El fútbol no son siempre alegrías, triunfos, goles en el último minuto... A veces el balón esconde historias difíciles como la de Paula Nicart (Cornellá, 8-9-1994). «Un día te sientes la reina del mundo y a los tres días, en una acción fortuita, estás fuera», cuenta la futbolista del Valencia que, por segunda vez este año, ha tenido que pasar por un quirófano. Y es la tercera desde 2017.

Una rotura del ligamento cruzado anterior y de los meniscos de la rodilla derecha durante un entrenamiento ha frenado la carrera de una jugadora que hace no mucho destacaba por ser una de las defensas con mayor proyección del fútbol español y que llegó en 2015 a la selección. «En cuanto noté el crujido y caí al suelo fui consciente de que la temporada se había acabado para mí», recuerda Paula que, lejos de perder los nervios, mantuvo la calma en una situación límite. «No iba a cambiar nada me preocupase más o menos», apunta.

Con 25 años y después de superar otra grave lesión de rodilla, en enero se le trasplantó el menisco y se le reparó el cartílago de la meseta tibial de su pierna izquierda, la futbolista del Valencia ha aprendido a ver el lado positivo de las situaciones más oscuras. «Cuando te lesionas y te dicen que una lesión es una oportunidad piensas: “Pues que tenga la oportunidad otra”. Pero si realmente te lo tomas así, sí que ves las cosas de otra manera», dice. «Ahora cuando estoy en el campo lo disfruto mucho más y tengo una perspectiva más sana de todas las cosas. No me encierro en por qué a mí ni en el dramatismo que envuelve una lesión. Hay que aceptar las cosas como vienen», confiesa una jugadora que esta temporada sólo ha podido disfrutar de 313 minutos sobre el verde.

Estudiante de tercer curso de Medicina, para Paula cada día es una nueva oportunidad de seguir aprendiendo y si no que se lo pregunten al doctor Ramón Cugat. «Soy bastante curiosa, siempre me gusta que me expliquen las cosas. En las dos últimas operaciones estuve todo el tiempo despierta porque la cirugía es un tema que me llama mucho la atención», recuerda Nicart que no quería que la sedasen. «Me ponían la epidural y me preguntaban si quería que me sedasen más y yo les decía: “No, no que quiero ver la operación”», comenta entre risas. Y es que pese a que no corran buenos tiempos para Paula, la temporada pasada estuvo diez meses en el dique seco y ésta va camino de repetirse la misma situación, ella siempre intenta ver el lado bueno de las cosas.

Acompañada de sus inseparables muletas, una vez más le toca vivir su pasión desde el otro lado de la barrera. Algo que no lleva muy bien, pero que no le impide viajar con el resto sus compañeras, siempre que la rodilla se lo permita, y seguir animando en Paterna como una aficionada más. «Es una sensación de impotencia que a mí me come por dentro. Cuando estás dentro sabes que depende de ti, pero fuera... Es duro, pero es lo que hay ahora», señala. La central catalana está segura de que va a tener otra oportunidad, pero mientras tiene que conformarse con sesiones de fisioterapia y muchas horas de estudio para pasar a cuarto de Medicina.