Baloncesto
Ricky Rubio: «Lo más importante es pasar tiempo con la familia»
Ricky Rubio / Base de los Wolves. En su sexta temporada en la NBA, Ricky está jugando como nunca. Fuera de las canchas impulsa la lucha contra el cáncer como homenaje a su madre
En su sexta temporada en la NBA, Ricky está jugando como nunca. Fuera de las canchas impulsa la lucha contra el cáncer como homenaje a su madre
La temporada más difícil de Ricky también está siendo la mejor. Su juego y sus números en los últimos meses le han convertido en uno de los grandes bases de la NBA. Es su particular homenaje al drama familiar que ha vivido en los últimos meses con la muerte de su madre y de su abuela.
–¿Siente que en las últimas fechas ha jugado mejor que nunca?
–Han sido dos o tres meses en los que me he sentido muy cómodo. Ya son seis años en el mismo equipo, en la liga, y se pasa por muchas etapas, con mucha gente, conozco muchas cosas y sé bastante bien cómo funciona todo esto. Después de pasar momentos duros y complicados se agradece que las cosas salgan bien, aunque ahora estemos otra vez en una mala racha.
–Después del bronce en Río llegó con problemas físicos a un equipo con nuevo entrenador y muy joven. No debió ser sencillo...
–Cuando hay cambios, a veces cuesta adaptarse. Tardé tiempo porque, además, estuvo la lesión del codo y el primer mes no fue fácil. Luego empecé a entender un poco más su filosofía y la cosa fue mejorando. Cada entrenador tiene sus cosas buenas y malas y lo que hay que saber es adaptarte a lo que te piden. Thibodeau sabe muchísimo de baloncesto.
–Su equipo está en una permanente montaña rusa...
–Sí, tenemos que buscar una regularidad que no hemos tenido hasta ahora. Es verdad que empezamos muy mal y luego, a principios de año, entramos en una buena dinámica, tuvimos una buena racha, pero la última semana ha sido bastante mala tanto en resultados como en estilo de juego. Nos hemos preocupado más por nosotros mismos que por el equipo y así no puede ser. Tenemos que recuperar la identidad de los últimos meses.
–Sus mejores actuaciones coinciden con la baja de Lavine...
–Creo que no tiene que ver. Cuando alguien se lesiona todo el mundo tiene que dar un paso adelante porque Zach nos estaba ayudando, sobre todo en el tema de la anotación.
–¿Vio cerca en febrero la posibilidad de una mudanza?
–Sé que hubo llamadas y conversaciones, pero no hay que hacer mucho caso a eso. Cuesta abstraerse de todo lo que se dice, pero estoy adaptado y sé cómo funciona el negocio. Hay muchos sentimientos que se acumulan en esos momentos, pero la liga no para y hay partidos casi cada noche, no te da tiempo a pensar en otras cosas. Lo hablas con algún compañero con el que tienes más relación y la familia y los amigos también ayudan. Si estás pensando mucho en qué puede pasar termina siendo un obstáculo.
–¿Qué les falta a los Wolves para alcanzar los «playoffs»? (No los disputan desde 2004).
–Creo que nos falta algún veterano que tenga algo más de poder. Es verdad que tenemos mucho talento y que somos jóvenes, pero si miras equipos como Golden State se ve que han crecido con jugadores jóvenes, pero han podido rodearlos de veteranos que tenían mucho carácter.
–Tiene un compañero, Karl Anthony-Towns, que va para superestrella...
–Es un jugador que tiene recursos ilimitados y eso lo aprovechamos mucho.
–¿Ve opciones de llegar a sus primeros «playoffs»?
–Las posibilidades son pocas, pero quedan partidos. Tenemos que hacer las cosas muy bien para entrar, hacerlas como en los últimos meses.
–¿No se harta uno de irse tantas veces tan pronto –antes de final de abril acaba la primera fase– de vacaciones?
–Sí, duele ver los «playoffs» por la tele y no poder jugarlos. Echo de menos ganar más porque llevo seis años aquí y no los he jugado aún, así que... Bueno, son etapas que hay que superar.
–¿Ha llegado en algún momento a estar saturado de baloncesto?
–Ha habido momentos muy duros en que las cosas no salen y se te cae todo encima. Pero el baloncesto es algo que me encanta, que me gusta muchísimo y que disfruto mucho jugando.
–En esos momentos duros dentro y fuera de la cancha (en mayo del año pasado falleció su madre por un cáncer y en enero de este año murió su abuela) imagino que el apoyo de la familia habrá sido fundamental...
–(Silencio) Bueno, sí... Vinieron a principio de año porque es una tradición que llevamos haciendo desde que llegué y lo queríamos seguir haciendo. Lo más importante que hay es pasar tiempo con la familia. Se agradece mucho el apoyo de tu familia sobre todo en los momentos duros.
–¿Avanzan en los planes de crear una fundación contra el cáncer?
–La semana que viene habrá una sorpresita que llevamos tiempo preparando con la Fundación Contra el Cáncer de Pulmón de aquí, de Minnesota (A breath of Hope). Es una colaboración y vamos a lanzar un proyecto muy interesante a nivel mundial. Estamos mirando fechas para que pueda estar yo y anunciarlo.
–Además de la fundación, este verano amplía su campus ...
–Sí, llevamos ocho años haciéndolo en Barcelona y este año estrenaremos sede en Madrid. Vamos a crecer y es algo que me ilusiona mucho. Me encanta ver la emoción de los niños, recordar cómo empecé a jugar y eso siempre viene muy bien. Ésa es la mejor etapa porque juegas y no existe nada más que el baloncesto, no tienes responsabilidades.
–¿Cómo se planifican tantos meses de parón?
–Al terminar la temporada se valora todo, sobre todo cómo estás físicamente para afrontar la recuperación porque son muchos partidos, muchos minutos... Hay que ver cómo se puede volver a ganar físico porque durante la temporada es muy difícil. Hay tres semanas de vacaciones, luego empieza la recuperación, el trabajo, la Selección...
–Volver a jugar con España debe ser una especie de terapia después de un año complicado...
–Sí, hay ilusión, aunque hay que ver cómo llego a final de temporada para tomar una decisión.
–Scariolo ya ha dicho que es su base titular...
–Siempre he tenido la confianza de Sergio y la verdad es que estoy encantado.
– ¿Es más fácil jugar con España que con los Wolves?
–Cuando juegas con gente que entiende muy bien el baloncesto todo es más fácil y eso es parte del secreto del éxito de la Selección. Hay mucha química.
–¿Es esta la temporada en la que hay mayor nivel en la Liga?
–Creo que el juego está cambiando. Se va a posesiones más cortas y eso da paso a que los números sean más abultados. Por eso hay tantos triples-dobles, la anotación es más alta, se anotan tantos triples... es la evolución del baloncesto. Jugadores con gran talento siempre ha habido, pero ahora los números están por las nubes.
–¿Favorito para el anillo?
–Cuando se decida el factor cancha, que es algo para mí muy importante, veremos... Habrá que ver cómo llega Kevin Durant con Golden State a final de temporada, porque es una pieza muy importante para ellos, y luego está Cleveland, que es el gran favorito porque tiene a LeBron, el jugador más determinante de la historia después de Michael Jordan.
–¿Y un candidato a MVP?
–Creo que James Harden (escolta de los Houston Rockets) está haciendo una temporada para conseguirlo. Su equipo está tercero en el Oeste, está haciendo unos números increíbles y consiguiendo muchas victorias.
–¿Sigue la temporada de su ex equipo, el Barça?
–Están en reconstrucción. Hubo muchos cambios y cuando eso pasa se necesita tiempo. Y el Barça necesita resultados ya.
Una fundación y una pulsera
Tona, la madre de Ricky, falleció a finales de mayo del año pasado tras luchar contra el cáncer de pulmón. Ricky lleva desde hace tiempo una pulsera que le regaló el vicepresidente de los Timberwolves, Arnie Kander, para estar «conectado» con ella. El fallecimiento de Tona, el de su abuela el pasado enero y el de Flip Saunders, que fuera su primer entrenador en Minnesota, en octubre de 2015, han marcado al base en el último año y medio. Por eso ahora está tan volcado en una fundación contra el cáncer que sirva como homenaje a su madre y que podría presentarse la próxima semana. «Llevamos trabajando todo el año para lanzar un proyecto y ayudar a todas las personas que podamos y que estén pasando por una situación tan difícil», comenta el propio Ricky.
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