Real Madrid Baloncesto
78-83. Doncic-Tavares, pareja letal
El base lideró a los de Laso cuando peor lo pasaban en el tercer cuarto. Los cinco tapones del pívot sembraron el pánico en el ataque del Baskonia. El Madrid, a un triunfo del título
El base lideró a los de Laso cuando peor lo pasaban en el tercer cuarto. Los cinco tapones del pívot sembraron el pánico en el ataque del Baskonia. El Madrid, a un triunfo del título.
Cuando el Buesa Arena se había convertido en un infierno para el Real Madrid, cuando el Baskonia se había disparado después de cuatro triples seguidos, tres de Beaubois y uno de Shengelia, cuando en Vitoria parecían haberse adelantado las fiestas de la Virgen Blanca, entonces levantó la voz Luka Doncic. Su tercer cuarto rescató al Madrid en un momento crítico y llevó a los blancos a ganar un partido disputadísimo y situarse a una victoria del título.
Restan cuatro días para la celebración del «draft» en Nueva York. La ceremonia en el Madison es en la madrugada del viernes (01:00, Movistar +) y, si Doncic quiere estar allí, la final debe resolverse en cuatro partidos. No es el único que desea acabar ya. «Yo lo tengo muy claro: quiero ganar el martes», aclaró Laso. Nada de pensar en volver a Madrid para aprovechar el factor cancha. Luka puso la base de la segunda victoria blanca haciendo mucho de todo. El otro pilar en el triunfo de los blancos fue Tavares. El pívot sembró el pánico en el ataque del Baskonia. Sus cinco tapones (10 ya en la final) y las toneladas de intimidación que no aparecen en las estadísticas dejaron a los locales una única vía para pelear: el triple. «Nos ha faltado un poco de acierto», dijo Pedro Martínez. Gran parte de culpa fue de «Edy» Tavares.
A Doncic le pueden restar uno o dos partidos con la camiseta del Madrid. Es una pérdida mayúscula no ya para el Madrid, para la Liga Endesa, para la Euroliga, para el baloncesto europeo... Por eso hay que contextualizar su temporada y su papel en el tercer partido de la final. El curso para Luka empezó allá por el mes de julio con la concentración de Eslovenia. Lleva once meses de baloncesto en sus piernas, dos títulos –Eurobasket y Euroliga– en los que fue vital y su tercer cuarto de ayer ratificó por enésima vez que es un jugador único. Con el Baskonia desatado fue capaz de meter el partido en el congelador con 11 puntos producto de dos triples y cinco tiros libres sin fallo. Defendió, estuvo más centrado que en gran parte de los partidos del año y sus números no esconden su brutal peso en el partido: 20 puntos, 9 rebotes, 3 asistencias y 7 faltas recibidas en 24:09. Y cuando los jugadores del Baskonia intentaron descentrarle ni se inmutó.
El Madrid sufrió muchísimo. «Ha sido durísimo, como era de esperar», confesaba Llull. Recibió numerosos guantazos, desde el 8-0 inicial, pero tuvo una capacidad de resistencia que le llevó hasta la victoria. El equipo se sobrepuso al peor día de Llull desde su reaparición (0/10 en el tiro), a la intensidad con que apareció el Baskonia y a las rachas de tiro de los vitorianos, que se tradujeron en sendos parciales que podían haber sido determinantes. Hubo un 9-2 en el arranque del tercer cuarto y un 12-0 entre el final del tercero y el comienzo del último. Lo que hubiera tumbado a más de uno llevó al Real Madrid a reforzar sus convicciones. Laso encontró el quinteto compensado superado el ecuador del partido. Con Doncic, Carroll, Rudy, Thompkins y Tavares el Baskonia no estuvo nunca cómodo. Los dos protagonistas tuvieron tres escuderos que también fueron determinantes para situar al Madrid a las puertas de la cuarta Liga ACB de la «era Laso».
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