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Un “Ulises” divertido y cincuentón y otras siete críticas de libros

Se publica por primera en español “Goethe”, de Georg Simmel, un ensayo de referencia sobre el padre de las letras alemanas

Un “Ulises” divertido y cincuentón y otras siete críticas de libros
Un “Ulises” divertido y cincuentón y otras siete críticas de libroslarazon

«Goethe»

Georg Simmel

Renacimiento

384 páginas,

19,90 euros

Goethe da que pensar; por Toni Montesinos

Se publica por vez primera en español este ensayo de referencia –publicado originalmente en 1913– sobre el padre de las letras alemanas que aborda y profundiza en su pensamiento

Uno de los criados de Johann Wolfgang Goethe abre la puerta de su gran casa de Weimar, donde el célebre escritor reside desde 1775, un año después de publicar el «Werther». Nos encontramos en 1823. Por los pasillos hay lienzos, grabados, esculturas. En una de las estancias anoche se celebró un recital de música, esta mañana el archiduque ha visitado al venerable poeta, mañana lo hará un filólogo, un científico, un dramaturgo, seguirán llegando cartas de toda Europa. Goethe permanece sentado, ensimismado en sus pensamientos, y recibe al visitante con cordialidad y firmeza; toman asiento y empieza la charla: la literatura, la naturaleza, los sentimientos, la política, la religión. Como reza el tópico, nada de lo humano es ajeno junto al «padre de la literatura alemana», como le definió Walter Scott en una carta. Quien entra en casa de Goethe y conversa con él se llama Johann Peter Eckermann, un joven autodidacta que en 1815 había descubierto a este «astro infalible» y que entablará tan profunda amistad con él que será elegido como el editor de su legado literario.

El ambiente de intercambio intelectual sosegado, donde un Goethe paternalista con ademanes de viejo profesor siempre tiene una excusa para meditar de cualquier cosa con tal de tener buena compañía, es lo que va a transmitir Eckermann hasta la muerte del genio, en 1832. Durante ese tiempo llevará un diario sobre sus encuentros con Goethe, su familia, sus amigos y conocidos: las «Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida» que son un documento de valor superlativo al que tiene que recurrir cualquiera que se interese por el autor de «Las afinidades electivas». Así lo haría sin duda el gran estudioso de las letras germanas Georg Simmel, que publicó en 1913 este «Goethe» (traducción de José Rovira Armengol) que pretendió ser un análisis que respondiera a la pregunta «¿cuál es el sentido espiritual de la propia existencia de Goethe?». Entendiendo por ello «las relaciones del modo de existencia de Goethe y sus manifestaciones frente a las grandes categorías de arte e intelecto, práctica y metafísica, naturaleza y alma, y los desarrollos que gracias a él experimentaron esas categorías».

En la introducción de la autobiografía de Goethe «Poesía y verdad» (Alba, 1999), la traductora Rosa Sala ya apuntaba algo que Goethe le dijo a Eckermann en 1831: «Un hecho de nuestra vida no vale en la medida en que sea verdad, sino en la medida en que signifique algo». De modo que no es de extrañar que el concepto de «verdad» sobresalga enseguida en este trabajo de Simmel, que dedica a ello el segundo capítulo con un tono filosófico que intenta desgranar la riqueza y profundidad del pensamiento goethiano, la hondura de creer que lo verdadero estriba en conocer la relación que tiene uno consigo mismo y con el mundo exterior –no en vano, a Simmel, desde que se licenció en historia y filosofía en la Universidad de Berlín, le interesó principalmente la interacción social–, dando un paso más adelante en el viejo y extendido precepto socrático «conócete a ti mismo».

Ajeno a la filosofía

Mediante algunos de sus versos, diarios y aforismos, por ejemplo, Simmel aborda las sutilezas del punto de vista de Goethe con respecto a conceptos abstractos complejos, y hacia el final lo compara con otro de los autores de los que se hizo un experto, Kant. Este habría conseguido concluir, en sus reflexiones sobre la unificación de los grandes dualismos: naturaleza y espíritu, cuerpo y alma, que el problema no son las cosas, sino lo que sabemos acerca de las cosas, mientras que Goethe no construyó un sistema filosófico para llegar a semejante unificación de elementos; lo que él deseó fue «manifestar directamente su sentimiento del mundo». Ello le llevaría a captar lo circundante de forma artística siempre, y en efecto a eso se dedicó cuando hizo los estudios que no versaban sobre literatura, como la botánica o los colores.

De alguna forma, Simmel quiere «traducirnos» la obra de Goethe al lenguaje filosófico, hasta que el artista se impone y le es imposible circunscribirlo a esos patrones estancos, acabando por aceptar la frase del genio: «Siempre me mantuve ajeno a la filosofía». Su camino fue otro, muy distinto al de Kant, que siempre buscó urdir las unidades de principio subjetivo y objetivo, de la naturaleza y del espíritu. Para Goethe, ya la propia naturaleza «es producto y testimonio directo de potencias espirituales, de ideas que dan forma», de modo que su postura ante la vida, ante el mundo, descansa, si nos movemos en el plano teórico, «en la espiritualidad de la naturaleza y en la naturalidad del espíritu». Un punto de vista tan precioso como enigmático que, más adelante, en el segundo tercio del siglo XIX, los trascendentalistas norteamericanos retomarán –Emerson y Thoreau, e incluso Whitman– al considerar que la espiritualidad interna del individuo está conectada con todo aquello que ofrece el cosmos, en un proceso de cautivadora divinización y fe en la poética inmortalidad del ser humano.

Sobre el autor

Georg Simmel (Berlín, 1858-1918) se interesó por la filosofía, la historia y las ciencias sociales en general. Fue amigo de escritores como Rainer Maria Rilke y Stephan George, y también de filósofos como Max Weber, Edmund Husserl y Ortega y Gasset, de quien fue profesor durante la estancia de éste en Alemania.

Ideal para...

todos aquellos que quieran acercarse a uno de los iconos de la cultura alemana, mediante un libro que es un ensayo de interpretación del sentido trascendente de la vida de Goethe y de su visión del mundo.

Un defecto

Para cierto lector que no esté familiarizado con la filosofía y con alguna terminología al respecto, el libro puede abrumarle en ocasiones, si bien eso queda compensado al oír a Goethe desde sus escritos.

Una virtud

El lector podrá encontrar el interesante apéndice de «Kant y Goethe para la historia de la concepción moderna del mundo», pues el autor siempre reflexionó sobre la modernidad desde el análisis de los clásicos.

Puntuación: 9

RELATOS

«El camino que va a la ciudad y otros relatos»

Natalia Ginzburg

ACANTILADO

124 páginas,

14 euros

El vacío de una vida sin esperanzas; por S. Fernández-Prieto

Natalia Ginzburg ahonda en cómo la pobreza afecta a unas mujeres de un rincón de Italia

La novela corta que da título al libro, «El camino que va a la ciudad», es la primera que publicó Natalia Ginzburg cuando tenía 25 años y vivía con su familia en un pequeño pueblo de los Abruzzi, desterrados a causa de las actividades políticas de su marido. La vida en este lugar pobre y perdido fue, sin duda, la inspiración de esta historia fundamental en la obra de la autora porque en ella aparecen los temas cruciales de su narrativa posterior: la monotonía, la sordidez, la tristeza y, sobre todo, la falta de alternativas vitales para las mujeres, que encontraban en el matrimonio la única salida de su vida. La protagonista de la historia, Delia, es una joven muy pobre de 16 años que sueña con vivir en la ciudad, tener vestidos y pasear para lucirlos. Pero «el camino que va a la ciudad» requiere un peaje duro y, aunque la chica esté dispuesta a pagarlo, la insatisfacción y la melancolía se presienten como compañeras cotidianas del resto de su vida. Aunque hay algunas carencias en el trato de los personajes y en el estilo, Ginzburg muestra ya esa capacidad tan característica suya para introducirse en los sentimientos de sus personajes, haciéndolos hablar en primera persona, manifestando sus deseos y sus dudas y dejando al lector sacar sus conclusiones, al tiempo que crea una atmósfera que envuelve y arrastra con fuerza al lector, que comprende con claridad tanto lo que se manifiesta de viva voz como lo que cuentan los pequeños detalles, tan importantes en la obra de la autora.

El primero de los tres relatos que completan el volumen, «Una ausencia», nos muestra a Anna, una mujer joven casada con un hombre rico, apático e indolente, «sin sangre en las venas», que ni siquiera quiere de verdad a su hijo. La monotonía de la vida se suple en este relato con las posibilidades que ofrece el dinero, pero, igualmente, sin llegar a llenar una vida frustrada y vacía. En «Una casa en la playa» un hombre visita a un amigo, casado y con un hijo. El narrador se siente fuertemente atraído por la mujer, insatisfecha y triste. Un matrimonio infeliz y de nuevo una vida desgraciada marcada por el fracaso.

Matrimonio sin amor

El último relato, «Mi marido», el más complejo y sutil, muestra la historia de un matrimonio que se lleva a cabo sin amor, pero con la convicción de que es lo mejor para ambas partes y de que el tiempo hará surgir los sentimientos. Además, él conseguirá borrar la atracción que él siente hacia una chica muy pobre del pueblo, una joven que recuerda mucho, por la sordidez de su entorno, a la protagonista de «El camino que va a la ciudad». Es un relato donde los silencios, los escenarios y los deseos tienen tanta fuerza que una vez más, como suele suceder con la literatura de Ginzburg, es fácil imaginarlo llevado al lenguaje cinematográfico y representado en las grandes pantallas. Los elementos comunes en las cuatro historias son evidentes, el matrimonio, los hijos y la frustración y la tristeza en unas vidas sin perspectivas de cambio.

Sobre la autora

Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 - Roma, 1991) fue novelista, ensayista, dramaturga y política italiana. Es una de las voces más atractivas de la literatura de su país dentro del siglo XX. Entre sus obras más conocidas destaca «Léxico familiar»

Ideal para...

conocer su primera obra de juventud, donde se encuentra el germen de su posterior desarrollo

Un defecto

Ninguno que resulte apreciable

Una virtud

La capacidad evocadora de la autora a la hora de describir tanto la vida real como los sentimientos

puntuación: 9

«Less»

Andrew Sean Greer

ADN

280 páginas,

18 euros

(e-book: 9,99 euros)

Un «Ulises» divertido y cincuentón; por Diego Gándara

La escena es la siguiente: Arthur Less, escritor a punto de cumplir cincuenta años, siente que la vida le pasa por delante mientras él se encuentra, sin embargo, cada vez más envejecido. Su última novela, que acaba de ser publicada, fue destruida de inmediato por la crítica. Su exnovio –estuvieron juntos los últimos nueve años–, por otro lado, ha decidido casarse y le ha enviado, para colmo, la invitación a su boda, que descansa sobre la mesa de la sala junto a otras muchas invitaciones a festivales literarios que carecen de importancia. Así que Lees no lo piensa demasiado y, en lugar de creerse un fracasado, se lanza sin miedo y sin rumbo hacia lo desconocido en una travesía en la que habrá, como en toda travesía, de todo. Sexta novela (y ganadora del Premio Pulitzer 2018) de este escritor estadounidense que desde sus inicios le ha tomado el pulso a la sociedad de consumo americana con novelas como «Historia de un matrimonio» o «Las confesiones de Max Tivoli» –y de la cual John Updike elogió su tono encantador, su estilo perfumado y de desencanto que le recordaba a los estilos de Marcel Proust y Vladimir Nabokov– en «Less» Andrew Sean Greer despunta el retrato desenfadado de un hombre cualquiera de nuestro tiempo (tan neurótico en busca de las mieles del éxito y tan desacomodado de la realidad cotidiana que se le presenta) pero lo hace con un humor que, lejos de ser corrosivo, impregna todo de un nuevo y original sentido.

De escena en escena

Así, el protagonista de esta hilarante comedia, que avanza de escena en escena, tras asumir la ocasión y la contigencia del momento, empieza una vuelta al mundo que lo lleva por países como México, Italia, Alemania, Marruecos, India y Japón y que le permite, por un lado, poner una distancia en el tiempo y en el espacio de todo aquello que, hasta ese momento, formaba parte de su vida.

La novela, en ese sentido, está repleta dade el inicio de situaciones que resultan verdaeramente graciosas pero que esconden, sin embargo, un intenso dramatismo. Como si Andrew Sean Greer, en el fondo, no hiciera otra cosa que rírse del triunfalismo reinante, de la felicidad a cualquier precio y sonara, a lo lejos, la música triste y fugaz de la existencia. Porque Arthur Less, después de todo, se embarca no solamente con el objetivo de alejarse lo más que pueda de su pasado y de sí mismo, sino de acercarse, además, a su propio centro, donde pueda fortalecer su espíritu y, de paso, dar forma a un libro que es una especie de proyecto vital y que se titula, nada menos, que «Swift».

sobre el autor

Nació en 1970 en Washington DC. Es novelista y escritor de cuentos y con «Less» obtuvo el Pulitzer en 2018

ideal para...

leer a un escritor que, con un sentido del humor nada burdo, aborda todo tipo de cuestiones

un defecto

Ninguno que resalte, carece de ellos

una virtud

Convertir una sátira en una reflexión sobre el tiempo y el corazón humano

puntuación

9

Best-seller internacional

«Mentiras consentidas»

PLANETA

560 páginas,

18 euros

(e-book: 12,99)

¿Se puede jubilar un detective?; por Lluís Fernández

La nueva entrega de Hjorth & Rosenfeldt aburre al lector con una historia mal hilvanada

Si «Todo tiene su fin», como cantaban Los Módulos, ¿qué sucede cuando un detective se jubila? Que el autor le brinda una segunda oportunidad. Eso viene sucediendo desde la posmodernidad. Que el tiempo parece que ya no se detiene y detectives como Sebastian Bergman, el mejor «profiler», psicólogo criminalista de Suecia, envejece con los lectores. A vuela pluma, la lista de los detectives jubilados de la novela policiaca contemporánea es prolija. Digamos, Montalbano, Harry Bosch, Kurt Wallander, John Rebus, Mario Conde, Sebastian Bergman, etc.

Tradicionalmente, el héroe vivía en un espacio inalterable. En un eterno presente. Una mezcla confusa del tiempo en el que, ni el héroe común, un detective, y aún menos un superhéroe, Superman, jamás envejecían. Sus aventuras creaban la ilusión de un presente continuo. Eran inmunes al paso del tiempo. A lo sumo, cansados de tanta aventura, encontraban entre los amorosos brazos de Penélope el reposo del guerrero. Provisional. O morían, como Sherlock Holmes, y el autor tenía que resucitarlo ante la indignación de los lectores.

Con la posmodernidad comenzó a cuestionarse el relato canónico y permitirse licencias contra la convención. Por ejemplo, que el héroe envejeciera. El truco posmoderno era seguir esa estúpida máxima de Lampedusa, hoy lugar común de los cursilíneos: «Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi», basada en la cita de Alphonse Karr. De este modo, los novelistas posmodernos se engañaron con la confusión de los géneros. Que el héroe envejeciera, fuera gay, transi o sucumbiera al cáncer de próstata en nada sustancial cambiaba el relato criminal; apenas resaltaba otro aspecto costumbrista del héroe, hasta entonces silenciado. En los relatos clásicos, el héroe era sustituido por su hijo; en el relato posmoderno, el detective jubilado da la alternativa a su hija. Ahí están Vanja, la hija de Bergman y Linda, la hija de Wallander. Ambas mantienen las características del héroe negativo e inadaptado, que con la posmodernidad suman negatividad, antipatía y la herida de un dolor inasumible.

Jubilado y narcisista

Volviendo a Sebastián Bergman en «Mentiras consentidas» nada ha cambiado como hermenéuta de los asesinos seriales. Vuelve, rechazado y jubilado, para ocuparse de un caso más. Con su mal genio. Su arrogancia y narcisismo. Capaz de irritar y fascinar a cuantos le rodean. Rasgos que ha heredado su hija. En esta sexta entrega, parece que el hastío lo hubiera desdibujado, afectando su desvanecimiento a la aventura misma, que pierde complejidad y elaboración. Otra de sus inconsistencias es haber abandonado la complejidad de la intriga por el costumbrismo familiar de los personajes, cada vez más cansados de ser ellos mismos. Su cansino discurrir aburre al lector. Quizá sea ésta una de las peores novelas del dúo sueco. Con una historia mal hilvanada y un desafortunado final. Bergman está cansado y merece la jubilación, lo mismo que Hjorth & Rosenfeldt. ¿Podría etiquetarse como «síndrome Camilleri» a esta fatiga de materiales?

sobre los autores

Ambos son los creadores de series televisivas de intriga tan populares como «El puente» y «Wallander», y de los seis títulos de la serie de Bergman

ideal para...

los seguidores de la saga Bergman, de Hjorth & Rosenfeldt, creadores de uno de los detectives más bordes y ligones de la intriga criminal sueca

un defecto

La falta de tensión de la intriga

una virtud

Algún destello de ingenio del detective como «perfilador» de la psicología del asesino

puntuación: 6

Novela

«La noche fenomenal»

Javier Pérez Andújar

Anagrama

261 páginas,

19,90 euros

Viajes astrales en pandilla; por Jesús Ferrer

En los 80 se produjo un fenómeno televisivo en la persona de Jiménez del Oso, psiquiatra especializado en temas parapsicológicos que divulgaría con logrado sentido del entretenimiento y un cierto irónico escepticismo. Este éxito respondía al morboso interés de un público intrigado por esos otros mundos que, como decía Paul Éluard, están en este. Javier Pérez Andújar (Barcelona, 1965), en la línea de su mordaz narrativa satírica, toma como pretexto de su nueva novela, «La noche fenomenal», la fascinación popular por ese ocultismo de apariencia científica. El protagonista, figurado trasunto autorial, irá conociendo a otros desatinados personajes que, como él, se encuentran seducidos por esotéricas supercherías: Ángel, conferenciante sobre esta temática; J.L. Hermosilla, editor de una revista especializada en indescifrables arcanos; Rosario, obsesionada por la ufología; De Diego, ofuscado por animalarios fantásticos (ostenta orgulloso un frasco con supuestas heces del Yeti), o Paulina, experta en extinguidas civilizaciones. Sin olvidar al profesor Osías, remedo del televisivo doctor; y algún cameo de lujo, como el poeta, librero y editor José Batlló, que aporta el contrapunto tragicómico a una historia de ingenuos perdedores y extravagantes infelices.

Extrarradio barcelonés

Todos ellos se verán implicados en la elaboración de un programa para la pequeña pantalla, que lleva el título de la novela, y que les sumirá en un imaginario de viajes astrales, conspiraciones extraterrestres e insondables misterios. Estas páginas entrañan, entre divertidas digresiones y jocosos equívocos, un homenaje a la popular literatura de quiosco y a los delirios pop de una juventud de desnortadas expectativas vitales; toda una educación sentimental, germinada en la «caja tonta» del tardofranquismo.

Con un deliberado ingenuismo expresivo y un conocimiento de la cultura de masas avanza airosa esta crónica de amistades fundidas en mixtificadas quimeras y atrabiliarios supuestos. El extrarradio barcelonés será el escenario del errático vagabundeo de estos personajes, rastreadores de imposibles explicaciones racionales a los enigmas que, por otro lado, dan sentido a su vida. A medida que progresa la acción aumentan las situaciones que se cruzan en hilarantes subtramas, proponiendo un sugestivo rompecabezas. El lector sigue apasionado estas cómicas peripecias que no esconden una agridulce sensación de fracaso y desencanto. Ocurrentes diálogos, un trepidante ritmo narrativo, y personajes bien construidos constituyen lo mejor de esta muy estimable novela.

sobre el autor

Novelista centrado, con un inconfundible humor, en la cultura de masas y la literatura popular

ideal para...

adentrarse gratamente en las posibilidades narrativas de las supercherías esotéricas

un defecto

La deriva algo incierta de alguna de las tramas argumentales

una virtud

La hilarante, tierna y torrencial comicidad de la historia narrada

puntuación

9

Diario

«La nieve sobre el agua»

Raúl Carlos Maícas

Fórcola

158 páginas,

14,90 euros

Vivencias de un paseante urbano; por J. Ferrer

Desde hace ya algunos años los diarios literarios han adquirido un merecido reconocimiento por su perspicaz crónica de la cotidianidad y particular narratividad anecdótica. Andrés Trapiello, José Carlos Llop, José Luis García Martín y Miguel Sánchez-Ostiz integran, entre otros, una generación formada en este tipo de relato autobiográfico que aúna la crítica cultural con las incidencias personales, y la creativa subjetividad con la ponderada radiografía social. En este listado de nombres cabe incluir el de Raúl Carlos Maícas (Teruel, 1962); escritor, periodista y director de la prestigiosa revista cultural «Turia», cuenta en su haber con dos señeros volúmenes diarísticos: «Días sin huella» (1998) y «La marea del tiempo» (2007), a los que se añade ahora «La nieve sobre el agua», una renovada incursión en la temporalidad habitual, el autorretrato íntimo y la mirada introspectiva. Hallamos aquí, en un tono que alterna el exabrupto con la ternura, los recurrentes temas de un implacable balance vital: el descrédito de la política, la pretenciosa intelectualidad, la depredación inmobiliaria, o el infundado optimismo.

Andariego paseante urbano, al tiempo que minucioso observador del ámbito rural, el diarista recorre los espacios de una escrutada realidad confictiva: «Solo soy un cronista desdibujado e independiente que intenta seguir a flote en esta ciénaga desbordante de amnesia, truhanería y resentimiento». Destacan, la esperanzada reivindicación de «Teruel existe», el rendido elogio a la obra de Ramón Gómez de la Serna, Octavio Paz y Fernando Savater, el fascinante mundo de las exposiciones de arte, el rastreo febril por librerías de viejo, y la airada indignación ante patentes injusticias. Esta escritura de desabrida expresión se aproxima por momentos al ensayo, incurriendo certeramente en el escepticismo volteriano y la distanciada ironía.

Ensayo

«Animales invisibles»

Gabi Martínez

NÓRDICA

241 páginas,

19,50 euros

Se busca burro con cabeza de elefante; por Sagrario F.-Prieto

Gabi Martínez reúne en este volumen su búsqueda de una fauna a punto de extinción

Lo invisible suele asociarse al misterio o la derrota, a lo feo o débil, a lo malo, rebelde o astuto, aunque al tratarse de animales también es posible pensar en lo salvaje; en los que eluden nuestra presencia más que nada para sobrevivir y, zafándose del tumulto de este siglo, todavía pertenecen al ámbito del silencio. Por eso, hablar de animales invisibles implica asomarse a una forma de pureza». Con este párrafo tan sugerente inicia Gabi Martínez (Barcelona 1971) su libro y el lector no solo no se va a sentir defraudado por lo que leerá después, sino todo lo contrario: verá superadas sus expectativas ante un libro que ofrece historia e historias, viajes, reflexiones y una enorme cantidad de referencias intelectuales que no solo no entorpecen la lectura, sino que despiertan ese sentimiento tan gratificante de que se está sacando jugo al tiempo dedicado a algunos libros.

El libro habla de animales misteriosos: el picozapato africano, la Gran Barrera de Coral australiana, el yeti de Pakistán, el moa de Nueva Zelanda, el tigre blanco coreano y el danta venezolano. Son animales que nadie ha visto (recordemos que la barrera de coral está formada por fósiles de peces), misteriosos, símbolos o referentes cuando se habla de miedo, astucia o crueldad y protagonistas de infinidad de leyendas que han sido recreadas una y otra vez, a veces en sus lugares de origen y otras en todo el globo. A veces están presuntamente extinguidos y otras son casi imposibles de localizar.

En algunos casos se han convertido en símbolo de un país, como ocurre con el tigre blanco coreano de enormes dimensiones y fiereza, en otros son un referente de crueldad, como el picozapato, que mata a su propio hermano para sobrevivir. Se ha ganado el título de el Caín de los pájaros. Suelen ser animales de gran tamaño y empaque, como el danta de Venezuela: dos metros de largo y doscientos cincuenta kilos de peso, con una trompa que le caracteriza especialmente. Una especie de burro con cabeza de elefante que camina sobre la punta de los dedos.

Personal e intenso

Mientras sigue el rastro del animal el autor describe el territorio y a sus habitantes haciendo que este libro tenga mucho de viajes, género en el que el autor es un gran maestro. Se suceden las expresivas descripciones del espacio, de las nieves del Nepal, los marjales o las selvas. Habla con los nativos y, a veces, su vivencia es tan personal e intensa que se altera su propia vida, como le sucede con el hombre de las nieves. Como decíamos, las referencias documentales son completísimas, desde el imprescindible Plinio el Viejo y su «Historia natural» a estudiosos, historiadores y exploradores de todas las épocas. Un libro ameno, escrito con prosa ligera y diálogos que a veces obligan a pensar. En uno de ellos, muy significativo, el autor le pregunta a un nativo por qué cree que existe un animal que nunca ha visto y su interlocutor le responde perplejo: «¿Acaso no creemos en muchas cosas que nunca hemos visto?». Un libro realmente fascinante.

sobre el autor

Gabi Martínez nació en Barcelona en 1971. Es un prolífico escritor que ha cultivado tanto la narrativa y la ficción como el ensayo y los libros de viajes. Fue seleccionado como uno de los cinco autores más representativos de la vanguardia española en los últimos 20 años

ideal para...

amantes de la aventura, de los libros de viajes, los animales y los seres legendarios

un defecto

Ninguno para quien esto escribe

una virtud

La magnífica edición que se enriquece con las evocadoras ilustraciones de Ester García

puntuación

10

«Cuentos completos»

Flannery O'Connor

LUMEN

832 páginas,

20 euros

El realismo cristiano de O'Connor; por T. Montesinos

Uno puede sentarse a escribir sobre Flannery O’Connor teniendo presentes sus treinta y nueve años de vida y sus dos novelas, sus treinta y dos cuentos y sus pocos ensayos, y experimentando a la vez una sensación de desconcierto que tal vez sea común. En sus memorias, John Huston cuenta cómo en 1978 un hombre llamado Michael Fitzgerald –cuyos padres habían acogido a la escritora una temporada en su casa de Connecticutt treinta años atrás–, le instó a que adaptara al cine «Sangra sabia», «historia de la breve rebelión de un joven fanático religioso contra Cristo», detallaba el cineasta, que apuntaba: «Es divertida y terrible a la vez. De página en página no sabes si reírte o quedarte horrorizado». En «Cómo leer y por qué», Harold Bloom reconoce que los cuentos y la novela de O’Connor «Los profetas» le estimulan «hasta el miedo». Ahora, en el prólogo a los «Cuentos completos» de la autora georgiana, Gustavo Martín Garzo habla de cómo sus relatos «tienen el poder supremo de agitar nuestra conciencia. No es posible permanecer indiferentes ante ellos, de la misma forma que no es posible mantener la calma cuando alguien te apunta con una pistola».

Enferma terminal

La sensación es, pues, de una misma perplejidad ante un universo narrativo estremecedor. De hecho, acaso no entendamos la simbología de sus primeros cuentos: «El geranio», «El barbero», «El lince», entre otros. Pero luego vienen textos de impacto inconmensurable: «El negro artificial»; «Un hombre bueno es difícil de encontrar»; «La vida que salvéis puede ser la suya»; «Un círculo en el fuego»; «La buena gente de campo»; «La espalda de Parker»... Todas estas páginas fueron obra de una mujer que arrastraba una enfermedad terminal (el «lupus erythematosus», de origen metabólico), que proclamba su fe católica en una zona de rígido protestantismo, que vivió aislada con su madre dedicándose a la cría de pavos.

Dicen que escribió las últimas horas de su vida, en la cama, y no pareció quejarse nunca de su destino letal, ni siquiera a través de sus protagonistas, gentes ingenuas y malvadas a partes iguales, retorcidas, egoístas y ansiosas de bondad, vagabundos, criminales, niños y ancianas insportables, personas que buscan a Jesús sin saber cómo hacerlo. O’Connor, al fin, cansada de que tildaran sus cuentos de brutales y sarcásticos, se justificaría en una carta a una amiga: «Las historias son fuertes, es verdad, pero son fuertes porque no hay nada más fuerte o menos sentimental que el realismo cristiano».

sobre la autora

Flannery O’Connor nació en 1925 en Georgia, en un área protestante denominada el «cinturón bíblico»

ideal para...

conocer a quien se ha convertido en una de las más estudiadas de los Estados Unidos

un defecto

Quizá en «El negro artificial» y «El río» el tema religioso aparezca demasiado

una virtud

Es interesante cómo la fe surge como motivo de duda

Puntuación

10