contemporary dos series de dibujos, “Silences” y “Reflex” en la exposición titulada “Observational Awareness” hasta el 22 de octubre, donde explora el uso de las cámaras de seguridad hoy en día. Ambas series tienen su origen en un proyecto de conversaciones artísticas realizadas en el MoMA cuando el museo estaba cerrado al público general. La primera serie representa lo que sentía la artista cuando tenían lugar unos diálogos, de los que los únicos testigos fueron las cámaras de seguridad. Y la segunda, sus sensaciones cuando solicitó al museo las imágenes de los encuentros.

Con “Silences”, Álava expone unos dibujos, hechos con tinta de bolígrafo realizados en el metro de camino a su casa en 2008. “Consistían en habitaciones que se ven a través de dos puertas. A veces se abren un poco, o se cierran un poco. Y se hicieron bajo tierra en el camino a mi casa”, explica la artista madrileña. Su inspiración vino a partir de una serie de conversaciones privadas con amigos artistas, mencionadas anteriormente, mientras caminaban por las galerías del MoMA, donde trabajaba. Esta idea surgió a partir de la invitación que podía hacer a sus amigos para que viesen la exposición anual de los trabajadores del Museo de Arte Moderno de Nueva York, en la que participó con una fotografía de un clavo y un hilo. Pero, terminó en un proyecto clandestino, del que sólo sabían las cámaras de seguridad del museo, al decidir registrar estas conversaciones privadas y convertirlas en un trabajo artístico. “Entonces, me di cuenta del potencial que tenía el proyecto, que acabó cuando se informó al director del museo si quería ser el último participante”, recuerda. A la vez, destaca que “lo importante es si nosotros podemos estar a solas con una obra de arte y la intimidad que se crea”. Ahí, Álava hizo una pausa con este asunto, el cual siempre le ha intrigado, según reconoce.

“Cómo nos están observando -plantea-. Todavía, no existían los teléfonos con los que tirar tantas fotos. Pero, sí observaba los comportamientos de las personas en el metro. Nos mirábamos mucho los unos a los otros. Pero, a raíz de tener aparatos electrónicos o pantallas, se vio que la gente cada vez estaba más concentrada en estos objetos”, reflexiona la artista, la cual indica que al trabajar durante más de 15 años en museos, siempre ha visto que todos nuestros movimientos se graban por las cámaras de seguridad.

A la misma, le intriga indagar sobre el comportamiento de las personas dentro de un museo. “Las cámaras de los museos están mirando constantemente. Pero, nosotros no somos conscientes de eso”, apunta.

Querer recuperar las conversaciones con sus amigos artistas que habían ido a ver su fotografía nos lleva a la segunda serie de dibujos “Reflex”. Dibujos de las cámaras redondas de seguridad, que invaden nuestra vida cotidiana. “Cuando uno se acerca, no se ve la cámara, sino un reflejo de la persona que la observa”, ofrece pistas Álava del título de esta segunda serie. “Habrá cuatro dibujos expuestos. Y uno de ellos se va a exponer sobre la pared, ubicado donde existiría la cámara de seguridad en la galería”, indica la artista de la serie, que se fraguó cuando pidió al museo las grabaciones de las cámaras de los encuentros con sus amigos.

“Entonces, el museo habló con el departamento legal, y llegaron a la conclusión de que legalmente no se puede utilizar las imágenes de una cámara de seguridad para crear una obra artística. Fue muy interesante porque en teoría un artista puede crear obras de arte con cualquier material. Pero, en Nueva York, a un artista no se le permite crear una obra de arte con el material de una cámara de seguridad. Me pareció muy interesante. Y por eso me quedé con la idea”, explica la artista sobre la situación legal, la cual en sí misma parece una contradicción.

“Necesitamos ser conscientes del modo en el que observamos, del modo en el que nos han enseñado, formado para observar”, reflexiona Álava. No sólo a quién se está observando, sino también a quién no se está observando. ¿Por qué nos están observando? ¿O por qué no lo hacen?