Eurobasket

60-90. España deslumbra

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La selección española barrió a la de Serbia tras dar una lección de entrega defensiva, calidad en ataque y un espíritu de grupo que ya la hizo campeona en las dos ediciones anteriores

España honró su pasado más reciente con otro partido memorable cuando ya no había vuelta atrás. Al olor de los metales, la Selección se calienta, entra en combustión y se transforma. Una vez más y van... La reacción de anteriores campeonatos en los momentos críticos se ha repetido en Eslovenia ante Serbia. España ha ganado los dos últimos Europeos con una autoridad incuestionable en los partidos definitivos, cuando no hay segundas oportunidades. La historia ha vuelto a repetirse de forma tozuda. Da la sensación de que los jugadores necesitan asomarse al abismo, sentir una pistola en la sien para sacar lo mejor de sí, soltarse y asumir lo que son, el mejor equipo de Europa pese a las ausencias.

España llegó a cuartos tocada anímicamente. Si hubiese sido por más de uno, hubieran jugado el martes. En palabras de alguien muy cercano al grupo: «Estaban con unas ganas locas de volver a jugar». El cabreo del equipo no se debía a las críticas externas, sino a la forma en la que había llegado la derrota ante Italia. Para los malpensados: nadie se planteó jamás perder ante los transalpinos. El equipo está impermeabilizado a lo que viene de fuera. Incluso el cuerpo técnico, que también ha recibido lo suyo. Es una de las grandes virtudes de un grupo en el que sus piezas clave lo han ganado todo y que ahora tienen más ganas de seguir ganando. Si además el seleccionador pide disculpas porque se ha equivocado, los jugadores se sienten más apoyados, el grupo se hace todavía más fuerte, las posibles grietas desaparecen y suceden cosas como las que pasaron ante Serbia.

España se cargó de razones para alcanzar las semifinales muy pronto y lo hizo en los dos lados de la cancha. El nivel fue similar delante y atrás por primera vez en el torneo. Y cuando eso sucede, el equipo, que va sobrado de actitud, crece y crece hasta convertirse en una tortura para el rival.

A Rudy se le puso ayer una cara de capitán que no se le había visto en todo el campeonato. El escolta es uno de los que están obligados a asumir mucho protagonismo para que el equipo sea capaz de alcanzar su límite. En el primer cuarto anotó 13 puntos con un par de acciones de esas que resultan indefendibles. De las que el entrenador se lleva las manos a la cabeza, pero cuando ve la resolución de la jugada piensa: «Si es que sólo lo puede hacer él». Con Rudy brillando en ataque, el equipo lo hizo más todavía en defensa. A los serbios se les cerraron todas las vías que llevaban al aro. Marc se encargó de maniatar a Nenad Krstic. El pívot, que en Europa no tiene quien le moleste demasiado, se topó con una muralla. Ni siquiera la segunda falta de Marc a los ocho minutos rebajó su defensa. Hubo ayudas de tres jugadores, balones robados porque las líneas de pase estaban selladas, tiros forzadísimos... España encajó una canasta en juego y tres tiros libres en el primer cuarto. Y luego apareció Sergio Rodríguez.

Ricky es una pesadilla para los rivales atrás, pero con Sergio el equipo juega a otra cosa. En el segundo cuarto, cada vez que España miraba el aro y el balón había pasado antes por Sergio sucedía algo bueno. El base es capaz de generarse sus propias canastas y eso allana el camino para sus propios compañeros. En apenas diez minutos, el «Chacho» había anotado 14 puntos y había repartido 4 asistencias. De los 27 puntos que España sumó en el segundo cuarto, Sergio Rodríguez tuvo responsabilidad directa en al menos 22. Dio igual que Ivkovic probará con todos los defensores posibles. Cambios de ritmo, enseñaba el balón por un lado y se iba por el otro, triples, tiros de media distancia, penetraciones... Hizo lo que le dio la gana y España despegó. Con esa sensación de superioridad insultante, las diferencias se dispararon más allá de los 20 puntos, de los 30, ¡¡¡40!!! (69-29, min 27)... «¡Cómo he disfrutado del partidazo!», tuiteaba Pau Gasol al abandonar el palco del pabellón en Liubliana. No era el único. Así, sí. Las dudas justificadas que el grupo generó durante los ocho partidos anteriores quedaron despejadas con una actuación de esas que la Selección regala con frecuencia. Por eso lo de antes resulta más inexplicable todavía.

Ficha técnica

RESULTADO: SERBIA, 60 - ESPAÑA, 90 (23-48 al descanso).

EQUIPOS.

SERBIA: Nedovic (6), Kalinic (2), Bogdanovic (2), Bjelica (2) y Nenad Krstic (4) --quinteto inicial--; Markovic (-), Micic (8), Nemanja Krstic (3), Gagic (7), Andjusic (11), Katic (11) y Stimac (4).

ESPAÑA: Rubio (5), Calderón (3), Fernández (19), Claver (9) y Marc Gasol (7) --quinteto inicial--; Rodríguez (22), Llull (5), San Emeterio (6), Aguilar (8), Mumbrú (2), Gabriel (4) y Rey (-).

PARCIALES: 5-21, 18-27, 16-25, 21-17.

PABELLON: Stozice Arena de Ljubljana.