Montaña

De vender muebles al reto de los 14 ochomiles

La noruega Kristin Harila, hasta 2015 sin experiencia en alta montaña, se propone subir los 14 ochomiles en seis meses. Ya ha ascendido seis en menos de un mes

Kristin Harila, alpinista
Kristin Harila, alpinistaKristin HarilaLa Razón

El 12 de mayo de 1992, la polaca Wanda Rutkiewicz desaparecía para siempre en el Kangchenjunga (8.586 metros), la tercera montaña más alta de la tierra. La que seguramente fue la mejor alpinista del siglo XX iba a por su noveno ochomil, pero su caravana de los sueños, como ella misma denominó a ese afán por ser la primera mujer en coronar los catorce ochomiles, terminó de forma abrupta.

Adelantada a su tiempo, pionera del empoderamiento femenino –en unos años en los que la presencia de mujeres en las expediciones a las montañas más altas era absolutamente excepcional–, Wanda Rutkiewicz se había marcado dos años antes –ya con seis ochomiles en el zurrón, entre ellos el temido K2, en el que se apuntó la primera ascensión femenina de la historia– el objetivo de hacer cumbre en los ocho restantes en poco menos de un año. No buscaba la muerte, repetía, pero tampoco le preocupaba morir en la montaña.

«Ninguna mujer se ha atrevido jamás a hacer algo así», aseguró antes de que asomase su ilimitada fe en sí misma. «Yo seré la primera», clamó al mundo, tal y como recoge Bernadette McDonald en su excepcional crónica sobre la edad de oro del himalayismo polaco, «Escaladores de la libertad».

Wanda Rutkiewicz no pudo culminar el ambicioso plan de subir los ocho ochomiles que le quedaban en un año (en menos de un mes, en septiembre y octubre de 1991, ascendió el Cho Oyu y el Annapurna antes de que el Kangchenjunga la venciera). Pero treinta años después, otra mujer está empeñada en cumplir un sueño en esas mismas montañas que cincelaron la tenaz personalidad de la himalayista polaca.

Tras la estela de Nirmal Purja

La noruega Kristin Harila, 36 años, quiere subir en solo seis meses las catorce cumbres más altas de la tierra, un exponente más de esa imparable humanización de los ochomiles. Su espejo es el nepalí Nirmal Purja, quien en 2019 completó el reto en solo 190 días (una hazaña que hasta entonces ningún ser humano había culminado en menos de siete años y diez meses).

Como Nims Dai, Harila cuenta con la infraestructura que le proporciona una agencia, en su caso 8K Expeditions, no tiene reparos en trasladarse en helicóptero de un campo base a otro para ganar tiempo, utiliza oxígeno y opta por las vías normales. Pero, en todo caso, el reto es mayúsculo (solamente 44 personas han sido capaces a lo largo de la historia de subir los 14 ochomiles, entre ellas la española Edurne Pasaban, que en mayo de 2010 se convirtió en la primera mujer en lograrlo, un reto que le llevó nueve años).

Harila, además, no es una himalayista al uso. Su primera experiencia en montaña no se produjo hasta 2015, cuando ascendió el Kilimanjaro (5.895 metros), el pico más alto de África. Cuatro años después, dio la espalda a su confortable vida como directora de operaciones de una empresa de muebles, Skeidar (en internet todavía hay rastro de ese pasado empresarial), para afrontar el reto de subir las principales cimas de cada continente. Pero la pandemia lo trastocó todo.

Susto en su primer sietemil

Antes de que la Covid-19 se cruzara en nuestras vidas, en 2019 le dio tiempo a foguearse en Nepal en el Lobuche Este (6.119 metros) y el Dhaulagiri VII (7.246 metros), también conocido como Putha Hiunchuli, donde vio la muerte de cerca. Sorprendida por una tormenta junto a otros dos montañeros y su guía, estuvieron 19 horas a merced de la montaña «en las condiciones más extremas». «Después de esa expedición, no sentí los dedos de los pies durante medio año», asegura en la web de su patrocinador principal, Bremont.

Para la himalayista noruega, que antes de volcarse en la montaña fue conductora, esquiadora de fondo y funcionaria de prisiones –«he tenido muchas vidas diferentes», constata–, su vida discurre ahora en pos «de lo imposible y lo extraordinario», en definitiva, de la aventura. Aunque a veces admite que se pregunta «por qué no puedo elegir una vida más sencilla».

Y, de repente, Nirmal Purja, capaz de completar los catorce ochomiles en poco más de seis meses. La hazaña del himalayista de los récords espoleó a Harila. ¿Y por qué no? «Mi objetivo es demostrar que es posible que una mujer haga lo mismo y, con suerte, en menos tiempo».

Regresó a Nepal en la primavera de 2021 y dio la medida de lo que era capaz de hacer ascendiendo en menos de doce horas el Everest (8.848 metros) y el vecino Lhotse (8.516 metros), algo que ninguna mujer había logrado hasta entonces y que sería capaz de hacer en menos de nueve horas el pasado mayo, ya enfrascada en el desafío de hollar los catorce en seis meses tras la estela de Nirmal Purja.

Siguiente parada, Pakistán

Su cronómetro se puso en marcha el pasado 28 de abril, cuando coronó el Annapurna (8.091 metros). Y se detendrá a finales de octubre. Entre medio, seis meses para completar el reto. «Creo que la igualdad de género se ha quedado corta en muchos ámbitos y en este entorno (el himalayismo) casi solo hay hombres», expone como leitmotiv en su página web.

Hasta ahora, ha tachado ya seis ochomiles en el mapa de los cimas más altas del mundo (que colgó en su casa para motivarse), repartidas entre Nepal, Pakistán y Tíbet.

Tras el Annapurna, ascendió el Dhaulagiri (8.167 metros) el 8 de mayo (en las mismas fechas en las que el español Carlos Soria, a sus 83, intentaba en esta misma montaña coronar su decimotercer ochomil) y, solo seis días después, el Kangchenjunga, donde a Wanda Rutkiewicz le esperó la muerte. El 22 de mayo holló la cima del Everest y, también, del Lhotse y, tras viajar en helicóptero al campo base del Makalu, hizo cumbre el 27 de mayo. Veintinueve días, dos menos de los que empleó el mediático Nirmal Purja.

Su siguiente parada será en Pakistán, donde pretende sumar otras cinco cimas: Nanga Parbat, Gasherbrum I y II, Broad Peak y el temido K2. Si todo va bien, en otoño cerrará el círculo con el Manaslu, Shishapangma y Cho Oyu. De conseguirlo, hará historia y llevará el alpinismo femenino un paso más allá.

Edurne Pasabán, la primera en completar los 14

La tolosarra Edurne Pasaban cerró en mayo de 2010, con el Annapurna y el Shisha Pangma, su carrera en pos de los catorce ochomiles. Fue la primera mujer en conseguirlo, después de que no se reconociera a la coreana Eun-sun Oh la cumbre del Kangchenjunga en 2009. La segunda mujer en esa exclusiva lista fue la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, que los completó en 2011 con el K2 (aunque lo hizo sin oxígeno). En esa carrera estuvo también la italiana Nives Meroi, pero una enfermedad de su marido, junto al que subió todas las cimas, hizo que no superara el reto hasta 2017.