Atletismo

Ruth Beitia recibe su medalla olímpica de bronce robada en “el día de la verdad”

En un acto en el COE le entregaron el metal de Londres 2012 que una rusa dopada le impidió recibir hace diez años

El presidente del COE, Alejandro Blanco, colgándole a Ruth Beitia su medalla en salto de altura en los Juegos Olímpicos de Londres 2012
El presidente del COE, Alejandro Blanco, colgándole a Ruth Beitia su medalla en salto de altura en los Juegos Olímpicos de Londres 2012NACHO CASARES/COENACHO CASARES/COE

«Hoy es el día de la verdad», dice Ruth Beitia. En su cuello colgaba una medalla de bronce en salto de altura, de los Juegos Olímpicos de 2012, que llevaba mucho esperando. «De Londres salimos con la sensación de que algún día esta medalla llegaría, y así ha sido, diez años después. Teníamos esa sensación agridulce de decir: ‘’Es que somos cuartos en unos Juegos y no salimos contentos’'. La historia me tenía preparada una vida así», explicó. La sospecha que había sobre los y las deportistas rusos tomó forma años después y Svetlana Shkolina, que había terminado tercera, fue descubierta años después: se había dopado. Los trámites, las protestas, llevaron a que el proceso se retrasara pero por fin se ha hecho justicia. «Esto no es un reconocimiento, es algo que se ganó en su momento, aunque no pude subir al podio. Muchas veces me preguntan que qué es lo más importante que he ganado, y yo digo que no es tan importante lo que he ganado sino cómo: gracias al trabajo y a la honestidad», aseguró la cántabra.

El momento del podio se lo volvió a ganar años después, esta vez sin tramposas. Tras Londres 2012 decidió retirarse, pero la convencieron para que volviera unos meses después y desde ese momento protagonizó los mejores años de su carrera, culminada con el oro en los Juegos de Río 2016. Se subió a lo más alto del cajón y escuchó el himno. Quién sabe lo que hubiera pasado si le hubieran dado el metal que ganó de forma legal en su momento, a lo mejor sus personas más cercanas, con su entrenador de toda la vida, Ramón Torralbo, al frente, no hubieran logrado que regresara. Pero como muchas veces dice el ex seleccionador de fútbol Vicente del Bosque: lo que sucede, conviene. “No tengo absolutamente ni idea de qué hubiera pasado. Sé cómo se ha escrito la historia, sé que dejé el atletismo, que volví y que en Río tuvimos el premio a toda una trayectoria deportiva, que nunca pensamos que fuese un oro”, dijo la atleta.

«Eras una elegida. No eres sólo una gran deportista, que también, eres una leyenda», dijo, en el acto de entrega del bronce, Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español. Y Ruth sonreía. En unos meses, donará el metal al Museo del Deporte de Santander. “Quiero que quede escrito, para el recuerdo que las personas como yo, que tuvieron un sueño, lo cumplieron. Hay que trabajar los sueños porque a veces se pueden hacer realidad”, finalizó Beitia.