Fútbol

El Atlético desafía a la lógica con una remontada en el descuento (3-2)

Musah adelantó al Valencia y Hugo Duro marcó el segundo al borde del intermedio. Cunha redujo diferencias, Correa marcó el empate con el tiempo añadido, y después Hermoso

El Atlético consiguió remontar un partido que se le había escapado en el primer tiempo, donde se mostró como un equipo desnudo, incapaz de encontrar su sitio en el campo. Un equipo descompuesto y desequilibrado en el que cuesta reconocer alguna pista del equipo que fue campeón el año pasado.

Pero el gol de Hermoso, que había sido una puerta abierta constantemente para los ataques del Valencia, lo disimula todo. O casi. Porque durante la mayor parte del partido, como durante la mayor parte de la temporada, el Atlético fue una fiesta para el rival. Han sido muchos los partidos que ha perdido en los balones aéreos, que no hace tanto eran una de sus fortalezas. El Valencia pareció liquidarlo en un contraataque de Guedes que remató Musah ante la pasividad de la defensa del Atlético, que tampoco se enteró del pase de Lato a Hugo Duro por el centro del área.

Era el remate para un equipo moribundo. Al menos en teoría, porque con este Atlético nada es lo que parece. Fue un equipo apático, en el que nadie parecía estar preparado para hacer lo que debía durante la mayor parte de los minutos. Ni los centrocampistas para organizar, ni Luis Suárez para rematar ni, por supuesto, los centrales para defender. Suárez no está acertado en el remate, la cualidad que le hace diferente ahora que las piernas ya no responden. Y el centro de la defensa es un agujero por el que se cuela todo el centro de la defensa rojiblanca.

Sólo le quedan arrancadas, impulsos que le permiten salvar partidos como el que dejó escapar el Valencia por el miedo de Bordalás y por el orgullo del campeón. Marcó Cunha a la salida de un córner y el Atlético volvió a creer de repente. Empujó la pelota en el área pequeña el brasileño después de que Felipe arrastrara a la defensa en el primer palo.

Es lo que mejor que ha hecho en mucho tiempo el central brasileño, unas de las víctimas más expuestas por la crisis del equipo. Su entrada en el campo en lugar de Joao Félix y la pitada del público del Metropolitano explican la situación del Atlético y las sensaciones de la afición. Simeone pretendía sostener al equipo con tres centrales para ganar en seguridad aunque tuviera que sacrificar al jugador de más calidad del equipo y a la afición le cuesta entenderlo.

Así llegaron los mejores momentos del Atlético, los que engancharon de nuevo al equipo y a la afición, que volvió a cambiar los pitos por los gritos de ánimo. Y así remontó el Atlético un partido que parecía imposible.

Correa, siempre él, encontró el empate al que no había sabido llegar Luis Suárez mientras el Valencia se ilusionaba con las carreras de Guedes. Pero la remontada llegó por la vía más inesperada, en un remate de Mario Hermoso, que llegó al área para empujarla como si fuera un delantero centro. El Atlético es un constante desafío a la lógica.