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Moscú, Morada de nobles y artistas

Cafeterías, tiendas artesanales, pinacotecas y sobre todo un ambiente muy bohemio recubren cada rincón del barrio de Arbat. Conocida como la primera calle transitable de Moscú es visita obligada en la ciudad
larazon

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En Moscú no todo es plaza roja. El barrio de Arbat acoge algunas de las calles más antiguas de la ciudad.
Morada de nobles y artistas, este distrito se ha convertido en la actualidad en uno de las zonas más cotizadas por la nueva burguesía para vivir. La arquitectura de sus casas, que no tienen nada que ver con las edificaciones sobrias que inhundan muchos barrios moscovitas, su ubicación y su ambiente recubren cada rincón del barrio.
Cafeterías, tiendas artesanales, pinacotecas y sobre todo un ambiente muy bohemio contagian el escenario de esta zona en la que el pasado es el protagonista. Conocidos artistas como el célebre escritor ruso Pushkin vivió en esta calle durante muchos años. Y todavía hoy se conserva su casa Museo. Con un color azulado celeste esta vivienda es testigo en la actualidad de la obra del novelista.
A unos metros de Arbat nos topamos con el conocido Kremlin. Este edificio catalogado por muchos como la obra maestra de la ciudad, esconde entre sus muros secretos inconfesables sobre los zares que vivieron en su interior durante años. Cuatro palacios y cuatro catedrales se agrupan en el interior de un recinto delimitado por la Muralla del Kremlin.
En su interior se guardan todas las riquezas y lujos de los zares, pudiendo encontrar ahí sus impactantes joyas, coronas, tronos, carruajes y todos aquellos artículos que caracterizaban la pomposidad de estos personajes.

Palacios subterráneos

Conocidas como «los palacios subterráneos de Moscú», las estaciones de metro constituyen una de las principales atracciones de la ciudad. Las salas y antesalas se distinguen por su esplendor palaciego. Cada estación representa un símbolo de la historia. Mientras que las anteriores a la Guerra, son seña de la industrialización de la época, las posteriores reflejan la alegría de la victoria y el orgullo de su pueblo. Y es que durante el gran conflicto estas estaciones sirvieron de refugios antiaéreos subterréneos. En la Estación «Mayakovskaya» se encontraba la sede del puesto de mando de la defensa antiaérea de la ciudad, mientras que en la de «Kirovskaya» (actualmente «Chistie Prudi») el Estado Mayor Central.
Además, las instalaciones subterráneas están adornadas con estatuas, relieves, pinturas, mosaicos, vidrieras y frescos de los artistas más importantes del país. De modo este escenario recrea un ambiente confortable y único en el que los ojos miran hacia todas partes, sin dar tiempo a aburrirse.
En resumen, una ciudad en la que a las tradicionales cúpulas doradas y multicolores se esconden secretos inimaginables que dejan boquiabiertos al viajero.