Fútbol

El Real Madrid también gana a un buen Barcelona (2-3)

Valverde decidió el partido en la prórroga. Los madridistas se pusieron dos veces por delante y el Barcelona igualó en las dos ocasiones para forzar el tiempo extra

Valverde besa el escudo para celebrar el gol decisivo del partido
Valverde besa el escudo para celebrar el gol decisivo del partidoHassan AmmarAgencia AP

Un Clásico es un Clásico repiten los protagonista antes de los grandes partidos y puede que tengan algo de razón, que sí, que esa frase signifique algo. El Real Madrid y el Barcelona jugaron en Arabia Saudí como si no existiera una diferencia sideral en la Liga, aunque el resultado, al final, sí reflejó la superioridad del líder. Ganó el Madrid porque tiene muy claro su plan y lo ejecuta a la perfección: si faltan las fuerzas, si ya no puede estar Modric o si el rival se ha llenado de optimismo y se viene arriba, siempre habrá un momento para correr, encontrar el espacio y llevarse un discutido y emocionante encuentro. Jugará el Real Madrid la final de la Supercopa para intentar redondear un principio de temporada perfecto. Es líder, ha ganado al Barcelona la dos veces que se ha enfrentado y está a un paso del primer título.

Al Barcelona le queda el consuelo de que ha recuperado a Pedri, a Ansu Fati y ya puede contar con Ferran Torres. Y que tiene a Dembélé, por ahora. Le falta aún, pero esos tres nombres ya hacen que el futuro pueda sonar mejor. Le dio para plantar cara al Madrid, empatarle dos veces el partido, pero no supo ni decidirlo cuando parecía más entero y más cerca de la portería rival ni defenderse de lo que sabía que iba a pasar: una salida a toda mecha de los blancos en la prórroga para ganar. De donde viene, las sensaciones son mucho mejores.

El encuentro tuvo varias fases, pero dio la impresión de que fue el Madrid el que dejó que el Barcelona se metiese en él antes del descanso. La primera parte fue lo que había descrito Kroos el día antes: a veces se puede controlar sin tener la pelota. En este Real Madrid, por cierto, no es a veces, sino que sucede con mucha frecuencia. Domina o es dominado, pero siempre encuentra un camino para ir al área rival. El Barça tenía la más la pelota o al menos parecida posesión al rival, pero era el Madrid quien mandaba, corría, tenía las ocasiones y estaba mejor colocado en el campo. Los del centro de campo ganaban casi siempre la espalda de Busquets, De Jong y un Gavi que termina cada jugada con una patada sin que nadie le llame la atención. Pero pega de lo lindo.

Corría el Madrid feliz de llegar en tres pases al área rival, con Vini, Benzema y Asensio lanzados. El brasileño era inalcanzable para todos y Modric le encontraba casi siempre. Y el Barcelona, que había salido con la intención de presionar arriba para robar cuanto antes, se lo pensó dos veces al ver con qué facilidad se plantaba el Madrid en su área. Lo hizo Vinicius en un robo de Benzema que acabó con el brasileño a toda mecha frente a Ter Stegen. Y este Vini no falla esas cosas. Es un prodigio el delantero brasileño. Marcó el primero, tiró del Madrid cuando le necesitó en la segunda parte y pega un saltito en el tercer tanto que despistó a todo el mundo. Cuando el balón llegó a Valverfde después de pasar por debajo de Vini, Ter Stegen no sabía dónde estaba: ni la pelota ni él ni siquiera en que país.

En el tercer gol, ya en la prórroga, el Barcelona tenía el control teórico del partido. Lo consiguió casi desde el tanto de Vini. Quizá porque el Madrid confió demasia en su velocidad yd io otro paso para atrás, quizá porque la necesidad hizo más consciente al Barcelona. El equipo de Xavi se agarró a Dembélé, desordenado, embarullado, pero un peligro. Fue el más constante todo el partido, no siempre acertado, pero siempre con ganas. De un pase suyo empató Luuk de Jong, porque o tuvo suerte o es más listo de lo que la prensa barcelonista ha querido vender. No llegó a ese pase de Dembélé, pero puso el pie para el despeje de Militao.

Xavi sacó a Pedri para jugar más la pelota en el campo contrario y eso lo tuvo el Barcelona, mientras al Madrid le costaba más salir. Pidió ayuda a Vini y este fue al rescate para, en la segunda mitad, sacar al Madrid de la cueva. No fue el equipo supersónico de la primera mitad, pero no le hizo falta para ponerse otra vez por delante.

El gol de Benzema acentúo el devenir del partido. El Barça con el balón, el Madrid, más cansado, como Modric. Fue Ansu Fati el que empató para demostrar que el gol no se olvida, pese a las lesiones. El partido se fue a la prórroga y el Barça creyó que estaba mejor y buscaba a Dembélé. Xavi había dado paso a Memphis, antes Abdé, después Jutglá. Se fue al ataque sin claridad, pero al ataque. Creía que era para ganar. Era para morir.

No hay ningún título en juego, pero sí el billete a una gran final para poder conquistar el primer torneo de la temporada. Y quizá, aún así, sea un Clásico más importante que el de LaLiga Santander que el Real Madrid se llevó esta temporada tras asaltar el Camp Nou (1-2). Un partido que puede ser de confirmación para ambos: para los de Carlo Ancelotti de cara a su favoritismo en esta campaña y para los de Xavi Hernández para dar ese salto en el crecimiento que parece estar experimentando desde la llegada del de Terrassa.