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Vargas Llosa: «El populismo destruye las instituciones»

Mario Vargas Llosa critica estos movimientos durante la presentación de un libro colectivo, coordinado por su hijo, en el que intervienen 16 intelectuales, que analizan el fenónemo y su influencia perniciosa en la sociedad.
La Razón

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Mario Vargas Llosa critica estos movimientos durante la presentación de un libro colectivo, coordinado por su hijo, en el que intervienen 16 intelectuales, que analizan el fenónemo y su influencia perniciosa en la sociedad.
«El populismo es el gran enemigo de la democracia. Es su gran enfermedad. Adopta las formas de la extrema derecha y la extrema izquierda o, sencillamente, es un híbrido que comparten ambos extremos. El populismo socava la democracia, destruye las instituciones y conduce a los países a una catástrofe económica». Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, autor de «La ciudad y los perros» y «Conversación en la catedral», se mostró así de contundente al referirse a los populismos, unos movimientos que parecían desterrados de la actualidad y que muchos ya contemplaban como algo del pasado o del Tercer Mundo, y que, sin embargo, han regresado en estos últimos años a Europa y América. «Los populismos apelan a los instintos arraigados en el ser humano. Se basan en unas políticas que sacrifican el futuro en nombre de un presente efímero», aseguró el escritor durante la presentación de «El estallido del populismo» (Planeta), un libro coordinado por su hijo, Álvaro Vargas Llosa y que junto a otros 16 autores latinoamericanos, como Enrique Krauze, Yoani Sánchez, Carlos Alberto Montaner, Sergio Ramírez, María Corina –que según se declaró ayer no pudo asistir a este acto porque las dictaduras populistas no se lo permitieron–, Cayetana Álvarez de Toledo y Fernando Luis Schüler, entre otros. Esta obra se presentaba en el marco del X foro Atlántico en la Casa de América. Unas conferencias que intentan diseccionar y comprender qué ha originado la recuperación y el auge de estos nuevos partidos que están aflorando en todo el mundo. «El gran enemigo de la democracia en la actualidad ya no es la utopía comunista de la sociedad perfecta, sino el populismo, que es el destructor de la democracia. Cuando se produce una transformación en el mundo, como es la globalización, se desencadena un enorme descontento. Entonces se tiene que afrontar un futuro incierto. ¿Cuál es la actitud inmediata? El regreso a la tribu, a los que tienen los mismos dioses y el rechazo de lo que es diferente; del que tiene otro color de piel. Si se mira bien, el nacionalismo tiene un gran componente de racismo», señaló el novelista.
Mario Vargas Llosa se refirió a los medios comunicación, tantas veces criticados, y al papel que supuestamente han jugado en el nacimiento y auge de los populismos. «Podían haber contribuido a difundir el populismo, pero lo importante es que cuando no existe libertad o cuando la libertad está amenazada es cuando se descubre la importancia de un periodismo independiente y libre». Su hijo, en este punto, salió al capote, y aseguró que los «mass media» españoles no lo hicieron con el objetivo de respaldar el populismo, sino por «el efecto de sensación y espectáculo» que produjeron al irrumpir en la escena política. Álvaro Vargas Llosa se refirió a esta publicación como «un libro de combate con el que se pretende alertar la conciencia ante el peligro que representa el populismo». Para él «el populismo se ha viralizado» y, por esta razón, ahora mismos estas páginas tienen una «vigencia universal». Una de las causas principales que han aupado el populismo, y a la que se refirieron ayer los diferentes autores que asistieron a la rueda de prensa, fue una corrupción. «El desencanto de la democracia proviene de la corrupción. Cuando no se satisfacen los anhelos de la población y aflora la corrupción se produce una desmoralización de los sectores más populares de una sociedad. Por esto, la corrupción es uno de los grandes venenos de la democracia, que, por tanto, trae el desencanto y abre la puerta a soluciones demagógicas que acaban arruinando nuestro sistema».
Democracias
Durante el debate, los autores defendieron la democracia, tan criticada ahora que cumple 40 años, a pesar de sus imperfecciones y defectos patentes. La compararon con otros sistemas políticos que se han aplicado en otros países con anterioridad, como el comunismo y el fascismo, y que, transcurrido el tiempo, fracasaron debido a su incapacidad para asumir críticas, defender la libertad y adaptarse a los tiempos. «El populismo no se enfrenta a la democracia, apela a una fuerza superior a a la democracia, acude a públicos no preparados y resuelve los problemas de una manera audaz, pero la única forma de atajar y resolver los problemas es con paciencia y sacrificio. No se resuelven de manera inmediata. La democracia es un sistema que se declara imperfecto, pero eso ya lo sabemos. La superioridad que tiene es que no es rígido. No existen dos democracias idénticas. Existen hasta las que están corroídas por el populismo. Pero eso precisamente sucede porque admite la libertad. Y esto garantiza que pueda, en el futuro, superar todos los defectos inherentes a ella». Mauricio Rojas, académico y político, quiso puntualizar un aspecto relevante del populismo en España durante una intervención: «Aunque Podemos se dirige a un votante pobre, lo cierto es que los que les votan son de clase media o clase media alta, está educado. Las clases desfavorecidas, en realidad, votan al PP y al PSOE. Aunque al imaginario de Podemos, esto no le gusta».

Un liberalismo con coleta

Con ironía y cierta retranca, los autores de «El estallido del populismo», dijeron: «No le veo una solución fácil a la afinidad de los medios con Podemos. Quizá los liberales tendremos tener más “sex- appeal”, dejarnos coleta... y así la prensa nos hará más caso». Esta fue una de las reflexiones acerca de por qué la televisión, la radio y los diarios se han fijado tanto en estos movimientos. Durante la presentación se defendió el liberalismo como baluarte de la civilización. «Es una doctrina democrática que parte de la convicción de que todas las doctrinas son imperfectas. En el seno del liberalismo hay diferencias, pero cree en la democracia. Los grandes jalones de la civilización vienen del auge de las democracias liberales y la tolerancia. No cree en los privilegios y defiende ayudar a los que están desvalidos», apuntó Mario Vargas Llosa.