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El año de lo que no pasó, de las ilusiones aplazadas y de la muerte de Maradona

La pandemia robó a 2020 los Juegos Olímpicos y la Eurocopa y se los devolverá en 2021 con el apellido original

Seguidores de Maradona intentan entrar en la capilla ardiente del "10"
Seguidores de Maradona intentan entrar en la capilla ardiente del "10"Demian Alday EstevezEFE

El relato del deporte en 2020 es el relato de lo que no pasó, de estadios sin alma, de competiciones que perdieron todos porque no se disputaron, de ilusiones aplazadas y de gente que se fue, como el título del libro del periodistaDavid Gistau, también fallecido este año. Se marcharon los que jugaban y también los que lo contaron. Se fue Maradona, al que no dejan descansar en paz ni después de muerto. Se discute si se admira al deportista o a la persona, pero eso Diego lo explicó mejor que nadie. «Yo no tengo que ser un ejemplo para los padres. El ejemplo son los padres», dijo alguna vez.

Se fue Diego y se repitió hasta el infinito su gol a los ingleses. Porque los que marcó en los cuartos de final del Mundial de México 86 a Inglaterra tienen nombre propio. El primero es el que marcó la Mano de Dios, el segundo es el de Maradona a los ingleses. En aquella huida a base de gambetas desde el centro del campo no estaba regateando a los jugadores de la selección inglesa, estaba regateando a los ingleses, al país entero, en su venganza por lo de las Malvinas.

Maradona triunfó en el 86 y Paolo Rossi lo había hecho cuatro años antes. 2020 también se lo llevó y no perdonó ni su descanso. Los ladrones entraron a robar en su casa durante el entierro. Rossi se marchó en silencio, sin reclamar atención. Como cuando aparecía en el área para marcar.

Antes se había marchado Kobe Bryant. Era a finales de enero, en un mañana con niebla se estrelló su helicóptero. Era antes de la pandemia, casi en la prehistoria. Dejó su leyenda y un nuevo anillo para los Lakers. Un anillo dentro de la burbuja infranqueable en la que se convirtió la NBA. Kobe estaba presente en la memoria y en la imagen de Lebron James, que no dejó de lucir algún recuerdo en memoria de la Mamba.

Kobe Bryant y su hija Gianna, también fallecida, en un partido de baloncesto
Kobe Bryant y su hija Gianna, también fallecida, en un partido de baloncestoJessica HillAP

Pero también volvió el fútbol y volvió todo, aunque fuera en un exilio sin público. El Real Madrid ganó la Liga en Valdebebas, en el regreso exprés de la competición. Triunfó en España y se apartó en Europa antes de la fase final que se disputó en Lisboa. Se libró de desastres como el del Atlético ante el Leipzig o la humillación del Barcelona con el 2-8 recibido ante el Bayern de Múnich.

El Bayern lo ganó todo con Hansi Flick en el banquillo. Un interino convertido en estrella. La versión Del Bosque del Real Madrid trasplantada a Alemania. La Liga, la Copa, la Liga de Campeones y las dos Supercopas, la de Europa y la de Alemania.

En la Supercopa continental su rival fue el Sevilla, que defendió el orgullo del fútbol español con su título de la Liga Europa. Lopetegui pasó a ser Don Julen en la capital andaluza, siempre reacia a admitir con los brazos abiertos a los nuevos entrenadores.

Ya no estaba Michael Robinson para contarlo. El futbolista que cambió la manera de hacer periodismo en televisión dejó un sensacional retrato en el último Informe que lleva su nombre. «Good, better, best». Bueno, mejor, lo mejor. Así era Robinson.

El final de temporada se trasladó al verano y el comienzo de temporada se trasladó al otoño. Por el medio se perdieron la Eurocopa y los Juegos Olímpicos. El fútbol tuvo menos dudas que el movimiento olímpico, pero nada más complicado y con más fronteras que vigilar que los Juegos. En 2021 se disputarán –si la pandemia quiere y la vacuna lo permite– los Juegos Olímpicos y la Eurocopa, pero el apellido no cambia. Seguirá siendo Tokio 2020, que perdurará como una broma de la historia para los Trivial del futuro. ¿En qué año se disputaron los Juegos de Tokio 2020?, preguntarán. Parecerá una obviedad tan absurda como de qué color es el caballo blanco de Santiago –de San Martín, hubiera dicho Maradona–. Y Google, o lo que sea cuando toque, tendrá que ejercer de juez.

Los dos grandes eventos de este verano se salvaron con un aplazamiento, pero 2020 se tragó para siempre el torneo de Wimbledon, que en el palmarés reflejará un asterisco que explique que no pudo disputarse por la pandemia igual que sucede con todo lo que se llevaron por delante las guerras mundiales.

Wimbledon renunció a pelear contra el virus. No están hechas las fresas con nata y champán para la pandemia. El torneo británico respeta las tradiciones y entre ellas no están el gel hidroalcohólico ni las mascarillas. Wimbledon volverá siendo Wimbledon. Roland Garros lo tenía más fácil, sólo necesitaba una victoria de Rafa Nadal para que todo siguiera siendo como siempre.

Cambiaron las fechas, el tiempo y hasta las pelotas. Pero volvió a ganar Rafa,cumpliendo una tradición mucho más asentada que la de las fresas con nata y champán de Wimbledon. Ganó Nadal a Djokovic, como si no hubiera pasado nada, e igualó los 20 Grand Slam de Roger Federer. El serbio no pudo recortar las distancias en el Abierto de Estados Unidos. Lo descalificaron por un pelotazo a una juez de línea y Thiem dio un paso adelante entre la generación que lleva viniendo varios años y que no acaba de venir nunca.

Rafael Nadal celebra su triunfo en Roland Garros en octubre de 2020
Rafael Nadal celebra su triunfo en Roland Garros en octubre de 2020Christophe EnaAP

La Euroliga de baloncesto también se canceló, pero la ACB sobrevivió en la burbuja de Valencia. Allí se ahogó el Real Madrid y el Baskonia se convirtió en el inesperado ganador.

Todo llegaba a destiempo en 2020. Hasta el Tour. Pocas cosas hay más seguras de que la carrera francesa se disputa en julio. Hasta que llegó el Covid-19 y se trasladó a los últimos días de agosto y los primeros de septiembre. Pero la carrera se salvó y dejó un final para la historia. Igual que ahora los veteranos recuerdan aquel Tour del 88 en el que Lemond derrotó a Fignon por ocho segundos después de remontarle cincuenta más en la última contrarreloj, por los Campos Elíseos, se recordará la remontada de Tadej Pogacaren la contrarreloj de La Planche de Belle Filles ante Primoz Roglic.

Roglic, un especialista contra el reloj, llegó desencajado, con el casco fuera de sitio y se derrumbó en el suelo. Era un golpe tan duro que parecía que no se iba a levantar jamás, pero sólo mes y medio después estaba ganando su segunda Vuelta.

El año se partió en dos por la pandemia y lo que sucedió antes del confinamiento suena a otra glaciación. Pero en enero de 2020 España ganó el Europeo de balonmano y Carlos Sainz, el Dakar. Ahora vuelve a subirse al coche y todo empieza de nuevo.