Vuelta a España

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Vuelta a España. Woods alarga el año en blanco de Valverde

El canadiense se impone en Villanueva de Valdegovía por delante de Omar Fraile, segundo, y de Alejandro, que fue tercero. Valverde no ha conseguido ninguna victoria esta temporada

Michael Woods entra victorioso en la meta de Villanueva de Valdegovía
Michael Woods entra victorioso en la meta de Villanueva de ValdegovíaKiko HuescaEFE

“Tengo 128 victorias. Tener 129 no me va a cambiar la vida”, decía Alejandro Valverde en la conferencia de prensa de Movistar en el día de descanso. Pero algo le quema por dentro al murciano en esta temporada extraña en la que aún no ha conseguido ningún triunfo.

Valverde es un ganador y la Vuelta es su carrera. Es su última oportunidad para lograr un triunfo esta temporada y no quiere marcharse sin él. Cerca estuvo en la meta de Villanueva de Valdegovía. Fue tercero por detrás de Michael Woods y de Omar Fraile. Y la derrota le dolía. “Pensaba más en la etapa que en subir puestos en la general”, asumía después.

Alejandro ya ha cumplido 40 años. Tiene toda la carrera hecha y puede permitirse un poco de diversión, como la de meterse en una fuga con toda la etapa por delante y pelear por la victoria sin esperar a los últimos metros.

Ganar siempre da gusto”, reconoce el último campeón del mundo español. “Pero aquí estamos para intentar ganar la Vuelta. Si en los días que quedan hay posibilidad de ganar una etapa claro que lo voy a intentar”, reconocía en la jornada de descanso. Y lo intentó.

Tenía rivales poderosos en el grupo. Los que llegaron con él a jugarse el triunfo: Michael Woods, Omar Fraile, Guillaume Martin y Nans Peters. Y los que, sorprendentemente se quedaron en la segunda subida a Orduña, Sepp Kuss y George Bennett. Hombres rápidos, también, que podían apretarle en la llegada, como Álex Aramburu.

Pero con los 40 cumplidos Alejandro no tiene miedo. Atacó subiendo Orduña -fue él quien mostró las debilidades de Kuss y de Bennett- y siguió atacando en el descenso. Ya no tiene la misma fe que tenía antes en su velocidad en entornos reducidos. Woods, tercero en ese recordado Mundial de Innsbruck, y Omar Fraile, eran rivales complicados en la llegada.

Ninguno se fiaba y todos lo intentaron para no esperar al final. El ataque de Woods a falta de poco más de un kilómetro fue el más poderoso. Dejó sin respuesta y llenos de dudas a Valverde y a Fraile. “Pensaba que Valverde iba a salir a por Woods y luego podría rematar, pero no me ha salido bien la jugada”, reconocía Omar después de la etapa.

Era el día elegido por Fraile. “Me da mucha pena. Es una etapa que tenía marcada en el calendario, es una zona que conozco muy bien. Orduña es donde hago mis test”, explicaba. Pero Woods eligió mejor el momento.

Es la segunda victoria del canadiense en la Vuelta. Hace dos años ganó en el Balcón de Vizcaya, en un día complicado, con lluvia y niebla. Un corredor con clase que no había tenido suerte esta temporada. Se cayó en la París-Niza, la última carrera que se disputó antes del confinamiento, y se fracturó el fémur.

La recuperación fue complicada. Cinco o seis de rehabilitación, le dijeron. En cuatro meses ya estaba recuperado. Trabajó con un fisio cinco o seis veces por semana. Le permitió doblar la pierna antes de lo que esperaba y a las dos semanas ya estaba intentando dar pedales.

Woods es consciente de que sin esa ayuda temprana su carrera no podría ser la misma. El golpe fue más duro al principio. Pensaba que se perdería los Juegos, uno de sus grandes objetivos de la temporada, y que no podría volver a correr hasta la próxima temporada. Había fijado su objetivo en el Tour Down Under, pero la pandemia y su constancia le han devuelto al camino de la victoria antes de tiempo.